Bush y Aznar perfilan la estrategia para dar "la última oportunidad" al Consejo de Seguridad

Una vez dispuestas sobre el terreno todas las tropas necesarias y acordado el precio de la colaboración de Turquía para cerrar la tenaza por el norte de Irak, el presidente de EE UU, George W. Bush, ultima su estrategia diplomática con conversaciones telefónicas y entrevistas personales ante la presentación en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de una nueva resolución, en estrecha cooperación con España, "clara y directa" sobre el incumplimiento iraquí de su obligación de desarmarse. El presidente estadounidense indicó durante su comparecencia ante la prensa con el presidente del Gobierno, José María Aznar, que ésta es la última oportunidad del Consejo de Seguridad para mostrar su relevancia.

"El Consejo de Seguridad ha adoptado una posición clara y ahora se encuentra ante una decisión clara", manifestó ayer Bush, tras sus dos días de entrevistas con José María Aznar, en las que el presidente del Gobierno español dio su visto bueno a los términos de la nueva resolución. "Con todo el mundo pendiente, el Consejo tiene que demostrar que cumple lo que dice", dijo el presidente de Estados Unidos.

La resolución 1.441 "no pidió indicios de avances o concesiones menores", sino que Irak "tenía que desarmarse de forma completa e inmediata", indicó el presidente estadounidense. "Ése es el tema". Bush mantiene que el presidente iraquí, Sadam Husein, se ha burlado de la resolución y que las deliberaciones de los próximo días en el Consejo de Seguridad deberán decidir si el régimen iraquí ha cumplido con los términos exactos de la resolución. "El tiempo se acaba".

José María Aznar ha sido el último de los aliados incondicionales en visitar a Bush, tras Tony Blair, Silvio Berlusconi y el australiano John Howard. Bush y Aznar hablaron desde Crawford con Blair y Berlusconi. Desde la Casa Blanca, también ha hablado por teléfono en los últimos días con el emir kuwaití, ha tanteado al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, y allí recibirá la semana entrante al presidente azerbaiyano, Heidar Alíev, vecino de Irak que también apoya la intervención. "Es diplomacia circular, en la que el presidente habla con un dirigente, que a su vez habla con otro que a su vez habla con otro", explica Ari Fleischer, el portavoz presidencial. "Es un proceso continuo. Ya tenemos una alianza de miembros del Consejo de Seguridad que trabajan intensamente para conseguir el apoyo del Consejo para desarmar a Sadam Husein".

Incumplimiento

Bush busca el visto bueno a los términos de una resolución que consiga el necesario apoyo de nueve miembros del Consejo de Seguridad y obligue a los tres con derecho de veto (Francia, Rusia y China) a refugiarse en la abstención. La delicada formulación verbal debe "dejar constancia clara y directa" de que Irak no ha cumplido la resolución 1.441. Preguntado sobre el escaso apoyo explícito a su política en el Consejo (hasta ahora sólo cuatro países: EE UU, Reino Unido, España y Bulgaria) y sobre si creía que iba a dominar los recelos de París, Moscú y Pekín, Bush respondió: "Todavía no hay ninguna resolución. Habrá una y la gente podrá estudiar lo que se propone. La pregunta me es vagamente familiar. Se me hizo antes de que el Consejo aprobara por unanimidad la 1441, que decía que Sadam debe desarmarse y no se ha desarmado".