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La polémica sobre la actuación del Gobierno | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Cascos afirma que su "óptima" reacción ante el naufragio evitó una "catástrofe inimaginable"

El ministro de Fomento advierte de que sólo asume la responsabilidad política de "no ser profeta"

Xosé Hermida

El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, no admite ningún error en la parte que le toca por la gestión de la crisis del Prestige. En su primera visita a Galicia, un mes y dos días después del naufragio del petrolero, no tuvo reparo en asumir que fue suya la orden de alejar el buque de la costa, que extendió la marea negra por todo el litoral gallego y cantábrico. Defendió que ésa era la decisión más correcta y se enorgulleció de que la "óptima" respuesta ante el naufragio lograse "evitar una catástrofe de consecuencias inimaginables". El ministro señaló que la única responsabilidad política que asume es la de "no ser profeta" para adivinar que el Prestige iba a sufrir una vía de agua frente a Finisterre el pasado día 13 de noviembre.

"Ni he sido relevado de ningún mando ni se me ha entregado ningún mando", aduce Cascos
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Ya habían pasado por Galicia todos los miembros del Gobierno con una implicación directa en la catástrofe ecológica causada por el Prestige, incluido el presidente, José María Aznar, que estuvo el sábado tres horas en A Coruña. Álvarez-Cascos repitió casi al milímetro la visita efectuada por Aznar: también se quedó en A Coruña, donde mantuvo varias reuniones en la torre de control del tráfico marítimo, sede del gabinete de crisis, y abandonó Galicia sin acercarse al chapapote.

En lo que se diferenció de Aznar fue en su discurso para justificar la respuesta del Gobierno ante la crisis. Frente al esbozo de autocrítica y la petición de disculpas del presidente del Gobierno, el ministro de Fomento no admitió el menor fallo en su gestión personal. Sólo aceptó que tal vez la dotación de remolcadores de Salvamento Marítimo no sea la adecuada, aunque matizó que "si hay que rectificar" se dirá en su momento, "pero no ahora, en caliente".

Álvarez-Cascos no ocultó que las primeras decisiones que se adoptaron en cuanto el barco lanzó la llamada de socorro las tomó su ministerio. "La organización estuvo a la altura de las circunstancias y la capacidad de respuesta ha sido óptima", sentenció. Con los tripulantes del petrolero a salvo, Fomento descartó de inmediato la posibilidad de dar abrigo al Prestige, por los riesgos que entrañaba. Cascos sugirió que se había considerado la posibilidad de trasladarlo al puerto de A Coruña, pero él mismo, de acuerdo con el práctico del puerto, el capitán marítimo y el subsecretario de su ministerio, la descartó rápidamente. Por la posibilidad de un desastre ecológico en la ría, "de consecuencias inimaginables", según dijo, y por otra razón, hasta ahora no revelada, y que el ministro ofreció ayer como novedad, 32 días después: "Tuvimos muy presente que si ese barco encallaba en la bocana del puerto de A Coruña podría bloquearlo por tiempo indefinido y provocar también una catástrofe económica".

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Sobre este aspecto, Fomento difundió ayer un comunicado en el que defendió que el atraque del Prestige en A Coruña no era posible porque, con independencia de su calado, lo impedían varias circunstancias: la capacidad de maniobra del buque estaba reducida por su estructura, debilitada tras la rotura en estribor; por el remolque largo necesario para efectuar la maniobra y por las dificultades de gobierno derivadas de que, cuando el petrolero recuperó la propulsión, la fiabilidad de la máquina era muy dudosa. Por tanto era, según Fomento, una opción "arriesgada" tanto para la población coruñesa como para el medioambiente.

El ministro deslizó ironías sobre las opiniones de los que llamó "teóricos de las respuestas cuando ya ha pasado un mes", a los que contrapuso la actitud de las personas como él, que tienen que "tomar decisiones en tiempo real". "Me gustaría", añadió, "que alguien contase la novela de un buque con 77.000 toneladas de fuel, en medio de olas de ochos metros, que se hubiese estrellado" en la costa gallega.

Tampoco mostró ninguna duda sobre la actuación de los remolcadores que auxiliaron al Prestige, aunque él mismo ha pedido a la abogacía del Estado que estudie denunciar por incumplimiento de contrato a la empresa Remolcanosa, propietaria de uno de ellos, el Ría de Vigo. Según el ministro, a pesar de que Remolcanosa, contratada por la Administración, estuviese negociando con el armador del Prestige el precio del rescate mientras el petrolero se encontraba en apuros, el Ría de Vigo no dejó de cumplir con su deber. La actuación de los servicios de salvamento españoles ha sido "digna de formar parte del catálogo de actuaciones marítimas en la historia mundial de los rescates", enfatizó Cascos.

Tan satisfecho se siente de su actuación que cuando le preguntaron por qué ha cedido su protagonismo inicial en la crisis al vicepresidente primero, Mariano Rajoy, respondió: "Ni he sido relevado de ningún mando ni se me ha entregado ningún mando... Si usted quiere decir que no éramos profetas para saber que el Prestige iba a reventar frente a las costas gallegas, tiene toda la razón. Si la responsabilidad política hay que asumirla por no ser profeta, yo la ofrezco en este momento". Nadie le recordó que se fue de caza el primer fin de semana de la crisis, cuando el Prestige navegaba mar adentro con riesgo de partirse, pero el ministro no olvidó subrayar que su ministerio está de guardia "24 horas al día y 365 días al año".

Álvarez-Cascos, ayer, en A Coruña, acompañado por el delegado del Gobierno, Fernández de Mesa, a la izquierda, y el consejero de Pesca, López Veiga.
Álvarez-Cascos, ayer, en A Coruña, acompañado por el delegado del Gobierno, Fernández de Mesa, a la izquierda, y el consejero de Pesca, López Veiga.EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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