La guerra posible de una pitón contra un escorpión
EE UU planea invadir Irak con una campaña en tres fases, comenzando a mediados de febrero
La guerra que planea EE UU contra Irak se puede desarrollar en tres fases, según expertos militares de aquel país. Para mediados de febrero, ya habrá 140.000 soldados estadounidenses en la zona -además de los que aporten algunos aliados-, una tercera parte del despliegue de la guerra del Golfo, en 1991. Frente a ellos, Irak dispone de tres millones de hombres en armas, pero en realidad no más de 400.000 operativos. Y de la Guardia Republicana, EE UU calcula que sólo los 15.000 guardias especiales, entrenados e indoctrinados, plantean un problema real, junto con posibles suicidas. Es lo que un general estadounidense ha descrito como "la guerra de una pitón contra un escorpión". Irak dispone de 2.000 carros de combate, 2.000 piezas de artillería y 150 aviones de combate, aunque hay que restar siempre un 20% que no están operativos, frente a cinco a diez veces más de EE UU, que tendrá una total superioridad aérea. Militares norteamericanos piensan que ésta va a ser una guerra corta: seis o siete días de bombardeos, de una semana a diez días para llegar por tierra hasta Bagdad, y allí, una batalla que puede durar hasta dos semanas.
Los militares estadounidenses creen que ésta va a ser una guerra corta
La batalla de Bagdad podría durar de 2 a 3 semanas, según la resistencia que se oponga
En todo este periodo, el ataque buscará no sólo avanzar y destruir las posiciones de los militares iraquíes, sino también romper su voluntad de resistencia. La premisa es que Sadam Husein no puede organizar un plan de resistencia nacional, e intentará una "defensa en profundidad" con el centro de gravedad en Bagdad y una táctica convencional parecida a la soviética en los años ochenta. Los medios consultados no explican las posibles sorpresas que planee el mando estadounidense. La ofensiva vendrá principalmente desde el mar y desde las bases en Kuwait, Afganistán, otros países de Asia Central y Turquía. Un problema son las distancias: mil kilómetros de Norte a Sur en Irak.
Estados Unidos teme que Irak llegue a usar armas químicas y biológicas. Sus soldados están preparados, pero no disponen de medios para proteger a la población civil iraquí, que también sufriría bajas ante tal eventualidad. Un objetivo de esta campaña es la captura de las armas de destrucción masiva cuanto antes, para impedir su uso y exhibirlas como prueba a posteriori, aunque se tarde en encontrarlas, pues ello requerirá información, obtenida, por ejemplo, a cambio de chicles o chocolates a niños que hayan visto movimientos extraños. Para algunos expertos, estas armas pueden estar ya en Siria, en cuyo caso EE UU podría usar la fuerza contra ese país.
- Fase previa. Ya ha empezado con la entrada de comandos, americanos y británicos, desde el norte y el sur, para preparar el terreno y los bombardeos. Uno de sus objetivos sería capturar, antes de que Irak pueda usarlos, los misiles Scud que pueden amenazar a Israel. Estados Unidos quiere evitar que Israel se vea implicado, pues dinamizaría al mundo árabe y musulmán aún más en su contra. Ya sabe cómo Irak usó estos misiles en 1991, y cómo neutralizarlos. En segundo lugar, los comandos ya han entrado en el Kurdistán iraquí no sólo para preparar la apertura de un frente norte, sino también para controlar a los kurdos allí y a las fuerzas especiales turcas que pueden ya haber entrado en la zona para evitar -compromiso adquirido con Turquía- que surja un Estado kurdo. Ya hay kurdos voluntarios que están siendo entrenados en Hungría. Los comandos servirán también para dirigir el bombardeo. Finalmente, se prepara una ocupación lo más rápida posible de los campos de petróleo en el norte (ya controlados por los kurdos), el este y el sur. En 1991, Sadam Husein intentó destruir los pozos sin conseguirlo más que en parte, pues se requiere introducir cargas a una gran profundidad.
- Primera fase: bombardeos. Lo primero será establecer el dominio del espacio aéreo por Estados Unidos y el control de las comunicaciones. No se esperan grandes dificultades, especialmente dado que durante años EE UU y el Reino Unido han impuesto dos zonas de exclusión aérea donde los ataques contra radares y baterías antiaéreas se han reforzado en las últimas semanas. La ofensiva empezaría con el lanzamiento de bombas de precisión, misiles de crucero y otros proyectiles desde aviones B-52, F-117 y otros, y desde helicópteros. Se intentará no bombardear masivamente Bagdad. El objetivo no es destruir las infraestructuras iraquíes, pues Estados Unidos querría conservarlas lo más intactas posibles para el día después, sino controlar el sur, las zonas de Basora y Al Hillah, donde pueden concentrar sus fuerzas los iraquíes, para evitar el cruce de los ríos.
