Varias artistas españolas llevan su solidaridad a Bagdad
"No puede morir todo un pueblo por un solo hombre". El verso de Salvador Espriu, repetido dos veces con voz firme y serena por la cantautora Marina Rossell, puso silencio y emoción ayer tarde bajo el enorme boquete que, el 13 de febrero de 1991, produjo un misil estadounidense que atravesó en Bagdad los cinco metros de hormigón armado y acero del refugio de Al-amarya y que ocasionó la muerte de 480 civiles, la mayoría mujeres y niños.
El gesto de la cantante venía precedido por una visita al refugio, donde los restos humanos recuerdan el horror de la guerra, y era el fin de una de las jornadas de trabajo que la Plataforma de Mujeres Artistas Contra la Violencia de Género lleva a cabo estos días en Bagdad.
"Queríamos venir hasta aquí para decirle al pueblo iraquí que estamos con ellos y nos oponemos a la guerra", dijo la cantante asturiana Cristina del Valle al viceprimer ministro iraquí Tarek Aziz, que recibió a la plataforma en el palacio presidencial. Al lado de Del Valle, actrices como Gemma Cuervo, Pilar Ordóñez, Ángeles Ladrón de Guevara, Beatriz Bergamín o Teresa del Olmo; escritoras como Dulce Chacón o Eugenia Rico, y músicos como Luis Farnox, Marina Rossell, Cristina Pato, Ángel Petisme o Inma Serrano.
"No entiendo por qué Aznar mantiene esa sumisión ante Bush", transmitió Aziz a las artistas, "pues el pueblo español siempre ha sido amigo del pueblo árabe y mantienen estrechos lazos culturales y de amistad de muchos siglos". "Le pido que escuche a su pueblo, pues me consta que la gran mayoría no quiere la guerra", añadió.
Babelia
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