El Ejército colombiano libera al obispo secuestrado por las FARC

El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), Jorge Enrique Jiménez, secuestrado por las FARC el lunes, fue liberado ayer en una operación militar. Jiménez, que es obispo de Zipaquirá, se encontraba sano y salvo, y fue trasladado a Bogotá en compañía del también liberado Desiderio Orjuela, párraco de la localidad de Pacho. Los dos religiosos quedaron en libertad después de que sus captores huyeran del lugar ante el ataque de los soldados. Al menos un guerrillero resultó muerto en los enfrentamientos.

'Siempre confié en Dios; tuve fe en que nos iban a rescatar', fue lo primero que dijo el obispo Jiménez al bajarse del helicóptero que lo trajo a Bogotá. El prelado fue secuestrado el lunes cuando, junto al sacerdote Orjuela, se dirigía a una iglesia rural de Pacho, a 147 kilómetros de Bogotá, a celebrar confirmaciones. Los dos religiosos pasaron estos cuatro días custodiados por seis guerrilleros, cuatro hombres y dos mujeres, en un paraje de la vereda Picogrande de Topaipí, a tres horas del lugar del secuestro.

En la operación de rescate, en la que participaron más de mil hombres del Ejército y la policía, murió un guerrillero y dos más fueron detenidos. Los demás huyeron y dejaron abandonados tres fusiles, según informaron los militares que dirigieron la acción, que acabó con éxito gracias a la colaboración de los campesinos de la región y las labores previas de información.

'Estamos muy felices. Es una demostración de que las instituciones y la ciudadanía estamos dispuestos a derrotar al terrorismo', dijo la ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez, quien dio la bienvenida a los religiosos en un cuartel en Bogotá.

La persecución de los guerrilleros se inició el mismo lunes, nada más conocerse la noticia del secuestro y con el visto bueno de los familiares de los rehenes. 'Pienso que es necesario que el Gobierno haga todo lo posible para rescatarle como sea', dijo Victoria, hermana del presidente del Celam. La Iglesia, que no fue consultada, se limitó a pedir 'garantías y prudencia' para no poner en riesgo la vida de los religiosos.

Desde un comienzo, las autoridades señalaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como responsables del hecho, con el previsible objetivo de añadir a un prelado de la Iglesia a la lista de secuestrados para presionar a favor de la excarcelación de los guerrilleros encarcelados.

'Éste puede ser el principio de una búsqueda de soluciones para los más de dos mil secuestrados de Colombia', dijo a este Fabián Marulanda, secretario de la Conferencia Episcopal, al conocerse la noticia del rescate. 'Puede pensarse en una especie de convenio o de pacto humanitario para hacer posible la liberación', añadió el prelado, quien no ve viable la opción militar. 'Los secuestrados están a lo largo y ancho del territorio colombiano y podría convertirse en una guerra de impredecibles consecuencias', advirtió.