Mil campesinos atacan un centro destinado a cuarentena en China
El temor a la neumonía desata una ola de protestas violentas en el campo
Un millar de campesinos de Xiande, en la provincia costera china de Zhejiang, atacaron la noche del domingo un edificio oficial, rompieron ventanas, destrozaron muebles y golpearon a los funcionarios: temían que varios sospechosos de padecer la enfermedad hubieran sido puestos en cuarentena en el inmueble. Miles de vecinos se manifestaron todo el fin de semana contra las autoridades sanitarias locales. Crece el temor a la propagación de la neumonía en el campo.
Entre el 25 y 28 de abril, otro grupo arrasó un centro de cuarentena y otras instalaciones médicas que iban a ponerse en marcha en Linzhou, en la provincia central de Henan. El incidente desembocó en el despido la semana pasada de varios funcionarios locales de sanidad.
Estas dos protestas, que se suman a la ocurrida a fines de abril en Chagugang, localidad agrícola a pocos kilómetros de la ciudad portuaria de Tianjin, expresan la preocupación que ha hecho mella en el campo a medida que la enfermedad se ha ido propagando. La estabilidad social, un principio básico del Gobierno, se está viendo afectada por una epidemia que tendría un efecto catastrófico si se expande fuera de los grandes núcleos urbanos.
Pekín anunció ayer 98 casos y tres fallecidos, lo que eleva las cifras totales a 1.897 y 103, respectivamente. Las autoridades de la capital continúan tomando medidas para luchar contra el virus y han enviado patrullas de policía a 80 embalses del municipio, donde han prohibido las actividades recreativas, para proteger el suministro de agua de la ciudad de una posible contaminación. Además, han incrementado el número de personas en cuarentena. El pasado domingo aislaron a otras 825, con lo que ya son 15.873, de las cuales han dejado salir a 4.726. El Gobierno municipal prevé que el número de infectados siga aumentando las próximas semanas.
Las autoridades, mientras tanto, están aplicando, como anunciaron, mano dura contra quienes no cumplen como se espera en la lucha contra el denominado síndrome respiratorio agudo grave (SARS, en sus siglas en inglés). Los medios de comunicación informaron ayer de que 55 funcionarios y directores de hospitales han sido destituidos por no implantar áreas de cuarentena, descuidar los controles de los emigrantes que regresan a las ciudades desde zonas infectadas o no tomar otras medidas preventivas. Un total de 206 personas ha fallecido y 4.280 se han visto afectadas en China por la neumonía; 1.433 han sido dadas de alta.
La tensión que viven los hospitales de Pekín y el miedo al virus ha decidido a algunos auxiliares a dejar sus trabajos, pese a los incrementos de salarios, según publicaba ayer la prensa local.
Mientras en el continente el número de enfermos crece a buen ritmo, en Hong Kong, la situación, tras dos meses de estragos, parece menguar definitivamente. Ayer se produjeron ocho infectados -la misma cifra que el domingo y la más baja desde marzo-, lo que eleva los casos a 1.637, y tres víctimas mortales (187). Las autoridades de Hong Kong rectificaron el domingo sobre la existencia de recaídas: ninguno de los 12 afectados que supuestamente habían recaído tenían ahora el virus.
En el mundo han muerto hasta ahora 461 personas, sobre 6.583 contagios. Se han recuperado 2.764.
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