Miles de trabajadores de Fiat paran en protesta por los planes de despido
Silvio Berlusconi promete que no se va a cerrar la planta de Sicilia
Roma Manifestaciones y cortes de tráfico, asambleas y mítines jalonaron ayer la primera jornada de protesta convocada por los principales sindicatos del metal en las plantas italianas de Fiat por el anunciado plan de despedir a 8.100 trabajadores. La participación en el paro de cuatro horas fue desigual en las diferentes fábricas, con un seguimiento total en las de Termini Imerese (Sicilia) y Arese (Milán), sobre las que pende la amenaza del cierre definitivo. El primer ministro, Silvio Berlusconi, ha prometido que no se va a cerrar la planta de Sicilia.
En las cuatro restantes plantas de Fiat, el seguimiento de las protestas osciló entre el 80% de la de Mirafiori (Turín) y Melfi (Potenza, en el sur del país), el 70% de Pomigliano (cerca de Nápoles) y el 50% de Cassino, según los sindicatos. A la huelga se sumaron los trabajadores de Comau y Magneto Marelli, afectados también por las medidas de reestructuración. La empresa redujo al 25% global la cifra de adhesión al paro.
La movilización mayor se registró en Termini Imerese donde unos 1.000 trabajadores marcharon a lo largo de la carretera que conduce a Palermo e interrumpieron el tráfico durante horas. Estudiantes y empleados de otras empresas de la zona, que temen las consecuencias de la pérdida de actividad de Fiat, se sumaron a la protesta con otra marcha. En total se movilizaron unas 3.000 personas.
En Termini la protesta no se detendrá hasta que la dirección de Fiat, presionada por el Gobierno, no dé marcha atrás en sus planes de dejar en la calle a 1.800 trabajadores, y a los 700 que viven de la fábrica Fiat en decenas de empresas auxiliares.En Turín, unos 500 trabajadores de Magneti Marelli bloquearon también una carretera, mientras en Mirafiori los trabajadores seguían el paro de cuatro horas. Claudio Stacchini, líder local de la Fiom (la rama del metal del sindicato izquierdista CGIL) rechazó en nombre de todos los dependientes de Fiat los despidos (7.600 trabajadores pasarán a percibir el subsidio de desempleo entre diciembre y julio próximo y 500 serán prejubilados). 'Estamos aquí para defender nuestros trabajos y para defender al país', dijo.
Apoyo del Banco de Italia
Ayer, el líder nacional de la CGIL, Guglielmo Epifani, criticó con dureza a la casa de Turín a cuyos propietarios (sobre todo la familia Agnelli) culpó de la actual y devastadora crisis. 'Este capitalismo familiar italiano, tan dividido, tan atado a sus relaciones internas y a los ciclos generacionales, ha tenido mucho impacto en las decisiones de la empresa'. Epifani urgió al Gobierno a buscar soluciones para una crisis que fue abordada también por el Gobernador de la Banca de Italia, Antonio Fazio. En una intervención parlamentaria sobre la situación económica, Fazio pareció pronunciarse a favor de un plan para salvar al grupo de Turín. 'La crisis de Fiat es parte de las dificultades de la economía italiana', dijo, 'y debe ser afrontada con un plan industrial estratégico en el que los intereses de la empresa deben coincidir con los del país'. Los títulos Fiat subieron hasta un 10% tras las palabras de Fazio.
El primer ministro, Silvio Berlusconi, afirmó que en la crisis de la empresa 'el Estado pondrá de su parte para contribuir a una solución que encontraremos', y se opuso a la hipótesis de cierre de alguna de las factorías. Tras esforzarse para tranquilizar a los trabajadores que ven su puesto en riesgo, explicó que el tema será tratado la semana próxima, durante una reunión en la sede de la jefatura del Ejecutivo en la que estarán presentes los sindicatos y la dirección de Fiat.
Por su parte, el presidente del grupo, Paolo Fresco, en declaraciones al diario económico estadounidense The Wall Street Journal subrayó que todas las opciones están abiertas respecto a la, prácticamente segura, venta de Fiat Auto al coloso de Detroit General Motors. Para Fresco, los americanos están calculando la devaluación que ha sufrido su paquete accionarial en Fiat Auto (un 20%) adquirido en 2000. Por lo tanto la dificultad está en establecer un trato justo que no penalice a Fiat a la hora de ejercer (a partir de 2004) el derecho a la cesión del restante 80% de la empresa.
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