El 'Prestige' presenta 14 grietas y vierte al menos 125 toneladas de fuel cada día
El Gobierno movilizará a la flota pesquera y lanchas para extraer vertidos del mar
Las dos partes del Prestige, el petrolero hundido a 135 millas de la costa gallega, vierten fuel por las 14 grietas detectadas en el casco: al menos 125 toneladas diarias, según reconoció ayer en A Coruña el vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, quien en los primeros días de la crisis había apostado por que el combustible se solidificaría como única alternativa. El combustible sigue saliendo y, para colmo, los vientos vuelven a soplar en contra. Ante la perspectiva de nuevas mareas negras sobre el litoral español, el Ejecutivo ha decidido apostar por la experiencia de los marineros, acreditada en la dura lucha contra el fuel en la rías de Arosa y Vigo. Barcos y tripulaciones serán movilizados para combatir contra el chapapote.
En la superficie ha aparecido una mancha de 57 kilómetros de largo y 18 de ancho
A Mariano Rajoy no le quedó ayer más remedio que rectificar. Después de mantener durante días, desmintiendo las informaciones de los expertos y las autoridades de Portugal y Francia, que en el lugar del hundimiento del Prestige no se producían vertidos, el vicepresidente ha reconocido al fin que la carga del petrolero -más de 50.000 toneladas, supuestamente- no se ha solidificado. Tal como sugerían las imágenes obtenidas por satélite. Lo que fluye no es, pues, el combustible utilizado por el barco para su navegación, sino su carga.
El batiscafo Nautile, que ayer culminó su trabajo (a un coste de 700.000 euros, según la sociedad propietaria) "y que volverá en los próximos días", dijo Rajoy, detectó nueve grietas en la proa del Prestige, por las que manan 80 toneladas diarias, y otras cinco en la popa, que vierten 45 toneladas, según la estimación facilitada por el vicepresidente. Esos vertidos (que un pasajero del Atalante¸ el buque nodriza del Nautile, eleva a cerca del doble) han producido en la superficie "una mancha de 57 kilómetros por 18, pero que contiene sólo unas 31 toneladas de hidrocarburos", señaló Rajoy en la Torre de Control Marítimo de A Coruña.
Precisamente ayer llegó al puerto de Viana do Castelo una plataforma noruega contratada por el Ministerio de Defensa de Portugal. Con ella se intentará hoy mismo empezar a extraer fuel en la zona del hundimiento "o en donde se requiera", según el ministro Paulo Portas.
En la lucha contra la contaminación que sigue rondando el litoral gallego y manchando de nuevo zonas ya afectadas, los buques europeos "ya no son tan operativos cuando el fuel está disperso", consideró Rajoy, que informó que el pasado día 4 se habían extraído en el mar 2.000 toneladas, y el lunes únicamente 100. Por eso, el Gobierno ha resuelto optar por el sistema que pusieron en marcha espontáneamente los pescadores de la rías de Arosa y Vigo cuando descubrieron que las manchas estaban a las puertas de sus caladeros.
"Intentaremos contratar, a través de Tragsa , a las embarcaciones y a las tripulaciones, y la Xunta y el Ministerio de Medio Ambiente asegurará a los que quieran seguir por su cuenta", señaló el vicepresidente primero. La Administración también intentará adquirir embarcaciones propias. La primera reacción de los marineros ha sido preguntar si el Gobierno les proporcionará medios técnicos, o tendrán que seguir utilizando sus manos o sistemas artesanales de su invención. El Gobierno autonómico que preside Manuel Fraga se ha apresurado a matizar que la contratación será compatible con la percepción de ayudas e indemnizaciones.
"Esto demuestra que la sociedad civil sigue estando por delante de los gobiernos, inventando soluciones y poniéndolas en práctica ante la desidia de la Administración", consideró el senador y coordinador general del BNG, Anxo Quintana. "De todas formas, la sensación de abandono que tuvo y tiene la sociedad gallega creo que no se cura con dinero", añadió. El presidente del Grupo Socialista en el parlamento autonómico, Ismael Rego, estimó como positiva la opción del Gobierno central, "porque no es malo recurrir a los que mejor conocen el mar; pero no deja de ser un reconocimiento expreso de su impotencia y de que carecen de los recursos profesionalizados necesarios".
La movilización general de los barcos de pesca de Galicia anunciada por el Gobierno, bien mediante el flete de los barcos, sus tripulaciones y sus aparejos, bien con el aseguramiento de quien no quiera esta opción, llega después de que la flotilla popular que luchó contra el fuel está perfectamente organizada por pura necesidad. La anarquía de barcos y botes que iban y venían sin control es ahora un tráfico ordenado, en el que cada persona sabe perfectamente lo que tiene que hacer.
Los marinos han formado escuadrillas de lanchas, cada una de las cuales tiene un barco en concreto donde depositar el fuel recogido, los equipos de trabajo (guantes, gafas, botas...) están ordenados por tallas, el avituallamiento está medido, grupos de personas se encargan de la limpieza e incluso existen equipos de rescate.
La lonja del puerto de Aguiño, cuyos marineros se dieron ayer un día de descanso, es un ejemplo de esta organización. El fondo de la nave está cuajado de mujeres tocadas con gorros blancos de cocina que distribuyen la comida, mientras que junto a la puerta principal existe un almacén de material en el que desde un mostrador varios marinos de mayor edad entregan todo lo necesario. El puerto de Bueu funciona de forma similar. Los barcos tienen asignados puntos de atraque y se han organizado turnos de salida. Los artilugios caseros de recogida se amontonan junto a la lonja, tras ser fabricados casi en serie en talleres de la zona.
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