Queridos cómicos
Arrancó Zabaltegi / Zona Abierta, la sección que el festival dedica al cine más innovador, con algunas propuestas ciertamente espléndidas. No tanto la que inauguró este peculiar territorio del cine joven, El divorcio, aproximación pretendidamente sofisticada, y en el fondo bastante aburrida, de James Ivory al universo de la comedia. Pero sí por Lejano, el extraordinario filme del turco Nuri Bilge Ceylan, que ganara el Gran Premio del Jurado en Cannes.
Y también por Los abajo firmantes, un encendido, vibrante, necesario y hasta pelín irónico homenaje que un inspirado Joaquín Oristrell ha rendido a los movilizados actores hispanos de hoy mismo.
Nacida entre los gritos de parto de las manifestaciones contra la guerra de Irak, con la urgencia de quien quiere aprehender unos instantes irrepetibles -está rodada en vídeo digital, los actores aparecen como cofirmantes de un guión al que las prisas no le impiden ostentar unos diálogos de ejemplar eficacia-, es una divertida peripecia a lo El viaje a ninguna parte, en la que se narran las vivencias de una compañía teatral en gira por la España más cerril y conservadora.
Construida a partir de tres actores, Juan Diego Botto, Elvira Mínguez y María Botto, y un director de escena al que da vida Javier Cámara, la película se adentra en las contradicciones de estos cuatro personajes que, con sus miserias -abundantes-, pero también con su nobleza, son capaces de lo impensable: de estar donde deben cuando más se les necesita. Como el Ingmar Bergman de Después del ensayo, Oristrell sabe que en el cine, en el teatro, y tal vez también en la vida, sin actores se pueden hacer pocas cosas, y que éstos son, como recuerda un pletórico Javier Cámara en una de las mejores escenas del filme, "la memoria de la gente": con ellos se sufre, como ellos se pretende amar, y en ocasiones hasta hacen de guías de una sociedad adormecida..., aunque sea por una mezcla de egolatría, sentido de la responsabilidad e inconsciencia.
Y no menos interesante ha resultado Reconstruction, del danés Christoffer Boe, ganadora de la Cámara de Oroen Cannes. Con una estética rompedora, una voz en off omnipresente, que corresponde tanto a quien cuenta como a uno de los personajes de la ficción, Boe narra la historia de siempre: chico conoce chica, la pierde, la recupera..., pero nada es, en realidad, como aparenta, en una brillante, sorprendente pirueta que deja al espectador literalmente en el aire, y que provocó una de las primeras grandes ovaciones que se han escuchado en el festival.
Babelia
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