En las dos primeras jornadas, los bombardeos serían nocturnos, dada la ventaja tecnológica de EE UU. Durante el día se analizarían los daños hechos. A partir del tercer día, los bombardeos serían constantes. Quizás ya entonces podrían enviarse algunas unidades por paracaídas para capturar aeropuertos. Se quiere que esta fase sea lo más corta posible, de cinco a seis días, pues, cuanto más se alargue, más fuerzas se destruirán, pero también hay más posibilidades de que algo vaya mal.
- Segunda fase: ofensiva por tierra. Hay terrenos muy distintos. En el norte, montañoso; en el sur y oeste, desierto abierto. La ofensiva por tierra se haría en varios frentes. Los marines intentarían tomar Basora cuanto antes. La ocupación del sur de forma rápida abre la vía a Bagdad y permite controlar a los shiíes para que no se subleven. Luego, otra columna intentaría llegar a Al Hillah y cruzar el Éufrates. Y desde el norte otra bajaría hacia la capital. Pero la mayor ofensiva es la que partiría desde la frontera con Kuwait.
Para los planeadores de esta guerra en EE UU, el mayor problema es logístico. pues la ofensiva por tierra lleva a tener que desplazar 30.000 o 40.000 vehículos a la vez. Cada unidad acorazada estará compuesta de 300 carros de combate, otros 300 blindados, 200 piezas de artillería y 40 camiones de combustible, que tienen que ir subiendo y bajando. Todo a unos 20 a 30 kilómetros por hora. Los carros de combate necesitan unos 500 litros de gasóleo cada seis horas. Además, las tripulaciones de los carros necesitarán unas horas de descanso tras las primeras 36 a 48 horas -es difícil dormir en uno de estos vehículos en movimiento- antes de entrar en combate, si combate hay. Y lo hubo en 1991, una gran batalla de tanques que las televisiones no pudieron cubrir. Irak disparaba a 500 metros de distancia. Estados Unidos veía con precisión al enemigo a 200 metros, pero perdió algunos tanques. Ninguno por el fuego enemigo, sino por errores propios.
Esta fase podría durar otros siete u ocho días. Si en el camino a la capital las fuerzas estadounidenses se encuentran con plazas que resisten, las esquivarán y dejarán que refuerzos que lleguen después se ocupen de ellas.
- Tercera fase: la batalla de Bagdad.La batalla de Bagdad, según esta visión, podría durar de dos a tres semanas, según la resistencia que se encuentre. Allí se supone que se habrán replegado las mejores tropas de Sadam Husein. Estados Unidos no quiere un Estalingrado en Bagdad. La idea no es sitiar la ciudad, sino desmoralizar a las fuerzas iraquíes para que se vayan rindiendo. La guerra urbana plantea muchos problemas. La tecnología es menos efectiva, pero también se ha desarrollado. La estrategia, llegados a ese punto, sería ir capturando casas, calles y barrios para obligar a las fuerzas iraquíes a dividirse, y aislarlas por sectores, cortando las comunicaciones entre ellos, con la esperanza de forzar así su rendición.
- La posguerra, desde el principio.La posguerra ha empezado ya -el control de los kurdos es un ejemplo-, y tendrá que ir construyéndose desde el primer día de la guerra, pues, al ir conquistando terreno, las fuerzas ocupantes tendrán que poner en pie su policía, sanidad, distribuir alimentos a las poblaciones; en resumen, ir montando a medida que avanzan una nueva Administración, pues la anterior se habrá derrumbado (salvo la kurda, que ya existe en el norte). La población iraquí lo pasará mal, aunque EE UU está ya preparando medidas humanitarias y espera la colaboración de ONG. Las fuerzas tendrán que hacerse cargo de los soldados que haya hecho prisioneros o se hayan entregado. La Administración estaría a cargo de un general de EE UU que sepa hablar árabe.
Las fuerzas de EE UU también tendrían que ocuparse de los medios de comunicación que les acompañasen y equiparlos contra posibles ataques químicos y biológicos. De nuevo, como en 1991, puede ser una guerra sin imágenes de las batallas, salvo, llegado el caso, de Bagdad y de los bombardeos.
Ante este escenario, conviene recordar el aviso de Winston Churchill: "Nunca, nunca debe creerse que una guerra será suave y fácil, o que cualquiera que se embarque en ese extraño viaje puede anticipar las mareas y huracanes con los que puede encontrarse".
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