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El marisqueo en O Grove | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

La Xunta levantará de forma progresiva la prohibición de pescar en Rías Bajas

Los marineros temen un desplome de precios tras el fin de la veda

"Aquí, en las Rías Bajas, lo peor no es lo que ha pasado, sino lo que está por venir". Lo dice María de las Mercedes, mariscadora de O Grove, y lo suscriben muchos de los 12.000 habitantes de esta ciudad, que, como tantas otras de la ría de Arosa, vive del mar. La Xunta de Galicia pretende levantar de forma progresiva la prohibición de pescar en las Rías Bajas para evitar un desplome de precios que cause un perjuicio mayor a los marineros.

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En paro forzoso desde que el pasado 4 de diciembre el Gobierno de la Xunta Galicia decretase la suspensión de toda actividad en esta zona de la costa gallega, los pescadores y mariscadores de O Grove temen ahora que cuando la Consejería de Pesca levante la veda todo el mundo se echará al mar, habrá más oferta que demanda y los precios se desplomarán.

Por eso, piden a la Xunta que la vuelta al trabajo (que, además, pondrá fin a las ayudas económicas que ahora reciben los afectados) sea progresiva. El propio consejero de Pesca, Enrique López Veiga, apostó por esa solución, ayer, en una reunión con mariscadoras.

Los marineros de las Rías Bajas han perdido mucho dinero estas navidades. En un diciembre cualquiera, un mariscador podía embolsarse más de 3.000 euros si la faena se daba bien, según Manuel Iglesias, vicepatrón mayor de la cofradía de O Grove, que tiene cerca de un millar de socios.

Pero tras la rotura del petrolero Prestige, que llenó con miles de toneladas de fuel las costas gallegas y obligó a las autoridades a prohibir la pesca en casi 1.000 kilómetros de litoral, los vecinos de las rías de Arousa, Pontevedra y Vigo han pasado a engrosar el colectivo de 17.100 familias que, según la Xunta, perciben ya las ayudas aprobadas por el Gobierno. Son 1.200 euros al mes, una cantidad comparable a la media anual pero que supone "casi una tercera parte de lo que se saca con la campaña navideña". Y eso que, gracias a la lucha cuerpo a cuerpo librada por los marineros, el chapapote no llegó a entrar en las rías. Se quedó a las puertas, eso sí, amenazando con llamar al timbre, "porque el barco sigue ahí, en el fondo del mar", recuerda Iglesias.

Y ahora, cuando la Xunta de Galicia anuncia la posibilidad de levantar a finales de mes la prohibición de pesca y marisqueo en las Rías Bajas, los vecinos de O Grove temen que su situación, lejos de mejorar, empeore.

"Queremos trabajar, claro que sí, nosotros no vivimos de limosnas. Y el marisco está ahí, gordo y grande, esperando que lo recojamos. Pero exigimos ciertas condiciones. Lo que no puede ser es que levanten la veda y nos tiremos todos en bloque a pescar, cuando ya el negocio de navidad está perdido y la demanda será bajísima por el miedo a que el marisco esté contaminado. Hay que ir poco a poco, hacer turnos, porque si no lo que ocurrirá es que los precios se hundirán y el pescado se pudrirá en las lonjas, como pasó con las vacas locas. Nos quedaremos sin venta y, encima, sin ayudas", sentencia Gerardo mientras intenta refugiarse de la lluvia en un pórtico de la lonja de O Grove, ahora reconvertida en comedor de voluntarios.

Análisis sobre contaminación

Sus compañeros Román y Francisco añaden una clara advertencia: "Sólo volveremos al mar cuando los análisis hayan demostrado definitivamente que no hay riesgo de contaminación en esta zona, a ver si ahora vamos a estar parando cada vez que exista la mínima duda".

Los responsables de la Xunta de Galicia ha tomado nota y ya negocia con armadores, tripulantes y mariscadores poner fin "de forma progresiva y consensuada" a la prohibición de pesca en las Rías Bajas.

La Consejería de Pesca hizo pública ayer, tras la reunión mantenida por su titular, Enrique López Veiga, con la Asociación de Profesionales del Marisqueo a Pie de Galicia, su intención de "abordar de forma organizada la apertura gradual de zonas para el marisqueo".

"Durante un periodo transitorio, los profesionales podrán compatibilizar días de actividad con jornadas de inactividad por las que recibirán las ayudas establecidas", aclaró la consejería en un comunicado.

Un helicóptero sobrevuela a un grupo de soldados que limpia chapapote cerca de Carnota.
Un helicóptero sobrevuela a un grupo de soldados que limpia chapapote cerca de Carnota.REUTERS

Ocio a la fuerza

Las ayudas aprobadas por el Gobierno para compensar a los armadores, tripulantes y mariscadores gallegos olvidan la otra cara del desastre causado por el Prestige: en muchas localidades costeras todo el pueblo vive del mar, aunque trabaje en tierra. O Grove, enclave marinero y turístico en la ría de Arousa, es ejemplo de ello. Sus calles están hoy llenas de pescadores que fuman, charlan o pasean, ociosos a su pesar, mientras los restaurantes, los bares y los comercios permanecen medio vacíos. "¡Qué ruina! Mire cómo está el local. A esta hora, hace dos meses, el bar era un hervidero, los pescadores se invitaban a vermú y cubatas... Ahora, si es que aparecen, piden una coca-cola, dicen cuatro cosas y se van. Qué triste, qué desazón tan fuera de lo común", se desespera Mito, dueño del bar Lúa. Los restaurantes tienen que importar el marisco de Irlanda o comprarlo en Lugo, donde no hay restricciones.

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