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AMENAZA DE GUERRA | Las inspecciones

El ultimátum de Blix para la destrucción de los misiles pone a Sadam contra las cuerdas

Los cohetes Al Samud 2, fabricados después de 1991, deben eliminarse a partir del 1 de marzo

Enric González

El jefe de la Comisión de Control, Verificación e Inspección de Naciones Unidas, Hans Blix, podría conseguir lo que hasta ahora no ha logrado EE UU: colocar a Sadam Husein en un callejón sin salida. Su ultimátum para que el Gobierno iraquí comience a destruir sus misiles de largo alcance el próximo sábado, 1 de marzo, obliga a las autoridades de Bagdad a elegir entre lo malo y lo peor. Si acceden a la destrucción, George W. Bush tendrá menos argumentos para la guerra, pero Irak habrá prescindido de uno de sus pocos programas armamentistas efectivos en vísperas de una posible invasión. Si rechazan el ultimátum, el Consejo de Seguridad tendrá motivos para respaldar el uso de la fuerza.

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Hans Blix ha acumulado crédito desde que, en noviembre pasado, se reanudaron las inspecciones. En sus informes periódicos ante el Consejo de Seguridad de la ONU se ha esforzado por mantener un difícil equilibrio, sin ceder a las presiones estadounidenses y sin dejarse deslumbrar por la cooperación iraquí, que, según él, se limita a las formas. El ultimátum planteado por el diplomático sueco, en una carta entregada el viernes, a última hora de la tarde, a un representante del Gobierno de Irak, no deja margen para dilaciones o excusas.

Los misiles considerados ilegales por los inspectores, basándose en las conclusiones de un equipo de expertos, son los Al- Samud 2, desarrollados después del alto el fuego de 1991, que prohibió expresamente a Irak la posesión de proyectiles de alcance superior a los 150 kilómetros. Concretamente, las primeras pruebas de los Al-Samud se llevaron a cabo en 1997.

Los Al-Samud 2, unos misiles aún en fase experimental, pero con algunas unidades entregadas desde hace un año a la Guardia Republicana y supuestamente operativas, superan ampliamente el alcance máximo establecido en el acuerdo que puso fin provisional a la guerra del Golfo. El Gobierno de Irak afirma que, una vez dotados de cabezas explosivas, los proyectiles quedan limitados al alcance legal, y sostiene que sin cargas químicas o biológicas, de las que dice carecer, el Al-Samud 2 tiene una utilidad militar "muy limitada". Pero no ha respondido de forma concreta, por el momento, al ultimátum del jefe de los inspectores.

Los términos establecidos por Hans Blix son tajantes: Irak debe destruir todos los Al- Samud 2, tanto los ensamblados como las piezas en fabricación, junto con todas las piezas auxiliares, incluyendo los 380 motores Volga importados ilegalmente, los programas informáticos empleados en la producción y el combustible líquido que utilizan los misiles.

La destrucción se realizará, según los casos, mediante "demolición por explosivos, achatarramiento, fundición, o por otros sistemas físicos o químicos". Y el proceso no debe comenzar más tarde del próximo sábado, justo en el momento en que los 15 países miembros del Consejo de Seguridad estarán debatiendo la resolución de guerra que presentará Estados Unidos, con el apoyo de aliados como el Reino Unido y España.

El Gobierno iraquí tenía previsto responder hoy en una rueda de prensa al ultimátum de Blix, si bien el ministro de Exteriores iraquí, Naji Sabri, ha insistido en los últimos días en que los desacuerdos pueden resolverse entre Bagdad y la ONU sin presiones externas. Irak ha reiterado que esos misiles no son ilegales. . Blix enviará el próximo 28 de febrero o 1 de marzo un informe a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y el 7 de marzo lo defenderá oralmente ante el Consejo.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Dominique de Villepin, con derecho de veto en el Consejo y el más significado partidario de la vía diplomática para lograr el desarme iraquí, afirmó el viernes que los misiles debían ser "desmantelados en las condiciones y plazos exigidas por los inspectores".

El endurecimiento de la actitud de Hans Blix se corresponde con el del director de la Agencia Internacional de la Energía Atomica, Mohamed el Baradei, encargado de verificar el desarme nuclear iraquí. El Baradei declaró ayer que seguía siendo partidario de las opciones pacíficas, pero subrayó que la cooperación de Irak resultaba hasta ahora insuficiente. "No hemos terminado nuestro trabajo e Irak no está cooperando plenamente con nosotros", afirmó.

Negociación con Turquía

Los preparativos bélicos por parte de EE UU registraron ayer, por otra parte, un avance significativo. Turquía anunció su "predisposición" a permitir que las tropas estadounidenses utilizaran su territorio para abrir un frente de batalla en el norte de Irak, después de que el Gobierno de Washington mejorara algunos detalles de su "paquete de compensaciones", estimado en unos 26.000 millones de dólares. Dentro de esa cantidad, en su mayor parte créditos a bajo interés y largo plazo, Turquía recibirá 6.000 millones de forma inmediata, y garantías de que la guerra no desembocará en la creación de un Estado kurdo. El anuncio formal de la autorización debería realizarse esta misma semana.

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