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El 'imperio Berlusconi' acusa a Prodi de lucrarse con la compra de Telekom Serbia

El presidente de la Comisión Europea dice que es víctima de "una campaña sin precedentes"

Enric González

El enfrentamiento entre Romano Prodi y Silvio Berlusconi desborda ya el ámbito de la política italiana. Berlusconi, a través de su grupo parlamentario y de su imperio informativo, acusa al presidente de la Comisión Europea de percibir comisiones ilegales en 1997, cuando encabezaba el Gobierno de Italia. El dinero sucio procedía supuestamente de una compra de acciones de Telekom Serbia por parte de Telecom Italia que, según la coalición conservadora, sirvió para "financiar el genocidio" dirigido por Slobodan Milosevic. Prodi se declara inocente y dice ser víctima de "una campaña sin precedentes".

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Nunca hasta ahora un presidente de la Comisión Europea había tenido que utilizar sus páginas institucionales en Internet para defenderse de una acusación de tal calibre. Prodi difundió el martes a través de la dirección electrónica oficial de la Comisión Europea un comunicado en el que calificaba de "infamia" la campaña amparada por Berlusconi y recordaba el formidable arsenal de televisiones y periódicos de su enemigo político, para sugerir, una vez más, que las libertades italianas estaban ahogándose por la concentración de poder en manos del jefe del Gobierno.

El caso de Telekom Serbia es investigado desde 2001 por los tribunales de Turín y, desde un ángulo político, por una comisión parlamentaria en Roma. Existen indicios de que cuando Telecom Italia adquirió un 29% de Telekom Serbia, en 1997, una parte del precio, cercano a los 500 millones de dólares, se perdió en bolsillos no identificados. Según documentos incluidos en el sumario abierto en La Haya contra el entonces primer ministro serbio, Slobodan Milosevic, éste se mostró asombrado por el estilo de la operación: "¡Qué bandidos, esos italianos!", comentó el actual acusado de crímenes de guerra.

El asunto adquirió calado político cuando la policía suiza detuvo a Igor Marini, un antiguo doble cinematográfico, especializado en escenas violentas, reconvertido luego en intermediario financiero. Marini, que supuestamente intervino en la compraventa realizada en Belgrado, acusó de inmediato a tres políticos del centro-izquierda italiano como beneficiarios de las comisiones de Telekom Serbia: Romano Prodi, Lamberto Dini y Piero Fassino. En agosto, Marini fue extraditado a Italia y encarcelado en Turín. Poco después compareció ante la comisión parlamentaria encargada del caso, en sesión secreta, y además de repetir esos nombres añadió alguno más. Mencionó, por ejemplo, al ex alcalde de Roma, Francesco Rutelli, y al actual presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, diciendo que éste conocía a uno de los abogados que movieron el dinero entre Serbia y Suiza.

120 millones de dólares

También hizo bailar las cifras hasta alcanzar una que parecía verosímil: Marini, que inicialmente había estimado las comisiones ilegales en unos 500 millones de dólares (prácticamente el importe total de la compraventa), rebajó la suma hasta unos 120 millones, que, según él, fueron percibidos con fines políticos o personales por dirigentes de la coalición progresista El Olivo.

Los nombres pronunciados en secreto se hicieron inmediatamente públicos a través de los diarios y las televisiones de Berlusconi, y el caso Telekom se convirtió en el eje de la política italiana. La coalición conservadora en el poder usó el asunto para descalificar a Prodi, la gran esperanza de la izquierda. Uno de los implicados por Marini, Piero Fassino, dirigente del partido Demócratas de Izquierda, afirmó el 30 de agosto que el intermediario era sólo "un títere", y que "el titiritero" estaba "en el palacio Chigi", sede de la jefatura del Gobierno. Berlusconi presentó de inmediato una querella contra Fassino.

Prodi intentó mantenerse al margen de la polémica. Casi toda la izquierda confiaba en él como cabeza de una lista única en las próximas elecciones europeas, tras el fin de su mandato como presidente de la Comisión; esa lista única podía ser el primer paso hacia la recomposición de la unidad entre los partidos progresistas y la creación de una alternativa a Berlusconi. Hasta que el fragor se hizo insoportable, incluso en Bruselas.

En su comunicado oficial, el lunes por la noche, Prodi aseguró que nunca fue informado sobre los detalles de la compra de acciones de Telekom Serbia, que se produjo, además, en un momento en que Milosevic respetaba los acuerdos de Dayton y no había iniciado la limpieza étnica en Kosovo, y denunció la "campaña mediática sin precedentes" lanzada contra él. Prodi será pronto citado a declarar ante la comisión parlamentaria dirigida por Enzo Trantino, un hombre de Berlusconi.

El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi (izquierda), junto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi (izquierda), junto al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.REUTERS

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