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Reportaje:CATÁSTROFE ECOLÓGICA | Las consecuencias del vertido

El fuel amenaza la costera de la anchoa

La marea negra del 'Prestige' pone en peligro la campaña de pesca de la flota de bajura vasca

Mikel Ormazabal

Los arrantzales (pescadores vascos) desconocen hoy si mañana podrán salir a pescar. A mediados de febrero se abre la temporada del verdel (jurel) y en marzo, la de la anchoa. Sin embargo, el calendario pesquero podría verse completamente alterado si la gran mancha del fuel vertido por el petrolero Prestige sigue flotando en aguas del Golfo de Vizcaya. "Ahora mismo, la prioridad es limpiar cuanto antes la mar. La pesca queda en un segundo plano, mal que nos pese a todos los arrantzales", afirma José María Irigoyen, presidente de la Cofradía de Pescadores de Getaria (Guipúzcoa).

"Hay mucho más fuel de lo que nos imaginamos y en estas condiciones no se puede pescar", sostiene Gaizka Larruskain, un pescador recién arribado a un puerto de Cantabria tras faenar la merluza -"hemos cargado mucho pescado", apostilla- frente al puerto francés de Lorient, a 200 millas de la costa española. Su plan de trabajo, en condiciones normales, sería embarcar para la costera de la anchoa, pero en estos momentos nadie le puede garantizar que esto vaya a ocurrir.

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De momento, el Gobierno vasco no está en disposición de pronosticar si los 300 barcos de bajura faenarán el verdel y la anchoa. "El día a día marcará las actuaciones del Departamento [de Pesca] y del sector", advierte un portavoz institucional. "Estamos muy preocupados", añade, "porque la crisis del Prestige va para muy largo. Lo prioritario es retirar el fuel y reducir en lo posible el impacto sobre la fauna marina. Después, ya veremos qué pasa con la costera. La catástrofe está condicionándolo todo".

¿Cuánto tiempo será necesario para limpiar el Cantábrico?, se preguntan los pescadores. Nadie tiene una respuesta. O, "¿qué panorama nos vamos a encontrar cuando salgamos a pescar?", como se cuestiona Iñaki Zabaleta, presidente de las Cofradías de Pescadores de Vizcaya, con sede en Bermeo (Vizcaya), ante la sospecha de que "siempre quedará algo" de combustible a flote, lo que representa un serio peligro para las artes de captura. "La pesca se produce de noche, cuando el chapapote es invisible. Nadie puede arriesgarse a largar una red de cerco -cuestan unos 48.000 euros- y sacarla manchada de chapapote. Quedaría inservible", asegura Irigoien.

El fortísimo viento del noroeste que ha azotado la cornisa cantábrica durante los últimos días ha empeorado la situación al empujar las grandes manchas de galipote hasta una distancia de 15 a 20 millas marinas de la costa. Precisamente en esa zona es donde se concentra la actividad pesquera durante la temporada de la anchoa. La adversa meteorología impidió hasta el sábado que las 120 embarcaciones de bajura -unos 800 tripulantes- zarparan con la misión de retirar fuel del agua.

El Gobierno vasco ha encontrado la inestimable colaboración de los pescadores para estas tareas de limpieza en alta mar. Éstos han dejado de estar en lo que denominan parada biológica invernal para emplearse en una misión ecológica por la que perciben del Gobierno autonómico 120 euros por persona y día. "Es un ejemplo de civismo y de responsabilidad", dice Esteban Olaizola, presidente de las Cofradías de Guipúzcoa, quien lamenta "la imagen tan pobre de los pescadores recogiendo chapapote con salabardos porque nadie se ha preocupado aún de inventar otras técnicas más avanzadas después de tragedias similares como la del Erika y el Mar Egeo".

"No podíamos quedarnos con los brazos cruzados", señala Olaizola. No obstante, advierte del peligro de que finalmente "se cierre la pesquería ante la imposibilidad de limpiar la zona de pesca". En ese caso, anuncia que los pescadores exigirán al Gobierno "una partida presupuestaria especial" para reponer los daños ocasionados por la catástrofe ecológica.

En esta línea, la diputada socialista por Guipúzcoa Elvira Cortajarena ha propuesto la creación de una comisión interinstitucional entre los Gobiernos central y vasco paara "evaluar los perjuicios causados por el vertido del fuel en la costera del verdel y la anchoa en la cornisa cantábrica". El Ejecutivo de Vitoria ya ha adelantado que apoyará al sector pesquero si finalmente no se puede llevar a cabo la costera a causa del vertido del Prestige.

Pedro López, presidente de los pescadores de Ondarroa (Vizcaya), reconoce que existe una "honda preocupación" en el sector porque el chapapote "es una inmensidad" que "podría estar dañando gravemente las larvas de pescado". En opinión de Zabaleta, "cuanto más fuel llegue a la costa, más limpia estará la mar para la pesca, pero los pescadores no podemos permitir eso, porque la costa es de todos. Hay que terminar cuanto antes con el chapapote en alta mar".

A escasos días de iniciarse la campaña de pesca, el Gobierno vasco no dispone de los estudios científicos realizados sobre la afección del chapapote sobre la población pesquera.

Varios pescadores se preparan para comenzar la recogida de fuel ayer en el puerto de Bermeo.
Varios pescadores se preparan para comenzar la recogida de fuel ayer en el puerto de Bermeo.TXETXU BERRUEZO

De mal a peor

La última costera de la anchoa se recuerda como "la peor en muchos años". Esteban Olaizola, presidente de los pescadores de Guipúzcoa, anotó solamente dos toneladas de pescado descargado en los puertos de esta provincia, cuando un año antes se rozaron las diez toneladas. Llevado a escala económica, la anchoa reportó el año pasado unos 1.200 euros de media a cada pescador en dos meses de faena, muy lejos de los 4.200 euros que obtuvieron en la campaña anterior.

De acuerdo con la lógica que manejan los pescadores, "este año tocaba pegar el golpe", afirma el arrantzale donostiarra Gaiz-ka Larruskain. A un año malo le sigue otro bueno. Sin embargo, la contaminación del Cantábrico puede romper esta tendencia y dañar la economía de los cerca de 2.800 marineros vascos que se dedican a la pesca de especies pelágicas (verdel, anchoa, sardina y cimarrón).

Euskadi posee una de las cinco flotas pesqueras más potentes de Europa, según el Gobierno vasco. Representa el 23% de la flota española y sus capturas superan las 100.000 toneladas de pescado para consumo humano (130 millones de euros en el mercado). Sin embargo, su peso específico en la economía vasca es muy escaso (casi el 2%), en comparación con el 34% que supone la actividad pesquera gallega sobre su PIB, según las mismas fuentes.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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