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LA POSGUERRA DE IRAK | La situación en Bagdad

Los iraquíes pagan hoy 20 veces más por las raciones de la ONU

Naciones Unidas reanuda el reparto de comida con los precios disparados tras la guerra

La ONU ha asumido esta semana la distribución de alimentos entre la población iraquí que quedó interrumpida por la guerra. La ayuda, proveniente de donaciones y de lo adquirido antes del 19 de marzo en el marco del programa Petróleo por Alimentos, supone una operación logística formidable en un país sin apenas administración civil y donde la única ley es la del mercado de posguerra. Ayer, en el barrio de Zaiuna, en el este de Bagdad, los distribuidores vendían las raciones mensuales a los cabezas de familia a 5.000 dinares (unos cuatro dólares), un precio de reparto 20 veces superior a antes del conflicto.

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El Programa de Alimentos de Naciones Unidas, en colaboración con el Ministerio de Comercio iraquí -o mejor dicho con lo que queda de él, porque el edificio fue saqueado y quemado- y la Oficina de Reconstrucción y Asuntos Humanitarios (ORHA), que han montado las fuerzas de la coalición, ha puesto en marcha el reparto de 440.000 toneladas de comida a través de una red de 44.000 agentes de distribución, exactamente la misma que existía, al menos en el sur y el centro de Irak, en tiempos de Sadam. La responsabilidad de la ONU acaba en poner sanos y salvos los alimentos en los almacenes de los centros de población, ya que carece del personal necesario -unas 800 personas- para evitar que se produzcan abusos, pero ahí terminan también sus buenas intenciones, porque la realidad impone otras normas.

El lunes por la mañana, en el almacén de Resafa de Bagdad, el distribuidor Dian Hasan Naser, que lleva dos años haciendo este trabajo, estaba que echaba humo. "El Ministerio de Comercio me da 14.000 dinares para el reparto, 20 dinares por cada una de las 700 familias que me tocan, y los dueños de los camiones me piden 70.000 dinares [por el transporte]. No pienso perder dinero, tendré que vender las raciones a la gente".

Los transportistas aducen en su defensa que las carreteras no son seguras y que el litro de gasolina ha pasado de 20 dinares a 250 en dos meses. El resultado es que, como ocurría ayer en el barrio de Zaiuna, las raciones de la ONU, de 18 kilos cada una, costasen 5.000 dinares en lugar de 250 como era habitual hasta ahora o que llegasen "aligeradas" como también era habitual bajo el régimen de Sadam, según un joven vecino. "Con Sadam, los distribuidores robaban una parte o no llegaba nunca, y ahora son los mismos que entonces. En mi casa sólo hemos recibido la mitad", asegura el muchacho.

La calidad y cantidad de las raciones también han suscitado quejas. Los iraquíes acumularon víveres antes de la guerra y las familias en general no sufren una situación de penuria. El drama actual está en la falta de trabajo, en que llevan dos meses sin cobrar un sueldo y en que los precios se han disparado. Pese a ello, esperaban unas raciones más generosas y mejores. En las de ahora, reconoce la propia ONU, no se incluye leche para adultos ni sal, y el kilo de legumbres se ha reducido a 250 gramos. Además, el aceite, para indignación de los iraquíes acostumbrados en sus buenos tiempos al de oliva, es grasa vegetal procedente de Malaisia y la harina tiene un inquietante color amarillento y un tacto que parece pan rallado. "Es comida de animales", dice una vecina. "En casa tengo mucho aceite pero no lo utilizamos. Lo que necesitamos son tomates, leche, queso y poder comprar carne", asegura.

Otro problema es que la destrucción del Ministerio de Comercio, de sus ordenadores y listados, hará muy difícil, pese a que sus restos se han mudado a otra sede, que aquellos iraquíes que han cambiado de domicilio en los últimos meses vean alguna vez sus raciones. La española Antonia Paradela, portavoz del Programa de Alimentos de la ONU, admite estas quejas "que debe subsanar la ORHA como responsable última de la operación" y espera que "en julio se normalice el reparto". "Ya es un milagro que se hayan podido distribuir alimentos aunque sea con algunos excesos y retrasos", concluye.

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