Luis Goytisolo vuelve a plantearse lo que esconden los conflictos íntimos

Luis Goytisolo parte de la idea de que el hombre necesita constantemente definirse a sí mismo. Y en esa búsqueda recurre a todo tipo de escaramuzas: desde los horóscopos a la psicología o a la interpretación de los sueños. "La gente se autodefine continuamente y en realidad no es así, es como le gustaría ser. Nos comportamos como el otro desea", dice. La introspección, el sexo, el paisaje y lo que se esconde tras los conflictos íntimos son algunas de las obsesiones a las que vuelve Goytisolo en Liberación, su nueva novela.

Luis Goytisolo (Barcelona, 1935) ya dejó en su anterior novela, Diario de 360º (2000), el terreno preparado para lo que sería Liberación (Alfaguara), que ha logrado escribir en seis meses sin interrupción de ningún tipo, "en unas condiciones envidiables", cuenta este escritor y académico, que disfruta desde su casa en la plaza de España de una de las mejores vistas de Madrid ("cada ventana es un cuadro").

El autor, que siempre ha mostrado inclinación por alejarse de las formas narrativas convencionales, define Liberación como una novela "típica". La estructura se basa en tres historias centrales alrededor de las cuales surgen incisos para converger todos en un final abierto. "La novela va anunciando lo que pasa o se deja entrever al lector, es la negación del suspense". Goytisolo ya exploró la novela negra en Placer licuante (1997); la comedia en Escalera hacia el cielo (1999), y el relato de aventuras en Mzungo (1996).

En todo caso, en Liberación están presentes sus temas recurrentes. Uno, el paisaje como personaje y lo rural frente a lo urbano. "Me interesa un campo poco convencional, vacío, sin campesinos. Aunque nací en Barcelona, mis recuerdos son rurales, del lugar donde estuve durante la Guerra Civil. La ciudad no la había visto nunca".

Otra obsesión, el sexo, que en el caso de esta nueva novela no es tan explícito como en Antagonía o Placer licuante. "Aquí no tiene mucho sentido extenderse, pero procuro darle un carácter ameno".

Los personajes de Liberación -que tratan de librarse de su propia imagen, de ahí el título- son fácilmente identificables. Ricardo (un arquitecto, que siempre está buscando); Carlos, su antagonista, que se conforma con su suerte. Claudia, inmersa en sus conflictos de identidad familiar y sexual; el marido que nunca se ha explicado por qué su mujer se suicidó. Y, en medio, pequeñas incursiones como la de una empleada de una agencia de viajes, que acabará jugando un papel terrible en la historia. Algo que tiene que ver con el azar, otra de las grandes preocupaciones de este autor. "Hablo del doble juego de la fatalidad y lo aleatorio. De esas circunstancias extrañas que no sabemos si son azar o cálculo y que determinan la vida. Aunque me inclino a pensar que las cosas que suceden siempre son la conjunción de ambos elementos", a juicio del escritor, galardonado con los premios nacionales de la Crítica (1985) y de Literatura (1993).

Stendhal ("con su idioma del código civil"), Joyce ("en la influencia de los ambientes") y Proust ("en el aspecto asociativo del idioma, tan rico que sugiere nuevos contenidos") son algunos de los autores en quienes Goytisolo se reconoce. Y en cuanto a géneros, la novela (ya está preparando otra) le interesa más que las obras de pensamiento. "Novelas como Guerra y paz, que te cambian tu visión del mundo, tu vida y la manera de ver a los demás. Ése es el punto de vista que me interesa, que mi lectura ilumine al lector de la misma forma que a mí me iluminaron otras".