La Habana enseña las fotos más secretas de Korda, el mítico retratista del Che
El fotógrafo de la revolución fue también mujeriego empedernido y experto submarinista
Gracias a la vida es el título de esta singular exposición -auspiciada por la hija mayor del artista, Diana Díaz, y la institución cultural cubana Casa de las Américas, al conmemorarse el 75º aniversario de su nacimiento- que se podrá visitar hasta finales de octubre y que el año próximo viajará a Italia -otros países de Europa y América Latina ya se han interesado por la exposición-. "Se trata de recordarlo con alegría, como era él. Al ver las fotos, la gente se sonríe y dice: 'Este Korda fue tremendo", cuenta Diana.
La exposición incluye más de 300 fotografías, la mitad de ellas del propio Korda y el resto imágenes en las que él es protagonista, tomadas por cuarenta y tres colegas suyos a lo largo de su vida. La muestra está llena de guiños y sorpresas y recorre las diferentes facetas de su trabajo, sin orden cronológico.
Nada más entrar, el espectador se encuentra con un gran cartel del legendario sonero Beny Moré subido en un automóvil MG descapotable, con tumbadoras en los asientos y el hotel Nacional al fondo, que fue la portada de uno de los discos que la RCA Victor grabó al artista. Pare..., que llegó el Bárbaro es el título de aquel vinilo glorioso de los años cincuenta. También hay publicidades prerrevolucionarias que hizo para la ronera Bacardí e imágenes de su estudio en El Vedado, donde fotografió para Elle y otras revistas a las mejores modelos cubanas, empezando por su primera esposa, Karla, y su segunda mujer, la también modelo Norka.
Mujeres bellísimas en ropa interior, mujeres bellísimas desnudas... Mujeres y mujeres que pasaron por su estudio o por sus brazos, pues Korda fue uno de los hombres con más éxito en aquellos años locos de La Habana cabaretera y exquisita, y también después. "Hoy los maridos y padres celosos de mujeres hermosas de La Habana pueden dormir tranquilos. Alberto Korda murió", escribe, al final de la exposición y a título de despedida, el fotógrafo cubano José Alberto Figueroa, su amigo.
Korda aparece bailando tangos, fumando puros, fotografiando corales en las profundidades del mar o dormido en los más insólitos parajes. Durante años, Alberto Díaz hizo fotografía submarina y en ocasiones acompañado de personalidades ilustres: ahí está el retrato de un joven Castro buceando y también el del Che pescando peces aguja.
No falta su obra más conocida como fotógrafo de la revolución. Junto a imágenes archifamosas, como la de un guajiro subido a una farola sobre una multitud que abarrota la plaza de la Revolución, en 1959, hay otras repletas de frescura y poco conocidas hasta ahora, como la de Fidel Castro esquiando.
También están los reportajes escritos y fotográficos que realizó para el periódico Revolución cuando Castro regresó a la Sierra Maestra tras el triunfo guerrillero. Por supuesto, la mítica foto del Che ocupa un lugar destacado en la exposición, al lado de otras menos vistas de Guevara.
Hay retratos de personajes ilustres más que curiosos. Destacan uno del líder soviético Nikita Jruschov rodeado de su familia, o los del cosmonauta Yuri Gagarin y los escritores Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez. Al final de la muestra está el libro de fotografías que realizó con motivo de la visita del papa Juan Pablo II a Cuba, en 1998, y junto a éste -¿casualidad?- una imagen del valenciano García Poveda en la que Korda, ya setentón, aparece bailando con una joven.
Babelia
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