Tragsa levanta oleadas de protesta en quienes limpian sin cobrar
Los afectados por la marea negra denuncian la opacidad con que actúa y la tensión que causa la empresa encargada de limpiar el fuel
La sociedad civil va por delante del Estado en el combate contra la marea negra del Prestige. Este es un criterio compartido por quienes critican la actuación del Gobierno ante la catástrofe ecológica y que alcanza de lleno a la empresa pública encargada de la limpieza del fuel vertido, Transformaciones Agrarias, S.A (Tragsa). Una sociedad creada para intervenir en caso de catástrofes y situaciones de emergencia. Ya lo hizo en Galicia en la crisis de las vacas locas, si bien todo parecido entre su actuación entonces y ahora es pura coincidencia. Ahora no consigue ganarse la confianza de la ciudadanía e incluso ha suscitado numerosas críticas.
"Estamos desbordados", admite Antonio Imízcoz, director de relaciones externas de Tragsa. "Ponemos todo nuestro empeño, pero resulta inevitable que surjan roces y desfases en todo el movimiento de personal (voluntarios, militares, marineros) y de mercancías que genera el combate contra la catástrofe. Nos gustaría, pero no podemos estar en todo; y seguimos órdenes".
"No queremos a intermediarios que no estaban cuando debían", dice un pescador
El departamento de Tragsa que se encarga de la limpieza del fuel que ha impregnado las costas sigue instrucciones del Ministerio de Medio Ambiente, a través de la dirección general de Parques Nacionales y de las jefaturas provinciales del Servicio de Costas. Parques Nacionales señala las necesidades de las Islas Atlánticas (Cíes, Ons, Sálvora), y los servicios provinciales de Costas, indica la intendencia precisa para los voluntarios admitidos en las tareas de limpieza: equipos personales, herramientas y alimento. De ambas cosas se encarga Tragsa.
La empresa también recibe órdenes de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta, para el suministro de contenedores y para la recogida y conducción del chapapote, y de la comisión interdepartamental creada en la Xunta para lo que convenga.
Tragsa también tiene competencias en el mar, donde ejecuta las órdenes del Servicio de Salvamento Marítimo (Sesamar). El esfuerzo de las cofradías marineras en dotarse de todo tipo de medios, algunos artesanales, para combatir la marea negra reflejan la escasa operatividad de Tragsa en ese terreno. "No nos vale con las palas y rastrillos. Queremos sistemas tecnológicos para actuar en el mar", reclaman las cofradías. ¿Los hay? ¿Podrían utilizarse más? "Es confidencial", respondió Tragsa a la cofradía de Cangas cuando ésta solicitó a esa empresa su catálogo de existencias para saber de qué otros medios podían disponer.
También es confidencial, por orden de Sesamar, el servicio y material que Tragsa está recibiendo de Markleen Terra, empresa con sede en Zaragoza y líder en España en equipos de anticontaminación marítima. A Galicia están llegando numerosas ofertas de medios para combatir la marea negra, procedentes de Brasil, Canadá y Noruega, entre otros países. No hay constancia, sin embargo, de contrataciones o compras de material que vayan a dar más eficacia a las labores de limpieza.
Esta parsimonia de Tragsa para dotarse de recursos tecnológicos contrasta con la facilidad con que ha roto la armonía en las cofradías. Todas las del sur de Galicia se han levantado contra esa empresa pública. Tragsa ofreció contratarles barcos y tripulantes para recoger chapapote. "Nosotros hemos estado desde el principio gestionando esta batalla, sabemos lo que cada uno ha puesto en ella", aducen en las cofradías. "Que el Estado nos pase directamente el dinero a nosotros. No queremos esos intermediarios, que no han estado cuándo y dónde debían, y siguen sin estarlo. Desde el avistamiento de manchas hasta su pesca, todo lo hacemos nosotros. Ahora vienen a dividirnos", se quejan.
Las chispas saltan también en la relación con los voluntarios de tierra. El 18 de noviembre, Tragsa comunicó a ayuntamientos y cofradías de la Costa da Morte su intención de contratar empleados. Unos días después lo hizo con otros ayuntamientos de Pontevedra. Con los listados obtenidos ha contratatado a 860 operarios por un sueldo de unos 40 euros diarios. La comisión ciudadana de O Grove, formada por representantes de todos los sectores sociales, políticos y productivos, ha pedido a Tragsa que retire a sus empleados de sus playas por el "agravio comparativo" y los frecuentes enfrentamientos que mantienen el personal de esa empresa y los voluntarios.
A muchos gallegos les cuesta entender el motivo de que se contrate personal de limpieza cuando son tan absultadas las listas de voluntarios para realizar ese trabajo. Este fin de semana han trabajado en las costas unos 6.000 voluntarios. Hay más de 10.000 en lista de espera.
Vecinos y voluntarios atribuyen a empleados de Tragsa desgana y animosidad contra ellos porque el trabajo voluntario quita expectativas de continuidad a quienes han obtenido contratos. El director de relaciones exteriores de Tragsa desmiente esa acusación: "Hay personal que está trabajando 16 y 17 horas diarias, con mucha tensión. Y los voluntarios merecen todos los reconocimientos, pero también son muy difíciles de organizar por el hecho de ser voluntarios".
Varios alcaldes han "suplicado" que no vengan por su cuenta voluntarios porque no disponen de infraestructuras para atender a más de los que hay. No porque su trabajo sea innecesario. Un grupo de universitarios de Vigo fue invitado por personal de Tragsa a desalojar el litoral de Oia, que iban a limpiar de acuerdo con el Ayuntamiento. El jefe del servicio provincial de Costas, José Antonio Rueda, es el que decide la aceptación de voluntarios -sólo se encarga de los que le remite la Delegación del Gobierno- y el que asigna los lugares de trabajo. "Sólo así podremos organizar la intendencia y la seguridad", afirma.
Tragsa no tiene capacidad de respuesta para todas las peticiones de equipos y de alimentos. Y, en esas circunstancias, los Ayuntamientos buscan soluciones en instancias públicas y pirvadas.
En diversos puntos de la costa, incluídas las islas Cíes, había este fin de semana contenedores con chapapote que no habían sido retirados en varios días. En Bouzas (Vigo), por ejemplo, para contrarrestar problemas de ese tipo, FCC ha construido dos balsas en terrenos ganados al mar, sin estanqueidad, como depósitos provisionales de chapapote. Técnicos del Instituto de Investigaciones Marinas han alertado de su posible filtración a la ría.
"Tragsa no nos da lo que pedimos, maquinaria y tecnología, y no podemos aceptar que ahora trate de dividirnos legalizando las ayudas a quienes ellos quieran", concluyen en la cofradía de Vigo.
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