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Tres centros se unen para impulsar la biomedicina en Barcelona

Los integrantes suman 2.500 científicos y aspiran a convertirse en un polo a escala europea

Tres grandes centros catalanes de investigación sellaron ayer en Barcelona una alianza estratégica con el objetivo de convertirse en un polo de atracción científico y erigirse en "marca de excelencia" en biomedicina a escala europea. Así lo defendieron ayer los representantes de las tres instituciones que forman el núcleo de la Alianza Biomédica de Barcelona. La nueva entidad está integrada por el Parque Científico de Barcelona (vinculado a la Universidad de Barcelona), el Parque de Investigaciones Biomédicas (Universidad Pompeu Fabra) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS, vinculado al Hospital Clínico de Barcelona).

La Alianza, formalizada públicamente ayer en presencia del ya ex ministro de Ciencia y Tecnología, Josep Piqué, pretende forzar un salto cualitativo en el sistema español de ciencia y tecnología en lo que se refiere a fórmulas organizativas y acceso a las fuentes de financiación. La suma de las tres instituciones representa, según destacó Jordi Camí, uno de los impulsores del proyecto, la oportunidad de poner en marcha "un potente centro biomédico" en España, capaz de competir en igualdad de condiciones con las principales regiones científicas europeas.

Como argumentos, Camí esgrimió los cerca de 2.500 investigadores que trabajan en esta área en las tres instituciones, que generan prácticamente el 50% de la investigación biomédica catalana, además de los equipamientos científicos y tecnológicos disponibles en las dos universidades y en los centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) integrados en el proyecto.

Racionalizar la inversión

El acuerdo firmado ayer, dijo Camí, supone también el "embrión de un modelo" que debería ser tenido en cuenta "para la modernización del sistema" de ciencia y tecnología, especialmente en áreas consideradas de interés estratégico como la genómica y la proteómica, en las que es preciso "racionalizar la inversión para ser competitivos". La constitución de la Alianza, agregó, debería contribuir a evitar duplicidades y a optimizar los "escasos" recursos disponibles para investigación, además de favorecer nuevas estrategias para acceder a los grandes equipamientos tecnológicos y a fuentes de financiación alternativas y complementarias a las estatales. Esta fórmula, zanjó, representa "la única manera posible de estar presentes en Europa".

Por su parte, Andreu Mas-Colell, titular del Departamento de Investigación y Universidades (DURSI) del Gobierno catalán, destacó que la constitución de la alianza significa aplicar "economías de escala" al sistema que van más allá de la simple, aunque compleja, coordinación de tres instituciones. A juicio del consejero, que no cerró la puerta a futuras incorporaciones, la Alianza también es una "marca" que puede dotar de mayor visibilidad internacional a la ciencia catalana y, por extensión, a la española.

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La idea de constituir una alianza biomédica aprovechando el potencial de las distintas universidades y del Hospital Clínico empezó a forjarse hace aproximadamente tres años. Por aquel entonces, los dos parques científicos hoy integrados en el proyecto iniciaban sus respectivas andaduras con intereses coincidentes en el ámbito de la investigación biomédica.

Fruto de ambas trayectorias se formalizó el Centro de Regulación Genómica en la Universidad Pompeu Fabra, el primero y por ahora único de sus características en España, dirigido por Miguel Beato, y el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona en el seno del Parque Científico de Barcelona, dirigido por Joan Guinovart con el apoyo de Joan Massagué, uno de los científicos más prestigiosos en biomedicina. Por su parte, el IDIBAPS, de la mano de Joan Rodés, consolidaba su estructura y enlazaba con la investigación clínica que se desarrolla en el Hospital Clínico.

Las dificultades propias de cada uno de los tres proyectos han ido dilatando una propuesta que siempre había sido valorada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Piqué, en el que fue su último acto público como ministro, admitió la complejidad del proceso al tiempo que proclamó la necesidad de "dar continuidad" a iniciativas similares. "Es un compromiso del Gobierno", señaló.

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