EE UU interroga en lugares secretos de Irak a 37 miembros de la 'baraja' de Sadam
Washington no ha decidido aún los cargos, pero descarta que los juzgue un tribunal internacional
Estados Unidos aún no ha dedicido cómo, dónde y por qué juzgará a los más buscados de la baraja de Irak -a 37 de los cuales mantiene en lugares secretos de Irak-, pero sí ha descartado la opción de un tribunal internacional. Fuentes del Pentágono afirman que la balanza se está inclinando hacia una fórmula mixta, que dé por una parte a los iraquíes la oportunidad de resarcirse con la historia, juzgando ellos al régimen de Sadam Husein por atrocidades contra el pueblo, y al tiempo permita a EE UU, y quizá a otros países como Kuwait y Reino Unido, procesarles por delitos de guerra.
"¿Pero qué delitos, de cuál guerra y bajo qué leyes?" subraya Eugene Fidell, presidente del Instituto Nacional de Justicia Militar de EE UU. El abanico de posibilidades es tan amplio como confuso. Pueden ser juzgados por acciones catalogadas por Washington como crímenes en la primera guerra del Golfo o en la segunda. Delitos tales como ataques a las tropas norteamericanas, ejecución de desertores, deserciones fingidas para atacar o empleo de civiles como escudos humanos y de armamento militar en hospitales y mezquitas, señalan tanto Fidell como otras fuentes del Pentágono y del Centro sobre Información de Defensa.
El destino de los integrantes de la baraja dependerá de cómo les catalogue legalmente EE UU, si como "prisioneros de guerra" o como "combatientes enemigos". Según la Convención de Ginebra, quienes vistan uniforme y/o pertenezcan u obedezcan a la jerarquía de mando deben ser considerados prisioneros de guerra, categoría aplicable a la mayoría de los 55 jerarcas del régimen de Sadam Husein vivos que integran la baraja. Los prisioneros de guerra deben ser juzgados en cortes marciales con las garantías previstas en la Convención de Ginebra, mientras que para los "combatientes enemigos" -categoría creada en principio para definir a los presos de Guantánamo-, EE UU se reserva el derecho de juzgarles en tribunales militares ad hoc, con muchas menos garantías procesales. El Pentágono y el Departamento de Estado estudian varias posibilidades con un sólo objetivo: que no parezca que van a ejercer la "justicia de los vencedores", lo cual deslegitimaría el proceso ante la comunidad internacional. "No seremos nosotros los que abramos el juicio [a los más buscados de la baraja]; es una decisión que depende de los iraquíes", asegura el comandante Dan Gage, portavoz del Comando Central del Pentágono en el cuartel general de Tampa, Florida.
Un juicio llevado por iraquíes, muy probablemente con la colaboración de otros países árabes, no sólo ayudaría a legitimar el proceso sino que serviría de cimiento para un nuevo sistema de justicia que reemplace al de la dictadura de Sadam, según un informe del think tank (fundación académica) Centro para la Información de Defensa (CDI). El Departamento de Estado está entrenando al menos a 35 exilados iraquíes como jueces y tiene planes de ampliarlo a otros funcionarios.
La posibilidad de un tribunal mixto -similar a los que se establecieron en Sierra Leona o Timor Oriental- "combinaría los recursos internos con los internacionales y ofrecería lo mejor de los dos mundos", en opinión de Krista Nelson, experta del CDI. Un tribunal mixto no requeriría además la autorización de la ONU. El artículo 64 de la cuarta Convención de Ginebra permite a EE UU crear ese tipo de tribunal.
Herbert Scoville, otro experto de CDI, cree posible una "cadena de juicios" dado que hay varios países interesados en procesarles además de EE UU, como Kuwait, Reino Unido e incluso Irán, por la guerra con Irak en los años ochenta. Y los kurdos tienen igualmente razones para buscar justicia por la matanza ordenada por Sadam contra ellos en 1988. Desde entonces han ido acumulando pruebas para el posible juicio. También lo ha hecho la organización Indict, con sede en Londres.
Según Scoville, los primeros juicios de esa potencial cadena serían los tribunales militares estadounidenses, dado que podrían actuar de una forma más rápida que un tribunal local o mixto. Washington ha descartado los juicios en un foro internacional porque perdería control sobre el proceso y la oportunidad de recabar información de inteligencia, que es según todas las fuentes consultadas "su principal prioridad".
De hecho, en estos momentos mantiene detenidos a 37 integrantes de la baraja bajo constantes interrogatorios en lugares secretos en Irak, señala el oficial Anthony Reinoso en una entrevista telefónica desde la sede del Mando Central en Bagdad.
La prioridad de Washington no es procesarles sino interrogarles sobre el paradero de Sadam Husein y las supuestas armas de destrucción masiva, y obtener pruebas judiciales. "Unos cooperan más que otros, pero no puedo dar más detalles", afirma el comandante Gage.
15 'naipes' por capturar
EE UU no ha capturado a su presa más codiciada en la guerra de Irak, Sadam Husein, pero ha matado a sus dos hijos, Uday y Qusay, a Nayef Shedakh, jefe del partido regional de Nayef, y detenido a 37 jerarcas de su régimen.
Uno de los primeros en caer en manos del Ejército invasor fue el vicepresidente Tariq Aziz, que durante décadas fue la cara pública del Gobierno de Sadam y el principal interlocutor con Occidente. Aziz fue capturado el 25 de abril, dos días después de que arrestaran a otra "pieza clave" del régimen, el general Zuhayr Talib Abd al Sattar al Naqib, director de inteligencia militar.
La pasada semana detuvieron a otro de los más buscados, Alí Hassan al Majid, primo de Sadam y apodado Alí el Químico, por organizar la limpieza étnica de kurdos y chiíes en los años ochenta.
Entre los naipes detenidos de mayo a julio están Abid Hamid Mahmud al Tikriti, secretario presidencial y primo de Sadam; Mohamed Hamza al Zubaydi, líder de la represión chií de 1991; Kamal Mustafá Abdalá Sultán al Tikriti, secretario de la Guardia Republicana y yerno de Sadam, y Taya Yassin Ramadan, vicepresidente.
Además de Sadam Husein las tropas norteamericanas se centran estos días en la búsqueda de Izzat Ibrahim al-Douri, confidente de Sadam. La famosa baraja está integrada por 55 miembros del régimen. Aún quedan 15 por capturar.
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