"El 'Nautile' va a intentar taponar los orificios del 'Prestige"

"El batiscafo Nautile inicia hoy una segunda campaña de inmersiones, de cuatro jornadas, en el que probará la viabilidad de taponar alguno de los orificios por los que se escapa el fuel del Prestige", aseguró ayer, en conversación telefónica con este diario, Emilio Lora-Tamayo, presidente del comité científico creado el pasado lunes por el Gobierno para estudiar qué hacer con los restos del petrolero hundido.

Lora-Tamayo, vicepresidente de investigación científica del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), ofreció también una rueda de prensa en el Ministerio de Ciencia y Tecnología en la que detalló la información que ha recabado el Nautile sobre el petrolero hundido a 3.600 metros de profundidad.

"A la actual temperatura del fuel, los tanques grandes tardarán en vaciarse 39 meses"

La ventaja de que la viscosidad del fuel aumente es que "tenderá a salir menos"

Éstos son los datos facilitados por el presidente del comité científico:

- Grietas. "El Prestige presenta 14 grietas y aberturas, nueve en la proa y cinco en la popa". No todo son grietas, asegura Lora-Tamayo, pues hay también válvulas que se han abierto y que son las que se han visto en las imágenes publicadas: unos tubos de los que surge fuel. "Las grietas son más peligrosas que las roturas porque pueden ir a más. Pero creemos que no van a ir a más". Eso será lo primero que revise el Nautile en su nueva inmersión.

- Pérdida de fuel. "Las nueve aberturas de proa expulsan 80 toneladas de fuel al día, y las cinco de popa, 45 toneladas al día". En total, 125 toneladas. Según las primeras estimaciones del comité científico, el buque ha vertido unas 17.000 toneladas de las 77.000 que al parecer transportaba. Por tanto, aún contiene unas 60.000 toneladas.

- Solidificación. "Es erróneo hablar de solidificación. Lo que debemos hacer es averiguar cuándo logrará su viscosidad máxima", puntualiza Lora-Tamayo. La ventaja de esa mayor viscosidad es que "tenderá a salir menos". La máxima viscosidad del fuel se logrará, según Lora-Tamayo, cuando toda la carga del buque baje hasta los 2,6 grados centígrados, que es la temperatura a la que está el agua a 3.600 metros de profundidad. El problema es que el fuel viajaba calentado para que, al ser más fluido, fuera más fácil su transporte.

- Tiempo de enfriamiento. "Lo primero que hará el Nautile en su nueva inmersión es medir la temperatura a la que sale el fuel del Prestige". Se trata de averiguar, asegura Lora-Tamayo, cuánto se ha enfriado ya el fuel, para después estimar cuánto tiempo tardará en alcanzar esa "viscosidad máxima" que reduce, pero no necesariamente anula, las fugas de hidrocarburo. Según las estimaciones de laboratorio que han hecho expertos, harían falta dos o tres meses para que la temperatura del fuel sea de 2,6 grados.

- Tiempo de riesgo. Lora-Tamayo admite que a 2,6 grados o a la temperatura actual, el fuel se escapa, aunque a diferente velocidad. "A la temperatura actual, los tanques más pequeños tardarían unos cinco meses en vaciarse y los más grandes, unos 39 meses". Es decir, a la temperatura a la que ahora está el fuel, sea cual sea, estarían saliendo 125 toneladas al día durante tres años y tres meses. Según el presidente del comité científico, saldrá menos pero durante más tiempo. El presidente del comité científico revela un dato curioso de las observaciones del Nautile: "Toda la cubierta está impregnada de múltiples manchas de una fina capa de fuel; como si estuviera pintada de fuel". Esto significa, asegura, "que ése fuel que ha estado en contacto con el agua prácticamente se ha solidificado".

- Qué hacer. "Ésa es la gran pregunta", asegura. "De momento, podemos concluir que va a seguir habiendo marea negra, aunque habrá que estudiar a qué velocidad sale el fuel y cómo se puede recoger". El presidente del comité científico anuncia que analizarán todas las posibles soluciones para intentar poner fin cuanto antes a esa marea negra.

- Reparaciones. "Lo primero que va a intentar el Nautile es hacer una prueba de la viabilidad de taponar algún orificio". Si funciona, añade Lora-Tamayo, "seguiremos trabajando en esa línea y, en paralelo, estudiaremos las demás". ¿Cuáles? "De las que se ha hablado", responde. "La primera es intentar succionar el fuel. Nunca se ha hecho a 3.600 metros de profundidad, y habría que ver la viabilidad y el tiempo que lleva realizar una obra de ingeniería de esas características". Es decir, "si la duración estimada de la intervención es muy larga no tendría sentido intentarlo".

"La opción de destruir el casco con un misil para que salga todo de golpe a la superficie aún no la hemos empezado a estudiar, pero lo haremos". Lora-Tamayo destaca que eso requeriría "una meteorología propicia durante todo el tiempo que dure la intervención y muchos buques succionadores en la superficie". La tercera opción, "construir un sarcófago en el fondo del mar, es la más complicada, pero no se descarta nada a priori".