'Democracia' etarra
ETA asesinó ayer a Joseba Pagazaurtundua, jefe de la Policía Municipal de Andoain, militante del PSE-EE, miembro de la plataforma ciudadana ¡Basta Ya! y hermano de una conocida ex diputada y concejal de ese partido. La víctima recibió varios impactos de bala -dos de ellos en la cabeza- cuando leía el periódico en un café de esta localidad guipuzcoana, gobernada en minoría desde los pasados comicios locales por la judicialmente suspendida Batasuna.
La esencia del terrorismo consiste en matar a uno para atemorizar a muchos. El año pasado ETA asesinó a cinco personas, pero muchas más se vieron afectadas por las amenazas y el acoso terrorista. A medida que se acerquen las elecciones, el mundo de ETA aumentará la presión contra los partidos no nacionalistas. Porque esa coacción, a la que dan credibilidad los asesinatos, es ahora el eje principal de la estrategia terrorista. Ya no se trata de desestabilizar la democracia, como cuando mataban sobre todo policías y militares, sino de hacerla imposible en una parte del territorio. De imponer por la fuerza la democracia etarra, que consiste en reconocer plenos derechos sólo a quienes comparten su ideología.
Recientemente, un diputado del PNV declaraba en una entrevista que si ETA no atacaba a los de su partido era por la "arbitrariedad de quien fija los objetivos, que hasta en eso es caprichoso". Pero tal capricho no existiría seguramente si el nacionalismo situara la lucha contra ETA en el primer rango de sus prioridades políticas. La defensa de la democracia y de la libertad se identifica en estos momentos con el combate por aislar y debilitar a ETA: a los pistoleros y al entramado que les prepara el terreno. A Joseba Pagazaurtundua, como antes a José Luis López de Lacalle, también socialista y miembro de ¡Basta Ya!, asesinado en el mismo pueblo en mayo de 2000, primero lo señalaron los de la kale borroka y luego dispararon contra él. Hay miles de personas así marcadas, a las que se les dirige el mensaje de que si no dejan de oponerse a ETA o se van del pueblo, podrán ser asesinadas.
Desde que ETA adoptó esa estrategia, los ediles y militantes socialistas y populares constituyen el objetivo esencial de los terroristas. Tan sólo en Andoain ha habido en los ultimos años dos intentos de asesinato y al menos una decena de agresiones a militantes socialistas de la localidad. Conforme a esa estrategia de acoso, la reducción del peso electoral de Batasuna, e incluso del número de atentados, es compatible con una mayor eficacia intimidatoria. El fin es provocar el abandono de la vida pública de quienes se le oponen.
Una cosa es la defensa de las ideas independentistas y otra la existencia de un partido financiado con fondos públicos que forma parte de un entramado coactivo. Por eso no se comprende el rechazo de PNV y EA a firmar junto a socialistas y populares una moción de censura para desalojar a Batasuna de la alcaldía de Andoain -7 concejales frente a 5-, y por eso resulta tan ofensivo que Arzalluz haya dicho estos días que intentar ilegalizar a Batasuna es "el mayor atropello jurídico que han visto los siglos".
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