Los embajadores cruzan apuestas sobre el comienzo de la guerra
La propuesta de Chile para acercar posiciones en el Consejo de Seguridad fracasó casi al mismo tiempo que nacía
La mayoría de embajadores de los 15 países del Consejo de Seguridad consultados cruzan sus apuestas: ¿cuántos días quedan para la guerra? Entre ellos se subraya un comentario en privado de alguien que ha permanecido callado durante esta crisis: James Baker. El secretario de Estado durante la presidencia de Bush padre, un hombre muy vinculado a la familia, propuso a un interlocutor que le visitó esta semana apostar muy poco dinero -5 dólares, equivalentes a 5 euros- sobre las fechas. "La mía es el 25 de marzo", dijo Baker, según la fuente diplomática. "No perderá mucho dinero", añadió.
El Consejo de Seguridad no tiene prevista ninguna reunión para volver a tratar el tema de Irak. Por ello, los 15 miembros pueden ser convocados en cualquier momento. "Todo depende ahora de que Bush y sus aliados tomen la decisión de someter la resolución -que contiene el ultimátum de desarme hasta mañana 17 de marzo- a una votación o decidan retirarla", dijo un embajador consultado.
La última partida, hasta ahora, de la batalla diplomática se jugó el pasado viernes, cuando se abortó la iniciativa de seis no permanentes: México, Chile, Pakistán, Guinea, Angola y Camerún.
La idea de presentar una propuesta conjunta subía y bajaba como una montaña rusa durante toda la semana. Pero una vez que México y Chile decidieron oficialmente no apoyar a EE UU -cosa que tanto el presidente mexicano Vicente Fox como el de Chile, Ricardo Lagos, hicieron saber al presidente Bush el martes 11- la iniciativa recobró ímpetu. Se elaboró un documento con cinco puntos para que Irak los cumpliera en tres o cuatro semanas.
El embajador de EE UU ante la ONU, John Negroponte, conoció cada paso de los seis países. La Casa Blanca comenzó a enviar mensajes disuasorios. El jueves, el embajador de Pakistán, Munir Akram, respetado por su experiencia y habilidad, dijo poco antes de la reunión que no asistiría. Nada más comenzar el encuentro, Al Haji Ahmed Traore, embajador de Guinea, país que ejerce este mes la presidencia del Consejo, no ocultó su nerviosismo. En francés, dijo: "Yo soy el presidente, no puedo estar aquí", señaló. Un embajador le preguntó qué estaba pasando que Pakistán no acudía y que, ahora, Guinea quería evadirse. "Yo no puedo estar aquí, soy el presidente del Consejo de Seguridad. Tengo que estar por encima de todos".
Los africanos no fueron los únicos en apartarse. México dio instrucciones a su embajador, Adolfo Aguilar Zinser, que había trabajado intensamente en la iniciativa, para no patrocinar una resolución conjunta. Por tanto, sólo quedó Chile. Según fuentes diplomáticas, Lagos decidió salir a la palestra y anunció la iniciativa. La Casa Blanca la desestimó casi de inmediato. La idea de un plazo de 3 o 4 semanas era inadmisible.
Los sondeos realizados en Nueva York sobre la viabilidad de la propuesta ya le habían dado al embajador chileno, Juan Gabriel Valdés, elementos para saber que no tenía futuro alguno. Como la iniciativa planteaba que si Sadam Husein incumplía las condiciones se podía aplicar el uso de la fuerza, los franceses dijeron que no respaldarían una deriva automática hacia la guerra. Y el embajador Negroponte dijo que un plazo de tres semanas estaba fuera de la realidad. Fue así, pues, que la iniciativa ni siquiera fue introducida para su votación en el Consejo. "El globo sonda se pinchó antes de remontar vuelo", dijo un diplomático.
Las fuentes consultadas dijeron que Bush tiene que decidir si, como prometió el 6 de marzo, EE UU insiste en una votación "para que todos muestren sus cartas" o si, dadas las dificultades para la mayoría de nueve votos -lo que permitiría una victoria moral ante un veto de Francia y otros países- retira la propuesta de ultimátum cuyo plazo es el 17 de marzo.
En su última conversación con Lagos, el pasado martes, Bush le señaló que con México o Chile lograba reunir la mayoría de nueve votos. Chile y México dijeron el jueves, de manera oficial, que no votarían a favor. Pero es posible que, con vistas a la opinión pública, y para apuntalar a sus aliados Blair y Aznar, contemple la posibilidad de convocar a la votación, ver qué vota cada uno y vender el mensaje de que lo ha intentado todo antes de dar la orden de invadir Irak.
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