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Berlusconi se reúne hoy con la cúpula de Fiat para hallar una salida a la crisis

Parlamentarios sicilianos de la coalición de Gobierno amenazan con no votar el presupuesto si no se salva la planta de la isla

El temor a que la crisis del grupo Fiat le estalle en las manos decidió ayer al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a adelantar a hoy el encuentro que tenía previsto con los directivos del grupo para esta semana. Ayer, parlamentarios sicilianos de la coalición de Gobierno amenazaron con no votar la ley de presupuestos hasta que no se resuelva el problema de la planta de Fiat en Termini Imerese (Sicilia).

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'No se puede pensar en abandonar una zona como la de Termini Imerese (Sicilia) y su economía sin la seguridad de un trabajo', dijo Berlusconi ayer en Trieste. Palabras que reflejan la creciente preocupación del Ejecutivo por una crisis que partiendo de 8.100 despidos, podría dejar sin trabajo a más de 40.000 trabajadores contando el sector auxiliar.

'El Gobierno tiene algunas ideas para resolver la situación', dijo el primer ministro, acusado días atrás de excesiva tibieza al abordar el caso. Los periódicos italianos especulaban ayer con la posibilidad de que alguna de esas 'ideas' sea, en realidad, una nueva ampliación de capital para Fiat, en la que entraría el Estado con una suma no inferior a mil millones de euros. Dinero que, sumado al coste de los subsidios de desempleo y a las prejubilaciones (caso de que el Ejecutivo aceptase está petición de la cúpula del Lingotto) llegaría a 2.000 millones de euros, una cifra inalcanzable a la vista de los recortes presupuestarios de 2003 y la precaria situación de las cuentas públicas.

Aún así, analistas italianos insisten en esta vía de salida para Fiat, que pasa por una nueva renegociación de la deuda, de 6.000 millones de euros, y que iría acompañada por la venta de la unidad de coches a la General Motors en 2006, una vez saneada la compañía, y no en 2004, la fecha más próxima en la que puede ejercer la opción de venta.

La opción de los accionistas

No parece ésta la fórmula privilegiada por los accionistas, a tenor de la reacción de la Bolsa el viernes, cuando unas confusas declaraciones del presidente del Grupo Fiat, Paolo Fresco, hicieron subir los títulos de la casa de Turín como la espuma. Refiriéndose a la eventual venta de Fiat Auto a GM, Fresco dijo que 'todas las opciones están abiertas', dando quizás a entender la posibilidad incluso de una venta anticipada a 2004, aunque a un precio menor del establecido en el acuerdo firmado en 2000.

Los sindicatos propusieron ayer otra fórmula para salir del atolladero. Savino Pesota, líder del sindicato católico CISL, pidió a los propietarios 'que vendan alguna joya del grupo. Ya que tienen tantas'. Después de todo, dijo Pezzotta, 'no son propietarios sin medios'. El grupo Fiat ya ha vendido algunas empresas que no forman parte del núcleo esencial del negocio y una de esas operaciones significó la pérdida de una de esas joyas de la sociedad. Fue la venta del 34% de Ferrari a los bancos acreedores.

Además, el grupo vendió el 14% de Italenergía, que controla la compañía eléctrica Edison junto a la francesa EdF, y el 51% de Fidis, que gestionaba los créditos a los clientes.

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