Los kuwaitíes esperan que un cambio de régimen en Irak reavive su economía
El emirato celebra mañana el duodécimo aniversario de su liberación por los aliados
Son jóvenes (el 65% de la población kuwaití es menor de 25 años) y tienen mucho dinero para gastar. Dependientes en impecables trajes negros les empaquetan artículos de las mejores tiendas de París, Milán o Nueva York. Hoy es el día de la fiesta nacional de Kuwait, el 42º aniversario de su independencia del Reino Unido en 1961. Mañana se celebra el Día de la Liberación, 12 años después de que una fuerza militar multinacional encabezada por Estados Unidos liberara Kuwait de la presencia del Ejército iraquí en 1991.
En Villa Moda, lo más de lo más en centros comerciales dentro de un país saturado de ellos, los ricos kuwaitíes gastan sus dinares a manos llenas para ponerse guapos y estar a la altura de ambas fechas. "No se deje engañar por la apariencias", replica Noor, de poco más de 20 y estudiante en la Universidad de Kuwait, "aunque nos arreglemos para las fiestas sólo tenemos una idea en la cabeza: la guerra".
Curiosos contrastes los que vive Kuwait. Un país que durante la guerra del Golfo esperó de forma desesperada la llegada de las tropas de Estados Unidos y que ahora ansía que esos mismos soldados partan cuanto antes para tomar el vecino Irak. "Y que no regresen hasta haber depuesto a Sadam Husein", dice Noor. En realidad, Kuwait es hoy dos países. Uno, la zona norte bajo control militar de una superpotencia extranjera que limita la entrada a los civiles. El otro, lo integra una gente mimada por un altísimo nivel de vida pero preocupada por lo que está por venir.
Como otros miles de kuwaitíes, Salah cuenta tener razones para celebrar con ropa nueva la fiesta de mañana. Pocos días antes de la liberación de Kuwait, los soldados iraquíes le detuvieron en su casa y lo mandaron preso a la sureña ciudad de Basora, en Irak. Estuvo cautivo tres semanas, encerrado junto a otros 400 hombres en una celda para 100. Mañana no sólo celebrará el Día de la Liberación, sino la posibilidad de que sean ahora los estadounidenses los que invadan Irak. "Pues claro que queremos la guerra, y la queremos ya", repite. "Nosotros sabemos muy bien que esta guerra nada tiene que ver con el petróleo o con la aspiración de América de conquistar un país", prosigue, "sólo se trata de deshacerse del diablo", informa Salah.
Entre cientos de banderas nacionales, Kuwait conmemora las festividades del 25 y 26 de febrero con dos ideas fijas: que Sadam sea desalojado del poder y que la instauración de un nuevo régimen en Bagdad sea la chispa que reavive la economía del país.
Asumiendo que los días de Sadam están contados, la Bolsa de Kuwait, al contrario que las del resto del mundo, ha alcanzado cotas muy altas en los últimos meses, siendo los sectores del petróleo, el transporte y la construcción los más beneficiados. "Tras Sadam, el mercado crecerá y crecerá", aseguraba ayer en el diario Arab Times el agente de Bolsa Mohammad Habib. "¿Hasta cuándo? No lo sé, pero crecerá tanto que no lo puedo imaginar". Porque mientras que las plazas internacionales han ido desmoronándose a la sombra de los atentados terroristas del 11-S, el mercado financiero kuwaití ha permanecido boyante, llegando a crecer hasta un increíble 39% en 2002. Y eso con la sola ayuda del rumor de la amenaza de guerra por parte de EE UU.
Desde la liberación, mañana hace 12 años, cuando las tropas de Sadam fueron expulsadas de este país tras siete meses de devastación, Kuwait se ha recuperado de los efectos de aquella guerra. Pero la continua inseguridad que destila el régimen de Sadam Husein y el tener la frontera norte con Irak cerrada al comercio han provocado un estancamiento en el conjunto de la economía.
Habib reconoce que la Bolsa podría derrumbarse durante la ofensiva, pero cree que se reestablecería en cuanto EE UU y las fuerzas de coalición se estableciesen en Irak. Para Amer al Tameemi, economista de la Kuwait Economic Society, el cambio de régimen en Irak no puede traer más que beneficios. "Ahora los puertos de Kuwait funcionan al 65% de su capacidad, pero tras la guerra, y mientras se reparen los puertos iraquíes, todo el crudo de Irak tendrá que transportarse desde aquí". Otro analista asegura: "Los kuwaitíes van a Londres y a Beirut a comprar apartamentos. Cuando caiga Sadam irán a Basora , a tan sólo 90 minutos conduciendo de aquí". Y quieren a los iraquíes compartiendo su bonanza. "Una vez liberados de Sadam queremos hacer negocios con los iraquíes; queremos ver a los iraquíes hacerse ricos, ya no queremos más iraquíes pobres", dice Al Tameemi.
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