Marea negra en Galicia

La información sobre la catástrofe del Prestige es insuficiente para emitir una opinión seria acerca de la idoneidad de las medidas técnicas aplicadas en los primeros días del suceso. Desde luego, me hago cargo de la urgencia que requería tomar una resolución en aquellos dramáticos momentos, pero también es evidente que en este tipo de graves incidentes las primeras actuaciones son trascendentales para los efectos posteriores.

No obstante, lo incomprensible es que permanezcan en el anonimato los nombres y la cualificación de los científicos asesores en las decisiones de los primeros días. Igual de sorprendente es que, en las comparecencias de los máximos dirigentes políticos, no se haya visto a ninguno de esos científicos argumentando la idoneidad de las medidas tomadas. Como bien se sabe, esto es una práctica habitual de los gobiernos de países desarrollados ante catástrofes de semejante naturaleza. Quizá así se hubiera aliviado algo el sobrecalentado debate político-mediático que estamos padeciendo, y que resulta aún más penoso cuando éste se añade a

las dramáticas escenas contempladas en las costas gallegas.

Ante este panorama, me atrevo a proponer que se considere seriamente la conveniencia de crear comités técnicos de ámbito nacional, especializados en cada tipo de posible catástrofe tecnológica o ambiental, para asesorar al poder ejecutivo en situaciones críticas. Tales comités tendrían que estar compuestos por científicos con sólidos conocimientos sobre los métodos o técnicas más adecuadas a la gravedad de cada caso, y con capacidad técnica suficiente para aplicarlos tan urgentemente como requieran las circunstancias. Pero quiero recalcar que me refiero a investigadores experimentados, al tanto de los últimos avances técnicos y, sobre todo, que sepan cómo emplearlos eficaz y pertinentemente en casos concretos. No a miembros de organismos públicos por el mero hecho de serlo, con independencia de su nivel técnico, o a científicos sublimes encerrados en su "burbuja", y mucho menos a "negociantes" de fortuna. Dicho es esto con mi mejor ánimo constructivo, y espero que así se entienda.-