Los valencianos, ni pobres, ni ricos...
Los valencianos, ¿somos ricos o pobres? ¿Qué tipo de riqueza generamos? El Pais Valenciano, ¿Es la millor terreta del mon? ¿En qué medida la industria de la construcción puede convertirse en "motor del crecimiento económico" valenciano, según expresión del actual consejero de Economía? Algunos indicadores muestran la potencialidad de la mano de obra y los niveles de pobreza y exclusión de la población valenciana.
Según la Comisión Europea (2001), el nivel de estudios de la mano de obra valenciana entre 25 y 59 años es del tenor siguiente: de formación alta (universitaria o semejante) el 19%; la formación baja, que saben leer y escribir, constituye el 66%, y la formación media (algún tipo de cualificación de formación profesional), supone el 15% restante. Estos datos muestran que la formación de la mano de obra valenciana es bastante deficiente y desequilibrada. Si bien es cierto que los niveles de formación alto son parangonables con la Europa de los 15 (que tiene un 21%), no así la formación intermedia, cualificada, que constituye el elemento clave en el aumento de la productividad de todos los sectores productivos (en la Europa de los 15, la formación media supone el 43% de la mano de obra).
Si comparamos la Comunidad Valenciana con las regiones homólogas del Arco Mediterráneo Latino, estamos algo peor que los aragoneses en los niveles medios de formación (un 16%) y que los catalanes (19%), pero mejor que los andaluces (13%) e igual que Murcia. Pero si contrastamos con el resto de regiones del Arco Mediterráneo (Languedoc-Rousillon, Marsella, Córcega, Liguria, Toscana, Umbria, Lazio, Cerdeña), la situación empeora claramente, pues los niveles medios de formación de estas regiones se mueven entre un mínimo del 25% (Córcega) a un máximo de 42% (Umbria y Lazio). O sea, que la Comunidad Valenciana sigue basando su modelo de desarrollo en la explotación intensiva de la mano de obra poco formada (dicho modelo también se apoya en la explotación intensiva del territorio) y, por tanto , con menor capacidad competitiva, a medio plazo, que las regiones de nuestro entorno mediterráneo.
Concomitante con lo anterior es la situación de pobreza relativa (población que vive con unos ingresos inferiores al 50% del ingreso medio) de la Comunidad Valenciana con un 24,5% de la población en esa situación, siendo la séptima de las CCAA, empezando por la cola (sólo quedan por detrás de nosotros Extremadura, ambas Castillas, Andalucía, Canarias y Murcia). O dicho en otras palabras, de los cuatro millones de valencianos, más de novecientos mil habitantes viven en una situación de pobreza relativa.
Dentro de la pobreza relativa, el 14,4% de la misma, o sea, 126.000 personas, viven dentro de lo que se considera pobreza severa y grave, que significa que habita en viviendas deterioradas y sufre hacinamiento (menos de 10 metros cuadrados por persona y menos de un dormitorio por dos personas) y en muchos casos carecen de agua corriente, luz eléctrica y váter privativo.
Estudios recientes (Gomá y Subirats, 2003) indican que, en España, existen 330 barrios degradados en ciudades de más de 50.000 habitantes de las siete autonomías con mayor capacidad de autogobierno, donde se registran tasas de desempleo, analfabetismo e infravivienda superiores en un 50% a la media estatal. En este sentido, son barrios sujetos a procesos de multidegradación que expresan la existencia tanto de espacios de exclusión como de fuertes desigualdades urbanas.
En el País Valenciano hay 24 barrios degradados que aglutinan a no menos de 199.000 personas y suponen alrededor del 12,3% de la población total. Hay que precisar que, de esta población que habita en estos barrios, casi el 30% sufre desempleo y un 27% no tienen ningún estudio.
Podríamos concluir a tenor de los datos arriba explicados que el Pais Valenciano ni es rico ni es pobre, si bien a mi juicio, su situación es compleja y perturbadora. Más del 60% de la población tiene bajo nivel de formación y un 25% está situado en la pobreza relativa. ¿Cómo competiremos? ¿Cómo conviviremos?. ¡Qué lejos estamos de la visión bienestarista que el gobierno pepiano nos quiere hacer ver!.
catedrático de Política Económica.
Emerit Bono es
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