Arafat acepta el nuevo Gobierno palestino
El acuerdo con Abu Mazen, que asumirá la cartera de Interior, desbloquea el proceso de paz
El presidente Yasir Arafat y su primer ministro Abu Mazen lograron ayer por la tarde ponerse de acuerdo sobre la composición del nuevo Gobierno palestino, poniendo fin a una crisis que ha durado cerca de una semana. La formación del nuevo Ejecutivo permitirá la publicación y puesta en marcha inmediata de la hoja de ruta, un nuevo plan de paz para el conflicto israelo-palestino apadrinado por EE UU, Rusia, la Unión Europea y la ONU. El acuerdo otorga al propio primer ministro las competencias de ministro del Interior en el nuevo Gabinete, mientras que el coronel Mohamed Dah-lan, manzana de la discordia entre Arafat y Abu Mazen, será nombrado ministro de Estado, responsable para los asuntos de seguridad.
Con esta fórmula ambigua, Arafat y Abu Mazen pusieron ayer punto final a sus diferencias sobre quién debía de ser el ministro del Interior. Mientras el primero propugnaba para este cargo a un hombre de su confianza, Hani al Hassan, responsable de Relaciones Exteriores del partido gubernamental Al Fatah, Abu Mazen defendía la candidatura del coronel Mohamed Dahlan, un líder de la primera Intifada, convertido desde hace años en máximo responsable de la seguridad en Gaza.
Detrás de este enfrentamiento se escondían las presiones de Israel y EE UU, que confían en la habilidad de Dahlan para que ponga fin a la Intifada y consideran a Hani al Hassan demasiado comprometido con las milicias de Al Fatah. Al tiempo, Washington temía que el nombramiento de Hani al Hassan permitiera a Arafat continuar con el control del aparato militar, aunque fuera de manera indirecta.
El acuerdo entre Arafat y Abu Mazen fue alcanzado gracias a la mediación del jefe de los servicios secretos egipcios, el general Omar Suleimán, que fue enviado ayer por el presidente Hosni Mubarak a Ramala. La misión de Suleimán se vio arropada por las gestiones de la Casa Blanca y la UE que presionaron a Arafat para que aceptara el acuerdo.
En medios políticos palestinos se aseguraba ayer que Arafat recibió a cambio de aceptar este compromiso garantías de Israel de que se le permitirá viajar fuera del país, acabando con el encierro que vive en su cuartel general de La Mokata, en Ramala, desde diciembre de 2001. Esta situación se vio mitigada en una sola ocasión la pasada primavera, cuando se le permitió viajar a Nablús y Yenín.
"Nadie ha perdido. Este acuerdo permitirá al nuevo Gabinete empezar su trabajo y volver al proceso de paz", dijo ayer el ministro Nabil Shaat, recordando que la puesta en marcha del nuevo Gobierno permitirá la aplicación de un plan de paz que deberá concluir en 2005 con la proclamación del Estado palestino. Estaba previsto que el plan se pusiera en marcha el pasado 20 de diciembre, pero fue aplazado ante las innumerables excusas planteadas por israelíes y palestinos. La última fue la de exigir el nombramiento de un nuevo Gobierno palestino, presidido por alguien diferente a Arafat.
El nuevo Gobierno deberá ser ratificado en el plazo de una semana por el Parlamento palestino, en una reunión extraordinaria que será convocada por su presidente Abu Ala. El Ejecutivo estará compuesto por 24 ministros, muchos de ellos pertenecientes al viejo equipo, y que contará por primera vez en la historia de la autonomía palestina, con la cartera de ministro de Asuntos Exteriores, un cargo que deberá desempeñar el actual ministro de Cooperación Internacional, Nabil Shaat.
Por otra parte, el partido fundamentalista Hamás, punta de lanza de la Intifada, advirtió ayer a Abu Mazen y a Dahlan de que no caigan en la tentación de reprimir a las milicias palestinas, ya que si lo hacen les declararán la guerra.
"Si el nuevo Gobierno combate el terrorismo practicado por la entidad sionista, entonces lo apoyaremos, pero si se dedica a hacer la guerra a nuestros combatientes, entonces nuestro pueblo se reservará una acogida desfavorable", aseguró Abdelaziz Rantisi, portavoz de Hamás. Rantisi recordó asimismo la oposición de esta milicia islamista al nuevo Gobierno, al considerar que se trata de una imposición exterior con el único objetivo de acabar con la Intifada.
La rivalidad entre la Autoridad Palestina y Hamás es patente, según los últimos sondeos, que dan un 22,6% de la población palestina a favor de Fatah y un 22% partidaria de los islamistas. El peor parado es Abu Mazen: el 68% de los encuestados cree que su nombramiento como primer ministro es el resultado de las presiones internacionales y un 43% opina que fracasará en su intento de avanzar en el proceso de paz. El 75% aboga por mantener la Intifada y otro 36% afirma "no confiar en nada ni en nadie".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.