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Savater se acerca al tema esencial de su obra a través de los desafíos de la libertad

'El valor de elegir' propone distintos caminos para entender un concepto trivializado

José Andrés Rojo

El gran equívoco sobre la libertad es que se la confunde con la omnipotencia. Sin embargo, elegimos siempre en el marco de una realidad que circunscribe nuestras opciones. "Somos libres con limitaciones", dijo Fernando Savater (San Sebastián, 1947) ayer durante la presentación de su último libro, El valor de elegir (Ariel). Un ensayo en el que, tal como escribe, Savater aborda "el núcleo esencial de cuanto he escrito". De lo que se trataba, comentó, era de pensar "¿qué es y para qué sirve?" la libertad, un término que de tanto usarse ha perdido su sentido.

"Sin voluntad no eliges, y puedes quedarte en el gesto de protestar y patalear"

El valor de elegir forma parte de ese tipo de libros en los que Savater aborda cuestiones complejas y que, sin embargo, están tan íntimamente vinculadas a la experiencia cotidiana que parecen tenerse ya por sabidas. Así que se mete en el fregado, y va colocando una piedra detrás de otra con la voluntad de clarificar las cuestiones que tienden a enmarañar el problema. El resultado final es indiscutible: el lector comprende el significado y los retos que plantea la libertad.

Cada vez más, en el caso de Savater, el personaje público se impone al hombre, al escritor y al filósofo. Era inevitable que, durante la presentación de ayer, no se olvidara que quien ha escrito ahora sobre la libertad no tenga más remedio que convivir con un escolta que vela por su seguridad. "No es que se elija ser libre o no serlo. No decidimos si tenemos que respirar o no, simplemente respiramos. Del mismo modo, es la propia condición humana la que te enfrenta a la libertad", comentó. "Y cada cual debe hacerlo en el marco de la realidad que le ha tocado vivir".

La acción, la incertidumbre y la fatalidad, el azar, la voluntad, la capacidad racional y la sombra de lo irracional, el arte de vivir, lo bueno y lo malo: Savater se ocupa en la primera parte del libro de ir "cercando" poco a poco el concepto de libertad de una manera fundamentalmente abstracta, y propone en la segunda parte "un breve repertorio de opciones libres argumentadas" para comprometer esas abstracciones "con la peripecia actual que vivimos y en la que somos". Es ahí donde baja al ruido del presente y se decanta por elegir la verdad, el placer, la política, la educación cívica, la humanidad y lo contingente. Una vez más, el filósofo Savater no se anda por las ramas.

En el gesto de elegir, afirmó Savater, participan el conocimiento, la imaginación y la voluntad. "El conocimiento nos permite, dentro de sus limitaciones, descartar las opciones irreales a las que nos enfrentamos. Gracias a la imaginación podemos ir más allá y romper con la cadena de rutinas en la que habitamos. Sin voluntad, en fin, no eliges, y puedes quedarte encapsulado en el gesto de patalear y protestar porque el mundo no te gusta".

De lo más general a lo más concreto, Savater respondió a cuantas preguntas se le hicieron. "No han sido mis opciones políticas las que más me ha costado tomar", dijo, "las decisiones más complejas son siempre de índole privada". "La libertad no es un tren que sale y ya no hay quien lo pare: hay que irle constantemente echando leña para que funcione". "Frente a la zozobra y la angustia del que elige, son muchos los que prefieren cobijarse en un montón de certezas que los alivian de la incertidumbre". "La libertad no es algo de lo que se parte, es algo que se conquista". "Soy bastante impermeable a las críticas que recibo, sólo me afectan las opiniones de un número reducido de personas".

"Si se mira al pasado, no se tarda mucho en comprender que estamos sometidos a una fatalidad, la de saber que vamos a morir, y que ese destino, hagamos lo que hagamos, no podemos evitarlo", dijo Savater. "Para algunos, la muerte es una más de una cadena de fatalidades, y los márgenes de maniobra son escasos. Otros, en cambio, consideran que la muerte es lo único inevitable y que hay un montón de caminos abiertos. La libertad, en buena medida, es ir levantando barreras entre nosotros y esa fatalidad".

¿Es posible hablar de progreso moral, han conseguido los hombres ser con el tiempo mejores? "No tengo ninguna duda de que la existencia de la Seguridad Social es un enorme progreso. Se han conquistado con el tiempo nuevos derechos, hay igualdad de voto, las opiniones públicas reaccionan contra los excesos de los políticos. Sí, creo que ha habido un progreso en la civilización. Las instituciones son mejores. Las personas, quizá no, pero digamos que, gracias a esas instituciones, nos comportamos mejor".

Fernando Savater.
Fernando Savater.GORKA LEJARCEGI

El arte de vivir

El filósofo Manuel Cruz fue el encargado de presentar ayer el nuevo libro de Savater. Comenzó por elogiar su título, El valor de elegir.

Con sólo unas cuantas palabras, dijo, "

consigue siempre situar al lector en el corazón del asunto que va a tratar, incluso resumirle, en inverosímil síntesis, la sustancia de todo lo que va a plantear a continuación".

En este caso, continúo Manuel Cruz, el título "alude tanto a lo valioso que tiene el hecho de tomar decisiones como al coraje que se requiere para hacerlo".

Comentó después que Savater ha desarrollado en la primera parte del libro "lo que él mismo propone denominar una

antropología de la libertad". "Es una auténtica joyita", dijo, para subrayar a continuación la capacidad de Savater para llegar a públicos muy diversos, como en su día hiciera Ortega. "En las primeras páginas está todo, se presenta una reconstrucción impecable de la problemática de la acción humana, aparecen todos los autores y problemas relevantes... y al mismo tiempo, en gran parte merced a la claridad expositiva, la soltura estilística y el gracejo que caracterizan a Fernando Savater, se leen de un tirón".

Sobre la segunda parte, Manuel Cruz comentó que ahí está "el abanico de sus elecciones, sus particulares opciones, las apuestas (razonables) que configuran el armazón de su plan de vida".

Habló también del breve ensayo que publicó Isaiah Berlin hace ya muchos años y en los que dividía a ditintos autores como zorras o como erizos, a partir de una simple frase del poeta griego Arquíloco: "La zorra sabe muchas cosas; el erizo sólo sabe una, pero la sabe muy bien".

" Teniendo en cuenta el espectacular despliegue de conocimientos que a lo largo de toda su obra ha hecho", explicó Cruz, "yo siempre había tendido a incluirlo en el primero. Pero, tras finalizar la lectura de El valor de elegir, he cambiado de opinión (aunque con matices). Ahora pienso que, en realidad, Savater sabe una sola cosa, pero especialmente importante, porque es la única cosa que abarca a todas las demás: sabe vivir o, quizá mejor dicho, sabe cómo enfrentarse a la vida".

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Sobre la firma

José Andrés Rojo
Redactor jefe de Opinión. En 1992 empezó en Babelia, estuvo después al frente de Libros, luego pasó a Cultura. Ha publicado ‘Hotel Madrid’ (FCE, 1988), ‘Vicente Rojo. Retrato de un general republicano’ (Tusquets, 2006; Premio Comillas) y la novela ‘Camino a Trinidad’ (Pre-Textos, 2017). Llevó el blog ‘El rincón del distraído’ entre 2007 y 2014.

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