Otro cosechón

Las excepcionales temperaturas de julio y agosto, y la psicosis y casi miedo que generó en España, con récords históricos en muchas regiones, no ha provocado la catástrofe que se temía en la agricultura. Las lluvias de los últimos días de agosto y primeros de septiembre han amortiguado buena parte del alarmismo. Y al menos en el sector del vino las previsiones son muy alentadoras. Tanto en calidad como en cantidad, la añada de 2003 tiene casi asegurado el marchamo de excelente.

En líneas generales, las mejores añadas de calificación excelente coinciden con campañas de producciones bajas. Este año, según las valoraciones iniciales de los expertos en el sector, a una gran campaña en volumen se suma además una gran calidad de la uva, lo que hace presagiar en los próximos meses unas altas calificaciones para el vino.

Las previsiones de 40 millones de hectolitros suponen una gran cosecha de vino que supera la media de unos 37 millones

Agua y calor, a su debido tiempo, constituyen dos factores fundamentales para la obtención de una uva o materia prima básica para lograr unos caldos de calidad. (Ya lo dice el refrán: agua en agosto, miel y mosto).

Consecuencia de las importantes lluvias caídas durante el invierno y la primavera, junto con la ausencia de heladas, las previsiones de vino para esta campaña apuntaban a una producción de unos 45 millones de hectolitros. Posteriormente, las sequía y la ola de calor de los meses de verano rebajó esas previsiones a unos 40 millones de hectolitros, una cifra por encima de la media de unos 37 millones de hectolitros, y adelantó la maduración de la uva y la vendimia.

"Este año se puede decir que ha sido un año excepcional para la uva. La planta, sobre todo en las cepas de más edad, ha contado con reservas de agua suficiente para su desarrollo. Aunque se ha producido un verano más seco de lo normal, algunas lluvias de agosto y las noches frescas han dado lugar a una uva de gran calidad, señala José Manuel Pérez Ovejas, enólogo de la bodega Hermanos Pérez Pacuas, en Ribera de Duero. "Es pronto para hablar de cosecha excelente en cuanto hay que esperar a ver cómo evoluciona el vino. Pero tenemos casi todas las cartas en la mano para obtener una gran cosecha. A partir de una buena uva es más fácil hacer un gran vino".

Una impresión similar es la que señalan fuentes del Consejo Regulador de Rioja, donde, frente a los 70 millones de kilos de uva del Duero, se espera una cosecha de 400 millones de kilos. Dada la mayor extensión de la superficie regulada, la climatología ha sido más irregular, aunque para el grueso de la cosecha se espera igualmente una uva de gran calidad para elaborar unos grandes caldos.

La no existencia de lluvias prácticamente desde el pasado mes de junio es un dato que todos los expertos valoran de forma positiva en relación con la condición sanitaria de la uva. Para Manuel Sánchez, ingeniero agrónomo, responsable de la sección de vino en la organización agraria COAG, que lleva directamente su explotación de viñedo en Toledo, la falta de agua constituye un factor positivo para la existencia de una uva sana y de calidad. "Ello se ha traducido, señala, en la ausencia de podredumbre, no han existido plagas ni hongos y no han sido necesarios tratamientos fitosanitarios. Pero -puntualiza- el calor excesivo también ha tenido un impacto negativo en algunos casos, al provocar una maduración acelerada de las uvas allí donde no ha existido la posibilidad de riegos controlados para rebajar el calor, lo que puede suponer una mayor acidez en la materia prima".

Para Gabriel Iravedra, presidente de la Asociación Española para el Desarrollo Vinícola y un histórico responsable del vino en el INDO, "la obtención de una uva de calidad para lograr un buen vino requiere un equilibrio de condiciones climatológicas en el campo como son iluminación, temperatura y humedad. El calor es importante para obtener una uva de calidad, pero no son buenas unas altas temperaturas si no van acompañadas de cierta humedad ambiental".

Según coinciden en señalar expertos en el sector, los calores han acelerado la maduración de las uvas y es muy importante que la vendimia se haga en el momento justo. Se trata de una campaña muy desigual según zonas, pero en la mayor parte de las regiones vitivinícolas más importantes la uva está sana, es rica en azúcar y tiene una elevada graduación. En los próximos meses, tras un laborioso proceso de miles de catas, cada consejo regulador establecerá las calificaciones de los caldos.

Desde la cadena de tiendas especializadas en el vino, Lavinia, Rafael Pena considera que, aunque hay muchas cartas para pensar que estamos ante una gran cosecha de vino, todavía es pronto para hacer una valoración de la misma hasta ver la evolución de los caldos.

Con una buena materia prima, nadie pone en duda la capacidad del sector, desde las cooperativas a las grandes industrias, por conocimiento, medios y tecnología tras las grandes inversiones hechas en la última década, para lograr un gran producto final.