El 30% del marisco de las zonas acotadas de Cantabria presenta fuel
La marea negra que provocó el petrolero Prestige hace ya más de nueve meses sigue produciendo un efecto dañino sobre la pesca. El 30,23% de las muestras de pescados, crustáceos y cefalópodos que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria ha analizado en Cantabria hasta el pasado 5 de junio presenta trazas de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) que superan los límites máximos autorizados para el consumo humano. Si bien estos animales han sido capturados para su análisis, según una respuesta del Gobierno a tres diputados socialistas, en "zonas cerradas a la actividad extractiva", esto es, en aguas interiores como bahías o marismas en las que está prohibida la actividad marisquera tras el desastre ecológico.
Al contrario de lo que sucedía con el pescado y los mariscos, las muestras de moluscos bivalvos (almejas, mejillones, ostras, lapas...) analizadas en la comunidad de Cantabria tenían cifras más favorables de presencia de hidrocarburos. Apenas un 3,77% de las muestras se encontraban por encima del nivel máximo establecido, que es de 0,2 mg/kg de peso seco para la suma de los HAP en moluscos, crustáceos y cefalópodos y de 0,02 mg/kg de peso seco para el pescado. Todas las muestras estudiadas, además, correspondían, según el Ejecutivo, a "ostras de una depuradora" que se encuentra cerrada de forma cautelar.
En Galicia, la comunidad más afectada por el vertido tóxico, el 7,87% de los peces, crustáceos y cefalópodos analizados presentaban trazas de fuel superiores a las permitidas. Sin embargo, estas muestras habían sido extraídas de "zonas cerradas al marisqueo". Por lo que respecta a los bivalvos gallegos, el 100% de los ejemplares no tenían restos reseñables de petróleos.
En Asturias, el 85,5% de los moluscos bivalvos han resultado con contenidos de HAP inferiores a los valores guía. "El 14,2% de las muestras que superaban los valores guía corresponden a bancos naturales no sometidos a explotación comercial para consumo humano", de acuerdo con la respuesta del Ejecutivo. En el País Vasco, no se encontró restos de fuel en ninguna de las especies.
Para evitar que pescado y mariscos contaminados entren en la cadena alimentaria, la Agencia Española de Seguridad de los Alimentos (AESA) realizó 27.389 visitas a depuradoras, lonjas, pescaderías y restaurantes desde el 8 de enero hasta el 28 de abril de 2003. Según Pilar Farjas, presidenta de este organismo, la vigilancia, que en un primer momento fue semanal y ahora tiene una periodicidad mensual, durará por lo menos un año.
De acuerdo con un informe de la AESA, en el momento de producirse el accidente del Prestige, la AESA, que se denominaba entonces Centro Nacional de Alimentación, no disponía de método específico validado para detectar residuos de HAP en productos pesqueros, por lo que se tuvo que adaptar el método que se utilizaba para encontrar estos compuestos en el aceite de orujo de oliva. Para Farjas, este hecho, más que un inconveniente fue "una ventaja que permitió encontrar en pocos días un método de análisis".
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