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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | La zona del conflicto

Jordania se prepara para la avalancha de refugiados

Las autoridades de Ammán esperan una oleada de 400.000 civiles iraquíes si estalla la guerra contra Bagdag

Jordania espera recibir de Irak una oleada de 400.000 refugiados en cuanto estalle la guerra con el régimen de Sadam Husein. Aunque estas cifras no son oficiales, amenazan con desestabilizar el precario equilibrio político y económico del reino hachemí, que ha reforzado la vigilancia en la frontera del este para evitar la entrada masiva de desamparados, como sucedió durante la guerra del Golfo. Ante la catástrofe que se avecina, las autoridades preparan discretamente un plan de asistencia humanitaria.

La tensión y la espera son perceptibles en Al Karame, el gran puesto fronterizo entre Jordania e Irak, situado a 350 kilómetros al este de Ammán, en el punto extremo de la carretera nacional número 5, convertida en el cordón umbilical del régimen de Bagdad, por donde circulan hacia el mundo exterior viajeros y mercancías.

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Las puertas de Al Karame permanecen desde hace algunas semanas entornadas, para filtrar más fácilmente a la población iraquí que trata de buscar refugio en Jordania como consecuencia de la amenaza de guerra.

Nadie da números. Se han convertido en un secreto. Los camioneros habituales de la zona aseguran que los guardias de fronteras jordanos rechazan a diario entre 300 y 400 iraquíes que tratan de salir de su país.

"No hay reglas. La policía jordana abre y cierra las puertas de la frontera en función de la tensión política. Ahora, el momento es malo, uno de los peores del último año. Conclusión: casi no hay trafico", dice Anuar al Ghanem, de 31 años, padre de cinco hijos, propietario de dos supermercados y un restaurante en Al Rowayshed, último pueblo jordano, al pie de la carretera, antes de la frontera entre Jordania e Irak.

Al Ghanem recuerda con nostalgia la época de la guerra del Golfo, cuando por la carretera nacional número 5 pasaban vehículos de todo tipo y los viajeros dejaban una estela de dinero. Fueron años prósperos. La situación, sin embargo, empezó a cambiar hace tres años, cuando el Ejército se desplegó, selló de manera hermética la larga línea fronteriza de cerca de 300 kilómetros que separa a Jordania de Irak y cambió radicalmente su política con respecto a los nuevos inmigrantes. "Han acabado incluso con el contrabando que desde tiempos inmemoriales se efectuaba en la zona.

Ahora sólo sobreviven los pequeños contrabandistas de tabaco y una especie autóctona, los llamdos marineros, que entran y salen para llenar los depósitos de sus coches con gasolina iraquí y revenderla en Jordania", concluye el comerciante.

Las restricciones en el puesto fronterizo de Al Karame han provocado en los últimos meses las protestas de las autoridades iraquíes, que amenazaron al Gobierno de Jordania con recortar los envíos de petróleo que desde hace años viene haciendo a precio de saldo. El régimen de Irak entrega anualmente a Jordania petróleo por valor de 600 millones de dolares, la mitad de los cuales son un regalo y la otra mitad se canjea por productos agrícolas.

Las amenazas iraquíes ya llevaron al Gobierno jordano a adoptar medidas de emergencia. Un petrolero permanece fondeado en el puerto de Aqaba con los tanques llenos de combustible, con el objetivo de garantizar el suministro del país. Al mismo tiempo, el rey Abdalá ha iniciado un viaje por los países del Golfo en búsqueda de donantes que estén dispuestos a asegurarles el petróleo que hasta ahora regalaba Irak.

Mientras se avecina la crisis y empiezan a sonar los tambores de la guerra, las organizaciones internacionales diseñan con discreción en los despachos de Ammán los primeros planes de ayuda para asistir a los desplazados que irrumpan de pronto en el puesto fronterizo de Al Karame.

Todo el mundo habla, por ejemplo, de un campamento con 150.000 tiendas, de hospitales de emergencia de la Cruz Roja y del Ejército, de líneas de comunicación extraordinarias e incluso de un lugar para instalar una especie de estado mayor de las organizaciones humanitarias. Pero nadie sabe con exactitud dónde se encuentran, y ni siquiera si han sido ya levantados, o si sólo existen sobre el papel.

"Jordania debe llegar a conclusiones después de sus anteriores experiencias. El país ya acogió refugiados palestinos en 1948 y en 1967, iraquíes en la guerra del Golfo. Las condiciones han cambiado ahora y Jordania parece incapaz de albergar a nuevos refugiados. Sobre todo ahora que la economía está en crisis", asegura un portavoz gubernamental del Gabinete ministerial jordano, con los ojos puestos en las últimas estadísticas que anuncian el 16% de paro, la reducción de los ingresos turísticos en un 80% y la presencia de más de 400.000 iraquíes, la mayoría de ellos inmigrantes sin papeles, en un país con apenas cinco millones de habitantes, de los que un 60% son de origen palestino.

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