Lula y Uribe debaten un posible diálogo con los guerrilleros de las FARC en la selva de Brasil

Las FARC intentan recuperar aire político. Ésa es la idea generalizada en Colombia ante la posibilidad de que el grupo guerrillero se reúna, en Brasil, con el delegado de la ONU James Lemoyne. Ayer, tras el encuentro en Cartagena del presidente Álvaro Uribe con su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se esperaba la confirmación de los detalles de esta reunión. Sin embargo, según un comunicado del Gobierno colombiano, la ONU informó ayer a Uribe de que no se había producido ningún avance concreto "para entablar conversaciones" con las FARC.

Ambos presidentes se entrevistaron en la cumbre de la Oganización Mundial del Café,que se celebra en Cartagena. Aunque el tema no estaba en la agenda, como anunció de antemano la embajadora brasileña, era indudable que ocuparía unos minutos en la charla de los dos mandatarios, dedicada básicamente a temas económicos.

El Gobierno de Brasil se había mostrado favorable a acoger en su territorio un encuentro entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la ONU, según afirmó el ministro de Exteriores, Celso Amorim,hace dos semanas. Según Amorim, Brasil estaba dispuesto a ayudar a Colombia a buscar una solución pacífica del conflicto, y abogaba por que la ONU fuera la mediadora.

Por ahora, se habla de Manaos, en plena selva amazónica, como la posible sede del encuentro entre la guerrilla y el delegado de Naciones Unidas, y se maneja mediados de octubre como posible fecha. Las dos partes discuten agenda y participantes. Mientras la ONU desea una reunión de bajo perfil y con agenda amplia, las FARC pretenden una reunión abierta con presencia de prensa, delegados internacionales y un solo tema en la agenda: dar al organismo internacional un informe de su visión del conflicto colombiano. Ayer, Uribe reiteró la posición de su país en el sentido de que "la ONU haga su gestión de buenos oficios con total confidencialidad". Desde el inicio de su mandato, el presidente Uribe abrió la puerta a un acercamiento con las FARC, teniendo como mediador a Naciones Unidas; pero la guerrilla había desechado este camino. La reunión de Brasil, sin embargo, es iniciativa de la guerrilla. "Ahora consideran útil este encuentro para menoscabar el discurso oficial que los sitúa como narcotraficantes y terroristas", dijo a este periódico el analista Alfredo Rangel, quien reconoce el trasfondo político del conflicto colombiano.

Pero Rangel no es optimista sobre una posible reanudación de los diálogos. "Puede que utilicen a la ONU para recuperar estatus político sin ninguna intención de avanzar en diálogos de paz", advirtió. Cree también que la pueden utilizar para empujar el acuerdo humanitario que permita la libertad de los rehenes políticos y los presos de la guerrilla. "Es lo único que les interesa", dice Rangel.

Carlos Lozano, director del semanario Voz del Partido Comunista, manifestó hace poco su optimismo pese a la insistencia de las FARC en calificar al Gobierno de "ilegítimo y guerrerista", y a la afirmación de que no dialogarán mientras Uribe sea presidente. Para Lozano, los acercamientos podrían generar un ablandamiento de la política de Seguridad Democrática, bandera de esta Administración, lo que serviría para atenuar la desconfianza entre las dos partes.

Entretanto, en la Sierra Nevada de Santa Marta, en la costa del Caribe, continúa el operativo militar, de más de 1.500 soldados, para intentar rescatar a los ocho turistas extranjeros, entre ellos el español Asier Huegun, secuestrados el pasado viernes. Las autoridades no dudan en responsabilizar a las FARC. Los operativos no son fáciles: es una montaña dominada por paramilitares, guerrilla y narcotráfico; además, como reconocen los militares, los secuestradores les sacan dos días de ventaja. La guerrilla, hasta ahora, no ha dicho nada.