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LA EXTRAÑA PAREJA.
Columna
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Aúpa lo imposible

Pronto el agua formará también parte de lo imposible. Por eso recuerdo: "El agua, dicha de los sentidos y del aliento que los baña. El agua, aire que mana gota a gota, tangible, anegado en la luz". De Mahmud Darwish, poeta palestino, en el sitio de Beirut por Sharon, señor del fuego y de las moscas, en el verano del 82 (Memorias para el olvido, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo). Pero el pesimismo es un posible y lo ha sido desde siempre: "La ruina del intelecto / nos mira desde todo rostro humano / y yacen los mares de la piedad / presos y helados en cada ojo". Aquí Auden, en su homenaje a la memoria de Yeats, escrito en, tachán, 1939. Hoy como ayer, chocolate Amatller.

"A todas esas Madres que no llegaron a ver la cara de pánico con la que entraban a Tribunales los asesinos de sus hijos", escribe Raquel Robles

Bien, no se me pongan alicaídos porque este preludio de apocalipsis total no significa que no lleguen a nuestro sofocado entorno algunos aires morales frescos, precisamente desde los Buenos Aires. Lágrimas de agua dulce para conmemorar, durante la larga noche del martes al miércoles, la noticia radiada a cada hora: se acabó en la Argentina el Punto Final, se acabó la amnistía para los torturadores, los desaparecedores (si existe el delito tiene que existir la palabra), los impunes. Ya los Astiz dejarán de reír argentinamente. Siete de la mañana: me dirijo a mi ordenador y le digo (le hablo de vós) que ya mismo me conectás con Clau. Pero al abrirse el portador de mensajes me la encuentro de frente, y el asunto objeto de su escrito no es otro que Día de Gloria. Son las tres de la mañana en el Buenos Aires de Claudia, Sergio, de sus chicos y de tantos otros. "Frente al Congreso, mientras los diputados fregaban sus ropas sucias, hubo lágrimas de quienes esperaron tanto", escribe mi Clau.

Agua, agua, agua y aire para agitar los mares de la piedad. Agua y aire.

Lo imposible cuesta un poco más titula su conmovedor artículo, publicado en Página 12, Raquel Robles, una de las fundadoras de la asociación H.I.J.O.S. (Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio). Robles, que dedica su artículo "a todas esas Madres que no llegaron a ver la cara de pánico con la que entraban a Tribunales los asesinos de sus hijos", reflexiona así: "La historia de los últimos treinta años nos ha acostumbrado tanto a la derrota, a la mecánica de volvernos a levantar, que miramos torcido cuando metemos un gol (...). No. Esto no es un regalo de nadie, esto es una victoria". Búsquenlo en la red, es una hermosa pieza dedicada a la esperanza, el compromiso, el desaliento, y nuevamente el compromiso, y la esperanza.

Agua y aire, agua y aire para agitar el mar de la piedad y quizá, también, el mucho más turbio y asentado agujero donde se cubre de algas la justicia.

Entretanto, aquí ardemos y ello se anuncia enormemente: a todas las columnas. ¡Es la guerra! ¡Nuestra guerra! Ejércitos de hombres en pantalón corto y mujeres en top recorren la ciudad, armados con abanicos. Las papeleras rebosan, no de papeles, sino de botellas de plástico. ¿Con qué dispararon, agente? Me parece que es una Bezoya de litro y medio, he encontrado los casquillos, jefe. Víctimas del fuego y del calor, se van sumando. ¿Quién se inmuta? Lo que es yo, hasta que vuelva María Teresa Campos y lo vea en su programa de las mañanas, no pienso creérmelo. Y para entonces ya habrá llegado la gota fría, y quizá entre el Incendio Universal y el Niño del Sin Sentido se haya producido una de esas granizadas secas, que entrando por Cataluña salen por Australia sin que por ello se formen corrientes de aire, ni que por los agujeros aparezca, un suponer, Nicole Kidman, propulsada directamente desde las antípodas para estrellar su cabeza en el horrendo globo de metacrilato creado (sinónimo de defecado) por Lorenzo El Quinn a cambio de una millonada, en Palma. El dicho planeta plástico con muñón interior señalando Palma habrá colmado las ansias estéticas de los empresarios que le regalaron el último Fortuna al Rey, pero digo yo que podrían instalarlo en alguno de los salones de algunas de las sus mansiones. Ciertas obscenidades deberían permanecer en el ámbito de lo privado.

Si Europa del Sur se convierte en algo parecido al norte de África, lo sentiré por los perros huskies, arrostrados a un clima implacable por la frivolidad de sus amos. Pero me encantará que Umberto Bossi tenga que aprender a tocar los bongos. ¡Todos igualados por la sequía, por fin! Sé de una familia que quizá busque el fresquito entre los muros y las lápidas de El Escorial.

EFE
EFE

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