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VISTO / OÍDO
Columna
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Castro, Bush, Sadam

Mi primera disensión con el castrismo fue en 1971: el caso Padilla, encarcelado por "actividades subversivas". Las tenían: pero creo que no se castiga por estar frente a un orden. Estábamos en el franquismo y yo era subversivo. Odio todo crimen político y me parecen peores que cualesquiera otros. Mi discrepancia con las "actividades subversivas de ETA" parte de un punto venial, enemistad al nacionalismo, empezando por el español, y de otro fundamental, el crimen político. Me parece peor el terrorismo de Estado, y del Estado más fuerte del mundo, por su capacidad de supermatar, se diría ahora. Castro ejerce un terrorismo de Estado al fusilar a tres disidentes, agravado por la indefensión en el juicio. Indefensión es palabra muy traicionada: Estados Unidos, con su enorme máquina legal, ejecuta con falsas garantías: y aunque fueran reales. La tortura de los años en el corredor de la muerte no es mejor que el sistema de Sadam. En las traiciones de palabras -o sea, de pensamiento- se dice que estos tres asesinados lo fueron por robar una barca para ir a Estados Unidos, y no es verdad: huían porque sus actividades habían sido descubiertas. Las actividades subversivas las habían precipitado por la fraseología de Washington sobre Irak: creían que serían inmediatamente ayudados frente al tirano. Fueron abandonados.

Se pierde otra vez el derecho de gentes. Algo ha funcionado en el mundo a favor de los humanos frente a los divinos. Castro ha cortado de raíz esa petición de ayuda fusilando, y Bush utiliza el terrorismo de Estado con la simpleza de la mentira: en Irak no hay armas de "destrucción masiva", ni era refugio del terrorismo antioccidental; Sadam, sátrapa, es menos tirano que los reyes y los emires en torno. Ni su pueblo es culpable. Bush ha matado por terrorismo militar más personas que todas las que ha matado el régimen de Castro: hay diferencias. Franco mató cuando ya agonizaba: había matado sólo en España más que Bush en el mundo.

Yo desearía que Castro pactara la sustitución de su régimen. No digo que lo cambiara por democracia, porque no existe: es sólo una voluntad. Por un régimen de derecho de gentes; con un regreso de exiliados sin venganza ni pillaje. Su pueblo sufre por el bloqueo, y por el régimen; que no sufra por las reivindicaciones y el odio. Ni por las bombas de Bush y Aznar y Blair.

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