Cinco esculturas jalonan el nuevo paseo de la ría de Bilbao
Una pasarela de Fernández Ordóñez une el Guggenheim con la Universidad de Deusto
Los terrenos abandonados por la industria y los usos portuarios a orillas de la ría de Bilbao han sido recuperados para el esparcimiento. Tras cuatro años de obras, ayer fue inaugurado el parque de la Ribera de Abandoibarra, un espacio urbano en el centro de la capital vizcaína de 37.000 metros cuadrados que une el Museo Guggenheim con el Palacio de la Música Euskalduna. En paralelo al curso de la ría, el nuevo paseo de la Memoria, de 800 metros de longitud, queda jalonado por cinco esculturas de artistas contemporáneos. Son las obras Begirari IV (El vigía), de Eduardo Chillida; Judith, de Markus Lüpertz; Maia, de William Tucker; 11 piezas de granito de Ulrich Rückriem; Sitios y lugares, de Ángel Garraza, y A la deriva, de José Zugasti.
El paseo de esculturas comienza con el menhir de acero de Chillida, una obra de 1997 situada en el acceso a la pasarela peatonal proyectada por el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, fallecido en 2000. El puente, una robusta estructura de acero forrada con madera de lapacho, conecta el Guggenheim con la orilla opuesta de la ría, a la altura de la Universidad de Deusto.
El parque de Abandoibarra ha sido diseñado por el arquitecto Javier López Chollet, y cuenta con un auditorio al aire libre, un quiosco y un embarcadero. La reforma de las riberas de la ría en esta zona de la ciudad ha costado 25 millones de euros.
