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EL CONFLICTO DE ORIENTE PRÓXIMO

Israel completa la primera fase del muro

Los palestinos temen que el faraónico proyecto consagre un 'apartheid' y la anexión de territorios

El Ministerio de Defensa israelí acaba de anunciar oficialmente la finalización de la primera fase de la barrera de separación de Cisjordania, que se extiende a lo largo de 145 kilómetros. Aunque en la mayor parte de su recorrido se trata de un complejo sistema que combina una verja electrónica con zanjas, espirales de alambre y artefactos de visión nocturna, la parte que más llama la atención es aquella en la que se ha construido un impresionante muro de ocho metros de altura. Mientras que el Gobierno israelí asegura que es una medida provisional, los palestinos temen que a medio plazo se convierta en una frontera definitiva, y suponga la anexión de un importante porcentaje de territorio.

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De regreso de EE UU, el primer ministro, Ariel Sharon, decidió evitar cualquier ceremonia relacionada con la primera fase del faraónico proyecto, la mayor obra de infraestructura construida en Israel hasta ahora. Decidió aplicar la máxima acuñada por él mismo para la construcción de asentamientos judíos en los territorios palestinos: "Se puede construir en Judea y Samaria (nombres bíblicos que designan Cisjordania), pero no tenemos que celebrarlo públicamente". Por este motivo, la obra se presentó sólo a través de una discreta conferencia de prensa en la sede del Ministerio de Defensa.

Como indica un informe de impacto elaborado por varios donantes internacionales -entre ellos la UE y el Banco Mundial- la primera fase de la barrera supera los 145 kilómetros de longitud. De éstos, 125 han sido construidos entre el pueblo palestino de Salem y el asentamiento de Elkana, situados en la parte noroeste de Cisjordania. Los 20 restantes se dividen entre la zona norte de Jerusalén, que queda así separada de Ramala (incluyendo la base militar de Ofer, varios asentamientos y el aeropuerto de Atarot) y la zona sur, que queda dividida de Belén, incorporando el enclave sagrado de la Tumba de Raquel, y asentamientos como Giló y Har Homá.

Tierra de nadie

Según este mismo informe, 12.000 palestinos quedan en tierra de nadie, una vez que los 15 pueblos que habitan han quedado atrapados entre la barrera e Israel. Al carecer de ciudadanía israelí, "estas personas están condenadas a sufrir una brutal discriminación", afirma Yamal Yuma, coordinador de una red de ONG que desde octubre trabajan para sensibilizar sobre las disfunciones y problemas que causa la barrera. "Esta gente no tiene libertad de movimientos por Israel. Sólo puede ir a trabajar o comprar a Cisjordania a través de puertas situadas a lo largo del muro, que sólo se abren unas horas al día", añade Yuma, quien denuncia el trato muchas veces vejatorio recibido de los soldados al pasar de un lado a otro. Otro problema sería la falta de servicios educativos y sanitarios, para quienes tendrían que desplazarse fuera de los enclaves.

No está claro cuántos palestinos más quedarán atrapados. Lo que sí parece confirmado en cambio es que el trazado definitivo superará los 650 kilómetros. A pesar de que el primer diseño realizado por el Gabinete del ex titular de Defensa laborista Benjamín Ben Eliézer, era sólo de 350, al final casi se doblará. Inicialmente escépticos y reticentes, tanto los dirigentes del Likud como los líderes del movimiento de colonos parecen haberse convertido en sus principales impulsores.

Como una serpiente

El recorrido se duplicará por dos factores: la necesidad de serpentear alrededor de los asentamientos en vez de seguir la Línea Verde (demarcación fronteriza previa a la Guerra de los Seis Días en 1967) y la intención de crear un segundo trazado, paralelo al Valle del Jordán, que encorsetaría Cisjordania también por su lado este.

"Esta valla de seguridad tiene una función exclusivamente de defensa propia, para prevenir ataques terroristas", insiste uno de los asesores de Sharon, Avi Pazner. "No tenemos intención de crear una frontera, pues ésta será determinada a través de negociaciones". Un argumento similar esgrime la oficina del portavoz del Ministerio de Defensa, dirigida por Raquel Niedak-Ashkenazi, que niega que se está produciendo anexión alguna de territorio.

Las ONG palestinas afirman todo lo contrario, y las protestas no se han hecho esperar, especialmente en la última semana. El pasado viernes, ocho personas resultaron heridas en una manifestación contra la construcción de la valla, cerca a la ciudad cisjordana de Tulkarem. Los soldados israelíes dispararon balas de acero recubiertas de caucho contra unos 300 palestinos que destruyeron parte de la alambrada metálica.

"Este nuevo muro de Berlín es un instrumento para la ulterior expansión de los asentamientos, que persigue la anexión unilateral de un importante porcentaje de Cisjordania y la creación de guetos palestinos", señala Mustafá Barguti, fundador del Health, Information and Development Project, con sede en Ramala. Desde 1996, en pleno proceso de Oslo, este médico advierte contra un supuesto plan de "bantustanización de Palestina" del entonces primer ministro Benjamín Netanyahu.

Aunque admite que la mayoría de los israelíes está a favor de una barrera física para prevenir atentados, contrabando de armas y explosivos, y mano de obra ilegal, Meron Rappaport, columnista del diario Yedioth Ajronoth (el segundo con mayor tirada en Israel), señala: "Hay que ser tonto para pensar que tras truncar montañas, alisar colinas e invertir billones se pretende una barrera temporal".

Vista aérea de la construcción de uno de los tramos del muro de separación entre Israel y Palestina.
Vista aérea de la construcción de uno de los tramos del muro de separación entre Israel y Palestina.AP

Una compleja y cara red protectora

Los portavoces israelíes y palestinos discrepan sobre la terminología. Los primeros emplean la expresión valla, y los segundos prefieren muro. En realidad, es una mezcla de ambos. La mayor parte del trazado presenta esta estructura: una primera espiral de alambre de espino de 1,8 metros de altura, una zanja de 2 metros de profundidad para evitar el paso de vehículos, una carretera de tierra para el paso de patrullas militares, una verja electrificada de 3 metros de altura capaz de detectar el mínimo contacto físico, una carretera asfaltada interior para el paso de patrullas con un anexo de arena lisa para detectar huellas, y una segunda espiral de alambre de espino. A esto se añaden cámaras de visión nocturna para anticiparse a los acercamientos con sensores térmicos.

Los tramos más espectaculares consisten en un muro de hormigón de 8 metros de alto, que intercala torres de observación blindadas cada medio kilómetro. Este tipo de construcción puede verse junto a la ciudad de Qalquilia y en la parte que linda con la nueva autopista que recorre Israel de norte a sur. El director general del Ministerio de Defensa, Amos Yaron, reconocía recientemente que los costes habían aumentado casi un 20% respecto de lo inicialmente presupuestado. El coste final se acercará a los 10 millones de shequels (2 millones de euros) por kilómetro.

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