Vargas Llosa seduce en Santander con su pasión por 'Los miserables', de Victor Hugo

La Universidad Internacional Menéndez Pelayo se ha convertido para Mario Vargas Llosa en un banco de pruebas. Hace unos años entusiasmaba a sus numerosos alumnos con las historias de Flora Tristán y Paul Gauguin. Ahora, ya publicado el libro (El Paraíso en la otra esquina, Alfaguara), el escritor se emociona y emociona con Los miserables, de Victor Hugo, novela sobre la que prepara un ensayo. "Son muy amables los de la UIMP, me dejan venir a sus cursos a hablar de mis cosas. Me resulta muy divertido hablar de lo que estoy haciendo, es como ponerme a prueba, ordeno y organizo mis notas".

Cuenta Vargas que, después de La fiesta del Chivo y de El Paraíso en otra esquina, está de vacaciones de la novela. Su próximo libro será un ensayo sobre Los miserables, de Victor Hugo, el libro "que más veces ha sido adaptado al cine, al teatro, a la ópera".

"Leí Los miserables de niño, como todo el mundo, y me gustó tanto que durante muchísimo tiempo no quise volver a leerlo, para que no se me despintara. Hace algunos años, Círculo de Lectores reeditó la novela de Hugo y me pidió que escribiera un prólogo. Así que volví a leerla y me impresionó, me deslumbró por su ambición ilimitada. No se me despintó, como temía, al contrario. Victor Hugo volcó media vida en esa novela, la única que le tomó muchos años escribir. La escribió, la reescribió, vertió su propia experiencia y la experiencia de la historia. Consiguió una gran representación literaria del XIX europeo".

En Los miserables, prosigue el escritor, se pueden encontrar también "todos los sentimientos básicos, la justicia y la injusticia, el bien y el mal, la bondad y la maldad, el amor y el odio". "Parece superficial, pero la novela se enraíza en el espíritu humano. Hugo sabe manipular esos sentimientos como un verdadero maestro, los representa magistralmente. La novela ha sobrevivido maravillosamente y se lee más ahora que cuando se publicó".

La novela de Hugo contiene, además, otro de esos temas que apasionan a Vargas Llosa: la verdad de las mentiras, la relación entre la literatura y la ficción. El escritor no puede evitar comparar a Hugo con su escritor preferido, Flaubert. "Es mucho más artista, mucho más intelectual que Hugo, más profundo, domina mejor las técnicas literarias y es más moderno, pero fue menos leído que Hugo, que escribió novelas para el gran público".

Una sensación de vértigo

El libro no tiene fecha de publicación ("nunca me pongo plazos ni fechas"), pero sí título: La pasión de lo imposible. "Es una frase de Lamartine, que condenó Los miserables por considerarlo un libro extremadamente peligroso, pues con él contagiaba la pasión de lo imposible, despertaba los instintos y a partir de ahí, opinaba Lamartine, llegaban todas las catástrofes".

Para Vargas, leer Los miserables es "sumergirse en una sensación de vértigo". Si hace años conquistó con Flora Tristán y con Gauguin, hasta el punto de que antes de que saliera su novela ya se habían reeditado libros de la feminista francesa, así como biografías y memorias, los alumnos que han seguido sus clases sobre Los miserables salen escapados en busca de un ejemplar de la novela de Hugo. Vargas Llosa es un magnífico prescriptor.

Para cuando acabe el ensayo, ya le ronda por la cabeza la idea de una nueva novela, contó ayer. "Será una tercera historia con el grupo de personajes que ya aparecieron en Elogio de la madrastra y en Los cuadernos de don Rigoberto. También la pintura tendrá un papel importante".

Pero mientras llega todo eso, Vargas Llosa se ha zambullido en el periodismo y publicará, a partir del 3 de agosto en EL PAÍS, una serie de siete artículos titulada Diario de Irak. "Estuve en Bagdad 12 días. Tenía mucha curiosidad por averiguar si de estas trágicas circunstancias, de esta guerra horrible, puede resultar algo bueno, como el establecimiento de la primera democracia moderna en el mundo árabe musulmán".

¿Y llegó a alguna conclusión? "Tendrá que leer los artículos, no me haga desvelar el nombre del criminal antes del final. En serio, fue un viaje incómodo y difícil, pero muy interesante. Fue la aventura vivida, no la soñada para las novelas. Lo bueno del periodismo es que te permite ver la historia que se está haciendo. Irak es el lugar donde se está decidiendo de alguna manera el futuro inmediato de la humanidad".

Periodismo de opinión

Vargas Llosa viajó a Irak, después de la invasión, con su hija Morgana, que realizó las fotos que ilustrarán los artículos. "Hemos conocido a gentes, a familias, que son la reserva moral de Irak, decentes, dignos, cultos, honrados".

El escritor recuerda que el periodismo le interesa desde niño. "Me divertí mucho haciendo reportajes, es una forma de literatura más vital que intelectual. Ahora hago periodismo de opinión. Con la revolución informática vivimos una marea informativa, que nos sume en el vértigo de la confusión. Por eso he querido sacar mis propias conclusiones, y, además, ese tipo de periodismo rejuvenece al escritor. Y es mi manera de participar en la vida cívica. El periodismo es complementario de la literatura y de él extraigo fuentes y experiencias para mis novelas. Ahora lo que me interesa saber es si Irak, ese país que tiene una inmensa riqueza bajo el suelo, podrá vivir en libertad y prosperidad".