Optimismo moderado
Abundante información sobre la economía española y hechos relevantes, los que hemos conocido esta última semana. Me referiré brevemente a los más importantes.
El FMI hizo públicas las Conclusiones Preliminares del informe anual (Article IV Consultation) sobre España. Elogios al comportamiento de la economía española en los últimos años y a la política económica seguida; una previsión de crecimiento para el próximo año del 2,5%, en línea con los analistas privados y medio punto por debajo de la oficial; riesgos y problemas (alto nivel de endeudamiento de las familias, posible corrección de los precios de las viviendas, crisis latinoamericana y, sobre todo, el diferencial de inflación con la zona del euro); y propuestas de reformas estructurales (sistema de pensiones, prestaciones por desempleo, negociación colectiva, eliminación de las barreras a la competencia en el comercio al por menor, mercado del suelo). En definitiva, como los buenos patronos, nos felicita por haber hecho bien nuestro trabajo, pero nos exige continuidad, sin que decaiga el esfuerzo hasta las próximas elecciones y más allá de las mismas. ¿Habrá notado el FMI cierto cansancio o riesgo de que la bandera de las reformas quede arriada en lo que queda de legislatura?
El problema para la economía española es que esta bajada puede exacerbar las tensiones inflacionistas
Pero el acontecimiento más relevante de la semana ha sido la bajada de los tipos de interés en medio punto porcentual, hasta el 2,75%, por parte del BCE. Como tipos duros que suelen ser los banqueros centrales (los no centrales más aún), se han resistido, pero al final se han plegado a la evidencia. Para la UEM en su conjunto la medida es beneficiosa, no tanto porque vaya a estimular demasiado las decisiones de gasto de los consumidores e inversores, sino porque supone una disminución importante de las cargas financieras de las empresas y de las familias, éstas últimas fuertemente endeudadas, como pone de manifiesto un trabajo publicado en el Boletín Económico del Banco de España de noviembre último. La disminución de las cargas financieras es un elemento esencial para mantener la cuenta de resultados de las empresas en la actual coyuntura y liberar renta disponible a las familias, lo que disminuye su exposición al riesgo y evita el desplome de la inversión y la destrucción de empleo. El problema para la economía española es que esta bajada puede exacerbar las tensiones inflacionistas. Por eso el gobierno no puede quedarse cruzado de brazos, tiene que hacer horas extras para atajar este mal. Quizás sería bueno llevar a cabo algunas de las reformas que pide el FMI y controlar el gasto público.
En cuanto a datos nuevos, conocimos el IPI de octubre, que resultó mejor de lo previsto. El sector industrial empezó a recuperarse en el tercer trimestre y ha mantenido esta tendencia en octubre (gráfico izquierdo), lo que es un buen signo para el conjunto de la economía dado que este sector es el que lidera y marca el compás a los demás. Las ventas de automóviles de noviembre fueron flojas, pero no demasiado malas. De hecho, el punto mínimo de este indicador se alcanzó en el primer trimestre y desde entonces muestra una recuperación significativa (gráfico central), aunque las tasas interanuales aún sean negativas. La subida del paro registrado en noviembre fue muy moderada en términos desestacionalizados (gráfico derecho). En fin, que si no fuera por Europa, hasta se podría ser optimista.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).
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