Juan Goytisolo: "El sábado, España dejó de ser un país de súbditos"
El autor afirma que 'Telón de boca' será su última novela: "He perpetrado ya demasiadas"
Juan Goytisolo presentó ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su última novela, Telón de boca (El Aleph), como su despedida de la novela. Y lo hizo en un tono bastante optimista dentro de la gravedad: trazó un balance nefasto de la situación internacional, pero se mostró "reconfortado" con la oposición de la sociedad española a la guerra de Bush: "El sábado, España dejó de ser un país de súbditos y volvió a ser un país de ciudadanos", dijo el autor.
"El sábado me reconcilié con España", dijo Goytisolo (Barcelona, 1931). "Me impresionó mucho ver por televisión las imágenes de las manifestaciones. Los tres niños estaban en casa viendo la televisión, gritando ¡No a la guerra! ¡No a la guerra! Fue emocionante. Es alentadora la rebelión contra esa estafa colosal que nos están vendiendo desde el 11 de septiembre. Reconforta pensar que la gente no ha abandonado la razón en un tiempo en que la inteligencia parece haberse escapado de las cabezas de los políticos para desplazarse a las bombas".
Goytisolo mezcló, como suele, compromiso y literatura, vida y ficción. Y antes de elogiar el ejercicio ciudadano de los españoles, elaboró un discurso en el que denunció que vivimos en un mundo sometido al "poder hegemónico de Estados Unidos", dirigido por "tele-evangelistas, magnates del petróleo y teólogos" ("Bin Laden, los israelíes y el teólogo que escribe los discursos de Bush"). Un mundo en el que "ese poder hegemónico quiere imponer por la fuerza los valores de la Revolución Francesa (que defiende mejor que nadie la llamada vieja Europa) a otras sociedades, mezclando a Dios con el petróleo, para lograr, de paso, la definitiva dependencia europea".
Frente a ese estado de cosas, Goytisolo defendió los libros como territorio de la libertad y de la duda; y la experiencia más rica posible ("que muchos autores sacrifican hoy en nombre de su carrera") como fuente de conocimiento. Con homenajes al rigor de Valente y al laicismo de Blanco White, Goytisolo enseñó su admiración por el clasicismo de Tolstói, un autor muy importante en esta novela, Telón de boca, marcada por una desolada imagen caucasiana del autor de Anna Karenina: un cardo aplastado al borde de la carretera. "Cuando fui a la guerra de Chechenia", explicó, "fui con la literatura rusa en la mano. Y vi la misma brutalidad que pintó Tolstói en Hadjí Murat en los mismos lugares. El mejor retrato de Yeltsin lo escribió Tolstói al hablar del zar Nicolás I. Lo cual no deja espacio para tener fe en el género humano".
Una novela de guerra, de desolación, pero también un viaje interior hacia el pasado, a la infancia, a la vida con Monique, su mujer, y a la muerte. Goytisolo contó que ha pasado muchos años escribiendo esta ficción biográfica "que parte del dolor para llegar al olvido y de ahí al horror por el olvido" y que no contiene ahora casi nada de lo que tenía al principio. "Me obligué a eliminar la grasa y mantener el nervio. Eliminé los sentimientos, lo ya dicho, lo que ya conocía, y traté de adentrarme en un desafío conciso y preciso. Ya no tiene sentido escribir novelas de 700 páginas. Si lo puedes decir en 70 no hace falta 700. ¿Quién puede leerlas? No siendo Musil o Mann es una corrupción hacerlas".
Presentaron la novela José María Ridao y Carlos García Gual, que coincidieron en calificarla de excepcional. Para Ridao, "esa desnudez, esa precisión despojada abole el tiempo, los nombres, el espacio y las fronteras entre ficción y realidad, entre los paisajes, los seres y las cosas. Quizá la novela no sea tanto una despedida personal como el cierre del círculo de un mapa literario, pero me parece que la voz del narrador abre hueco para desaparecer".
García Gual destacó la infinita "soledad del protagonista" y subrayó el carácter mestizo del libro, su "fondo poético y desolado", "su prosa magnífica llena de imágenes y paisajes que quedan en la memoria".
Goytisolo, que presentará hoy, a las 19.30, la novela al público en el Círculo, dijo que espera que el libro no suponga su despedida de la vida, pero que muy probablemente será su última obra literaria: "Nada es nunca seguro del todo, pero he escrito ya mucho, he perpetrado demasiadas novelas para añadir más. Me arrepiento de muchas páginas. Pero escribir es lo único que sé hacer, fuera de eso soy un inútil total. Así que haré algún ensayo, como el libro sobre el Azaña escritor".
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