Lula cierra la campaña sin la certeza de una victoria por mayoría absoluta en Brasil
El último debate de la campaña muestra más afinidades que divergencias entre los candidatos
La campaña electoral brasileña concluyó en la noche del jueves con el esperado debate televisivo entre los cuatro principales candidatos a la presidencia del país, que, salvo las pullas de rigor, se comportaron con corrección exquisita. El último asalto antes de las elecciones del domingo no mostró grandes divergencias entre los planteamientos de Luiz Inácio Lula da Silva, José Serra, Anthony Garotinho y Ciro Gomes. Por lo visto y oído durante dos horas y media, los votantes indecisos difícilmente habrán despejado sus dudas de última hora.
Las encuestas y los analistas harán ahora su particular interpretación sobre quién ganó el debate televisado. Ese intercambio dialéctico aportó pocos elementos para resolver una de las claves del domingo: si la elección presidencial se decidirá en la primera o en la segunda vuelta.
Lula, candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y favorito en todas los sondeos de opinión, no tuvo su mejor noche, pero sí, tal vez, puso la nota de mayor brillantez en sus consideraciones finales. Las últimas encuestas le dan entre el 44% y el 45%, frente al 49% que llegó a tener en días pasados. Tras señalar que cada uno de los candidatos 'recogerá lo que plantó', acudió a una cita de san Francisco de Asís para resumir sus intenciones si es elegido presidente: 'Comienza haciendo lo que es necesario; después, lo que es posible y, de repente, estarás haciendo lo imposible'. 'Que Dios ilumine a cada votante', concluyó.
El ex ministro de Sanidad y candidato del oficialista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, se refirió a los puntos en común entre los cuatro aspirantes a suceder a Fernando Henrique Cardoso, al subrayar como 'significativo' el origen social, más bien modesto, de todos ellos. En todo caso, ninguno de los cuatro procede de formaciones políticas conservadoras. Quedó claro en el debate que lo que está en juego a estas alturas del partido es si habrá una segunda vuelta, y, en caso afirmativo, quién se enfrentará a Lula.
En este sentido, Serra recibió algunas dentelladas del incisivo Ciro Gomes, candidato del Partido Popular Socialista (PPS) y ex gobernador del Estado de Ceará, y de Anthony Garotinho, candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB) y ex gobernador del Estado de Río de Janeiro. Uno y otro se esforzaron en minar la solidez del segundo puesto que ocupa Serra en los sondeos.
La posición del candidato del PSDB es, sin duda, la más incómoda: representa, probablemente sin quererlo, la continuidad. Su discurso trató de esquivar en todo momento las críticas a la gestión del Gobierno de Cardoso, en el que participó, con el reiterado argumento de que hay que mirar hacia el futuro.
La enorme rigidez de las normas que establecieron los responsables de la cadena O Globo, organizadora del debate, restó frescura y frustró mayores controversias. La duración de las intervenciones de los candidatos era minuciosamente controlada por el conductor, que cortaba abruptamente cualquier exceso del tiempo atribuido a cada uno. Las réplicas y dúplicas, cuando las hubo, quedaron excesivamente encorsetadas.
En un asunto tan relevante en Brasil como la reforma agraria, el debate no permitió percibir diferencias significativas entre los cuatro candidatos. Serra aseguró que, si gana, continuará el proceso de reforma agraria; Garotinho prometió 'una reforma agraria pacífica, respetando el derecho de propiedad', y Lula recordó que entre los años 1995 y 2001 dos millones y medio de personas abandonaron el campo.
La experiencia de gobierno del PT, que unos esgrimen para validar la capacidad de Lula de llegar a la presidencia de la República y otros para lo contrario, salió a la palestra a propósito de la administración municipal de la ciudad de São Paulo, la mayor de Brasil, en manos del PT.
El favorito lo pasa mal
Serra cuestionó a Lula: ¿por qué los paulistanos pagan el billete de autobús más caro de todo Brasil? 'Marta Suplicy [la alcaldesa] sólo lleva un año en el cargo y la economía municipal estaba quebrada', replicó Lula. 'Lo importante es ver cómo pesa la experiencia. Una cosa es lo que se dice en campaña y otra lo que se hace', retrucó Serra, que aprovechó para recordar que, en su época de ministro de Sanidad, redujo el precio de los fármacos contra el sida gracias a la aprobación de la ley de los genéricos. Pero fue Garotinho el que hizo pasar el peor momento a Lula cuando le preguntó por un impuesto a los carburantes aprobado en enero, criticado por el candidato del PSB, que no obtuvo una respuesta satisfactoria. El candidato petista quedó por unos instantes en falso, lo que fue aprovechado de inmediato por Garotinho para seguir atacando: 'No me ha sabido responder', disparó.
La sequía endémica en el noreste brasileño que provocó una grave crisis energética, el narcotráfico, el crimen organizado, las desigualdades regionales, los gravísimos problemas de vivienda, la mortalidad infantil (300.000 niños murieron entre 1995 y 1999 por desnutrición y malos cuidados, dijo Lula), el Mercosur, las relaciones con la Unión Europea y la crisis argentina fueron algunos de los asuntos en los que se contrapuso la actuación del Gobierno saliente y lo que está por hacer.
En la recta final del debate, Ciro Gomes preguntó a Garotinho: '¿Cree que la elección ya está decidida?'. A lo que el ex gobernador de Río de Janeiro respondió: 'Confío en el pueblo. Nada está decidido'. Gomes aprovechó su turno para expresar su disgusto por 'la arrogancia de los que se sienten vencedores'. Lula había dicho poco antes que hace campaña para gobernar. Por su parte, Serra se dirigió al candidato del PT en el siguiente tono: 'Con todo el respeto para todos los candidatos, usted y yo pasaremos a la segunda vuelta'.
El domingo, 115 millones de electores tienen la palabra.
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