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Reportaje:

De la Armada Invencible al olvido

El aserradero del Vadillo, cerrado desde hace 16 años, podría albergar un museo de la madera

Ginés Donaire

El geógrafo griego Estrabón fue el primero en aportar las primeras referencias sobre los aprovechamientos forestales en las sierras de Cazorla y Segura (Jaén), que situaba en la época romana. Desde entonces, la madera de estos montes han jugado un papel relevante en la historia de España.

Felipe II la utilizó para construir los buques de la llamada Armada Invencible y, posteriormente, Fernando VII consolidó el proceso de esquilmación de los pinares serranos con la declaración de la llamada Provincia Marítima.

A mediados del pasado siglo Renfe creó un aserradero en el poblado de colonización de Vadillo, que devolvió la ilusión a los lugareños. Sin embargo, al final de la década de los ochenta la crisis de la madera y las restricciones que impuso la declaración del parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas acabaron truncando de nuevo las esperanzas de progreso de los vecinos de Cazorla.

El aserradero, que llegó a manipular unos 100.000 metros cúbicos al año de las cortas producidas en los montes públicos, cerró sus puertas definitivamente y, desde entonces, han ido fracasando, uno tras otro, todas las iniciativas para su recuperación.

Consciente del peso específico que la madera ha tenido en la historia de la comarca, el Ayuntamiento de Cazorla, que preside el socialista José Luis Díaz, se plantea ahora crear un museo de la madera en las instalaciones del antiguo aserradero, un proyecto recibido con agrado desde los sectores locales.

Los modos de vida de las cuadrillas de pineros -que transportaban los pinos laricios y salgareños río abajo-, los distintos sistemas de corta, pela y ajorro de madera o los edificios más emblemáticos construidos con tablones serranos -para la Fábrica de Tabaco de Sevilla se utilizaron 8.000 piezas- serían algunos de los contenidos de este museo, aún en fase de proyecto.

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Rufino Nieto, profesor del Centro de Capacitación y Experimentación Forestal del Vadillo -antigua escuela de capataces forestales en el que se forman cada año 60 alumnos de diversos puntos del país-, cree acertada la idea del Ayuntamiento porque las instalaciones del antiguo aserradero se encuentran en buen estado.

Valor añadido

Nieto, hijo de uno de los primeros empleados del aserradero, considera, no obstante, que la iniciativa municipal debería compatibilizarse con la recuperación del aserradero, "para que la elaboración de la madera de estas sierras y el valor añadido no se vayan fuera como hasta ahora".

Eduardo Araque, profesor de Geografía de la Universidad de Jaén e investigador de estas sierras, entiende que "los montes han de seguir desempeñando un papel central en el proceso de relanzamiento turístico de este espacio protegido", ya que, a partir de ellos, añade, "puede producirse una vinculación más estrecha entre práctica turística y educación ambiental, que se conforma como la principal vía de reactivación del sector".

Araque cree que los vecinos de estas sierras deben percibir los efectos beneficiosos de la actividad maderera para "apoyar sin fisuras la política de conservación" de los gestores del parque natural. Además, apuesta por la recuperación con fines de exhibición de determinadas actividades forestales que se encuentran al borde su extinción o que ya han desaparecido.

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