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Un protocolo internacional permitirá evaluar los riesgos para la salud de los alimentos transgénicos

El Códex Alimentarius, el máximo organismo alimentario mundial, anunció ayer un primer acuerdo de protocolo internacional de evaluación de la seguridad y los riesgos para la salud de los alimentos que contienen organismos genéticamente modificados (OGM, o transgénicos). La medida implica que por primera vez existirá un método mundialmente validado para autorizar alimentos transgénicos y asegurar su salubridad, un hecho extremadamente importante para la industria y los consumidores.

Las normas sobre transgénicos, cuyo detalle no fue dado a conocer ayer, fueron adoptadas por unanimidad por los 126 países que intervienen en las sesiones de la 26ª reunión de la comisión del Códex Alimentarius que se celebra en la sede de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación, de Naciones Unidas) en Roma.

"Se han adoptado cuatro documentos, que son otros tantos instrumentos a disposición de los Gobiernos para que ellos evalúen la seguridad de los alimentos derivados de los organismos genéticamente modificados", dijo el presidente del Códex, Tom Billy. Con ellos, la comisión del Códex no pretende cerrar la furiosa polémica suscitada por los organismos genéticamente modificados, sino colaborar a una clarificación sobre los riesgos reales. De tal forma que, si un país adopta los protocolos aprobados por la comisión, "se podrá estar tranquilo respecto a los productos eventualmente aceptados como salubres e inocuos", añadió Billy.

"Está claro que debería haber una evaluación de seguridad previa a la salida al mercado de estos alimentos", subrayó Alan Randell, secretario general del Códex. La documentación aborda también el uso de los microorganismos modificados genéticamente para la producción de alimentos y bebidas. Los documentos aprobados explican los procedimientos a seguir para determinar si un alimento modificado genéticamente contiene nuevas toxinas o agentes susceptibles de provocar alergias.

El uso de alimentos biotecnológicos es objeto de una colosal batalla comercial entre la UE y Estados Unidos. Mientras la superpotencia ha cultivado ampliamente y durante años productos modificados genéticamente, como maíz y soja alterados para resistir mejor las plagas, la UE impuso en 1998 una moratoria que afectaba tanto al cultivo como a la importación de los alimentos y cereales biotecnológicos. El Parlamento Europeo aprobó anteayer una ley que obliga a los productores que usan alimentos transgénicos a etiquetar sus productos para conocimiento del cliente.

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