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AMENAZA DE GUERRA | La división europea

La UE queda fracturada y reconoce su fracaso ante la crisis de Irak

Solana habla de fiasco personal y colectivo

La Europa política volvió a romperse ayer por la cuestión iraquí después de que dos países miembros, Reino Unido y España, anunciaran ser copartícipes de la resolución de ultimátum de EE UU a Irak. París y Berlín la consideran "prematura y no útil", y el alto representante de la Unión Europea, Javier Solana, habla directamente de "fracaso" personal y colectivo por la incapacidad de los Quince para alcanzar una posición común. La presidencia griega intentó minimizar daños al afirmar: "Objetivo común hay: el desarme y el cumplimiento de la resolución 1.441".

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Así lo afirmaba el ministro de Asuntos Exteriores de Grecia, Yorgos Papandreu, que viajará este jueves a Washington. Todo lo que cuidadosamente tejieron los titulares de Exteriores el pasado 27 de enero, apoyando la labor de los inspectores y sugiriendo darles más tiempo, y lo que salió de la Cumbre de Bruselas, el pasado día 17, tras las masivas manifestaciones de protesta en el continente contemplando la guerra como último recurso, saltó ayer por los aires en la reunión ordinaria del Consejo de Asuntos Generales de la UE.

Papandreu hizo verdaderos esfuerzos para disimular la frustración y sacó como pretexto que "la Unión Europea no tiene hoy por hoy representación en el Consejo de Seguridad de la ONU, que es el foro donde se dilucida el asunto". "Pero hay una posición común: el cumplimiento de la resolución 1.441 y el desarme iraquí, lo que no supone apoyar directamente un cambio de régimen".

Solana reconoce el fracaso

Esta cuestión, la del relevo de Sadam Husein, fue abordada durante el almuerzo de trabajo de los ministros, al que asistieron el secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Amro Mussa, y el actual presidente de este organismo, el ministro de Exteriores libanés, Mahmud Hammud. Mussa negó que esté detrás de alguna iniciativa para persuadir a Sadam Husein a ir al exilio y ahorrar un baño de sangre de civiles. "No es mi labor", dijo después de anunciar que la cumbre de líderes árabes se celebrará definitivamente este fin de semana, sin atender la petición de Bagdad de retrasarla hasta después del próximo informe de Hans Blix. Algunos dirigentes europeos barajan la idea de una mediación de último minuto a Bagdad ofreciéndole a Sadam una salida garantizada.

Sin embargo, de momento, lo que sonó ayer en Bruselas fueron palabras de impotencia y de consciencia sobre lo lejos que la UE está en forjar con éxito una política exterior común. "Yo al menos he fracasado, porque no hemos logrado esta posición en el caso iraquí, y aquí se trata de guerra contra paz", admitió Solana con un pesimismo inhabitual en él.

La ministra española, Ana Palacio, negó que la presentación de la resolución tripartita suponga una división dentro de la UE ni menos que la guerra sea ya irremediable: "Independientemente de la labor de los inspectores, es esencial la presión a Sadam para que se desarme y para que haga un cambio de voluntad política". Palacio reconoció el problema que el Gobierno de José María Aznar tiene con la opinión pública para convencerla del impacto de la crisis iraquí: "Tal vez hayamos fallado en la comunicación y soy responsable por lo que a mí compete".

Su colega británico, Jack Straw, fue el más explícito, como siempre, al afirmar que Londres quiere que la segunda resolución sea votada en un plazo de dos semanas. Palacio nada dijo de tiempo. "A Sadam no se le puede tratar como a un niño con listas de lo que debe o no debe cumplir. Sabe perfectamente lo que tiene que hacer", afirmó el secretario del Foreign Office en alusión a la tesis franco-alemana de no precipitar los acontecimientos con adicionales resoluciones.

"Es prematura, no es necesaria y no es útil. El tiempo es todavía de la 1.441 y de la continuidad de las inspecciones", declaró el ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, al referirse a la resolución de EE UU, Reino Unido y España, también criticada por el alemán Joschka Fischer, por lo que representa para la cohesión europea, y por el siempre franco Louis Michel, el titular de Exteriores belga: "El contexto y las circunstancias actuales no justifican en ningún caso el uso de la fuerza".

Villepin anunció que París iba a presentar ayer mismo en la ONU un memorando con puntos concretos para exigir el desarme de los iraquíes y el refuerzo de los medios de los inspectores. Dijo también que las inspecciones pueden servir también como instrumento futuro para la lucha contra la proliferación armamentística en el caso de Corea del Norte. No le faltó la retórica al elegante jefe de la diplomacia gala cuando en rueda de prensa, antes de partir a Berlín para asistir anoche a una cumbre franco-alemana, manifestó: "Con cerca de 200.000 soldados en la zona, ¿qué mejor éxito sería para EE UU desarmar a Sadam con la paz?".

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin.AP

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