Sharon exige la salida de Arafat a cambio de la paz con los palestinos

Derrocar a Yasir Arafat, poner en pie una nueva dirección palestina y firmar con ella un acuerdo verdadero de paz; éstos son los objetivos principales del próximo Gobierno del general Ariel Sharon, quien ayer anunciaba su programa de trabajo públicamente en un mensaje radiotelevisado, tras haber recibido oficialmente del presidente de Israel, Moshe Katsav, la orden de formar en un plazo máximo de 28 días un nuevo Ejecutivo.

"El nuevo Gobierno deberá hacer frente a misiones difíciles; la guerra contra el terrorismo y contra el que está a su cabeza, el presidente de la Autoridad Palestina", aseguró Ariel Sharon en su alocución, al tiempo que aseguraba que haría todos los esfuerzos necesarios para fomentar la creación de una nueva dirección palestina con la que, según éste, "será posible llegar a una paz verdadera".

Sharon ofreció una vez más a todos los partidos sionistas del Parlamento sumarse al nuevo gobierno de Unidad, para participar en esta misión nacional, que, según él, coincide además con los objetivos políticos de EE UU, que, como Israel, buscan con el fin de Sadam Husein y el ataque a Irak: "Una victoria sobre el terrorismo, el establecimiento de una paz y una salida a la recesión económica".

El jefe de Gobierno israelí está obsesionado desde hace más de 20 años con el fin de Arafat. Así lo ha planteado en los últimos días de manera abierta a diversos líderes palestinos, con los que se ha reunido secretamente. Sharon se ha entrevistado con el número dos de la Organización para la Liberación de Palestina, Abu Mazen, y con el presidente del parlamento de Ramala y Gaza, Abu Alá, según desveló ayer un portavoz gubernamental, quien añadió que las reuniones se habían celebrado por separado el pasado viernes.

Programa de reconciliación

Sharon ofreció a los dos dirigentes palestinos un ambicioso programa de reconciliación que contempla, en una primera fase, un alto el fuego que posibilite a continuación reanudar las negociaciones de paz en las que llegar a un acuerdo definitivo. En esta línea ofreció a sus interlocutores de manera inmediata un repliegue escalonado de las tropas israelíes de los territorios ocupados, empezando por dos ciudades a su elección, en las que la policía palestina podría volver a actuar y donde serían restablecidos paulatinamente los derechos civiles a los ciudadanos. Para la segunda fase de la pacificación, en el marco de unas negociaciones más ambiciosas, Sharon exige de los palestinos tres condiciones previas de difícil cumplimiento: el reemplazamiento de Arafat, un programa de reformas en la Administración palestina y el fin del terrorismo.

Las conversaciones de Sharon con Abu Ala y Abu Mazen, los dos delfines indiscutibles de Arafat, coinciden además con una serie de conversaciones también secretas que emisarios y consejeros del primer ministro israelí están llevando a cabo con otros ministros palestinos. Entre estos encuentros destaca los llevados a término por Dov Veisglass, jefe del gabinete de Sharon; los ministros del Interior, Hani Hassan, y el de Finanzas, Salam Fayyed. Para hoy están previstos nuevos encuentros con el ministro de Interior palestino y responsables israelíes.

Aunque no ha habido respuesta oficial palestina a la propuesta de Sharon, el reestablecimiento de los canales de diálogo entre Israel y la dirección palestina ha sido favorablemente acogida por el propio entorno de Yasir Arafat.