Arafat ofrece a Sharon una tregua supervisada por él mismo
EE UU amenaza con recortar su ayuda a Israel si sigue construyendo el muro de separación
Un día después de que Estados Unidos vetara en la ONU una resolución que condenaba enérgicamente la decisión de Israel de deportar al presidente palestino, el propio Yasir Arafat ha ofrecido desde Ramala una nueva tregua al Gobierno de Ariel Sharon.
En una entrevista exclusiva que ha concedido al Canal 2 de la televisión israelí, Arafat propone un alto el fuego general no sólo a los grupos armados palestinos sino también a Israel, en un acuerdo que estaría dirigido por él mismo.
Israel se ha apresurado a dar portazo a esta nueva iniciativa, al igual que hizo con la formulada ayer por el coronel Yibril Rajoub, miembro del Consejo de Seguridad Nacional Palestino. Israel rechaza tajantemente incluir al presidente palestino en cualquier proceso negociador y trata de convencer a la comunidad internacional de que "Arafat es parte del problema y no de la solución".
Aún así, parece que algo se mueve dentro del complejo mundo palestino. Un dirigente de Hamás en Cisjordania ha confirmado hoy mismo la existencia de contactos entre su movimiento y la oficina de Arafat para alcanzar un alto el fuego.
Además, durante la entrevista de esta noche, Arafat se ha mostrado más conciliador que de costumbre. Después de recordar que la Autoridad Palestina apoya "la aplicación inmediata de la Hoja de Ruta" ha recordado que "no hay nada que pueda resistirse a la voluntad. Y si se quiere la paz, habrá paz. Una paz global y justa para los dos pueblos", ha subrayado el veterano líder. Entretanto, la situación de acoso a la que está sometido Arafat ha disparado como la espuma su popularidad. Una encuesta realizada por la Universidad A-Najah refleja que el 81,8% de los palestinos están satisfechos con su liderazgo, un porcentaje 20 puntos por encima que la semana anterior.
El muro de Israel
Inmediatamente después de vetar anoche la resolución de la ONU, Washington ha anunciado que retendrá parte de su ayuda económica a Israel si este país continúa con la construcción del polémico muro que separa Cisjordania de los asentamientos israelíes. La amenaza ha surtido efecto, ya que el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha pospuesto la reunión de su gabinete de seguridad, que tenía previsto aprobar la siguiente fase de la valla de seguridad. Sin embargo, el Gobierno israelí se ha apresurado a negar que este retraso se deba a las presiones de Washington, según informa el diario israelí Haaretz.
Sin embargo, el anuncio, hecho por el Departamento de Estado estadounidense, no indica si se sancionará a Israel por continuar la construcción de la frontera. Tampoco precisa la cuantía de la reducción de la ayuda a Israel, el mayor receptor de la asistencia exterior de EE UU. "La cantidad de las garantías será reducida en un monto igual" al de los avales extendidos por el Gobierno de Israel desde el 1 de marzo para actividades de construcción en los asentamientos", ha señalado en este sentido Adam Ereli, portavoz del Departamento de Estado.
150 kilómetros ya construidos
En la reunión del Gabinete de seguridad israelí se iba a dar luz verde al levantamiento del muro de defensa entre el asentamiento de Elkana, en el norte de Cisjordania, y la base militar de Ofer, al norte de Jerusalén y cerca de Ramala. Esta sección de la valla discurre al este de la Línea Verde. El pasado domingo, la Administración israelí señaló que había revisado el proyecto para que dejara fuera el asentamiento de Ariel, en un intento de contentar a los estadounidenses. Hasta ahora, Israel ha levantado 150 kilómetros de cerca de los 600 previstos.
La muralla tiene ocho metros de altura, 70 de ancho y un complejo sistema que combina una verja electrónica con zanjas, alambres y cámaras de visión nocturna. Su coste es de dos millones de euros por kilómetro. Su construcción afecta a decenas de miles de palestinos que han quedado aislados a veces del resto de la población en Cisjordania y, en muchos casos, separados de las tierras que cultivan. Las autoridades israelíes insisten en que se trata de una "valla de seguridad" y no una "valla política", esto es, la fijación de una frontera en territorios confiscados sin negociarla, como lo exige la Hoja de ruta, que prevé un Estado palestino para el 2005.
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