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Entrevista:JAVIER MARÍAS | Escritor

'En el hablar y el callar se descubre la esencia de las personas'

Javier Marías lleva 31 años dedicado a la literatura. Los dominios del lobo fue su primera novela, y a ésta la siguieron títulos como Todas las almas, Corazón tan blanco o Mañana en la batalla piensa en mí, traducidas a más de treinta lenguas y reconocidas con prestigiosos premios internacionales . Su último trabajo publicado fue Negra espalda del tiempo, una falsa novela en palabras del escritor. Ahora, después de dos años de intenso trabajo, acaba de concluir lo que será la primera parte de su nueva creación literaria, Tu rostro mañana. Es un primer libro de casi quinientas páginas que lleva por título Fiebre y lanza.

Pregunta. ¿Por qué una novela en dos entregas?

Respuesta. No hay que dar demasiada importancia a las dos entregas. Es algo que se ha hecho muchísimas veces. Me surgió el problema de tener que elegir entre dos descortesías posibles para el lector. Por un lado, los que se puedan interesar, se quedan con un continuará, y sé que se pueden irritar o sentirse frustrados. Por otro, hacer una novela de mil páginas me parece algo detestable. Cuando veo un libro de un contemporáneo de esas dimensiones, no me lo leo. No me gustan. Adoro El Quijote, que en los dos tomos pasa de las mil páginas. Me ocurre lo mismo con Guerra y paz o En busca del tiempo perdido... pero hoy en día no se puede escribir tan largo. He optado por la descortesía menor que es recurrir a las dos entregas. Esto tiene la ventaja de que al lector que no le guste, se ahorra la segunda parte.

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P. En el cine nos hemos acostumbrado a las segundas y terceras partes. El Padrino tiene tres entregas cinematográficas y se pueden ver seguidas o desordenadamente.

R. Pero en este libro no podrás leer el segundo volumen por sí mismo como ocurre con El Padrino II, que lo puedes disfrutar sin haber visto el primero.

P. Hablemos de la novela. ¿Quién es el protagonista, Jaime Deza?

R. Jaime, Jacobo o Jacques Deza, que de todas estas formas se llama el protagonista. Recupero con él al narrador de Todas las almas, sin que en absoluto sea una continuación. Ese personaje vuelve ahora a Inglaterra en un momento en el que se ha separado de su mujer. Busca viejos contactos. Logra algún empleo esporádico y en un momento se reencuentra con un antiguo conocido suyo, sir Peter Wheeler, un viejo profesor hispanista de más de ochenta años que había estado vinculado al mundo del espionaje británico.

P. Parece que ese mundo tiene una gran presencia en la novela.

R. Este profesor estuvo vinculado a un grupo nacido al amparo del MI-6, la organización creada después de la Segunda Guerra Mundial por el Servicio Secreto Británico en el exterior. No eran exactamente espías. Eran intérpretes de vidas o traductores de personas o anticipadores de historias. Es un soporte que me sirve para hablar de algo que ya he tratado en algunos libros: el hablar y el callar.

P. Del peligro de ambas cosas, supongo.

R. Del peligro de la palabra. Hubo después de la guerra una campaña institucional contra las conversaciones imprudentes pronunciadas ante posibles infiltrados nazis. La campaña fue: no hable. En la propia guerra de España, en la zona republicana hubo también una campaña similar: es uno de los temas del libro visto de una forma muy opuesta a la tendencia actual de invitar a todo el mundo a opinar, a exigir a los Gobiernos que digan cosas que lo mismo no debieran decir. Es tremendo, porque la palabra es el último recurso que le queda a la gente. Hay un momento en el que el viejo hispanista dice que 'el hablar es algo que comparte todo el mundo, sean ricos o pobres'. El contar es muchas veces el único recurso de los indigentes.

P. La palabra puede provocar conflictos.

R. Cierto. También en el libro se dice que el hablar puede ser más nefasto que el callar. Por ejemplo, en Estados Unidos tienen lo que se conoce como fórmula Miranda, esa que tantas veces hemos visto en las películas americanas, que consiste en que cuando te detienen te advierten de que todo lo que digas puede ser utilizado en tu contra. Si piensas en eso ves que se te dice: no hables ni siquiera para defenderte. Hay una frase en la novela, uno de esos ecos que yo introduzco en mis libros, que dice 'calla, calla y entonces sálvate'.

P. Supongo que se trata de controlar siempre lo que se dice.

R. Hay que tener en cuenta que no tenemos muchas cosas interesantes que contar. En un momento de la novela, el profesor afirma que raro es el día que uno se va a la cama y piensa que podría haberse ahorrado todo lo hablado. Lo malo es que en medio de todas esas conversaciones innecesarias se pueden soltar cosas que perjudiquen a otros. Se dicen cosas a la ligera que otros codician saber para los usos más dispares.

P. ¿El grupo de informantes en el que entra el narrador está especializado en sacar provecho de esas conversaciones aparentemente superficiales?

R. Son gentes que, sin tener ninguna clase de poder sobrenatural, son capaces de ver cosas que un simple observador no percibe. Dentro del MI-6 había un grupo con ese don de ver. En el fondo todos sabemos más de lo que reconocemos. Sabemos cuándo algo se tuerce, cuándo alguien deja de quererte, cuándo estamos irritando al interlocutor.

P. ¿En qué tiempo se sitúa la novela.

R. En tiempo actual. El grupo del que hablamos tiene su origen en la II Guerra Mundial, pero los protagonistas presencian la caída de las Torres Gemelas, el golpe contra Hugo Chávez. Es más, el libro está contado desde el futuro.

P. ¿Hay alguna base autobiográfica?

R. El narrador no soy yo, pero tiene cosas mías. Hay un préstamo que no he maquillado. El narrador cuenta una historia de su propio padre (Juan Deza) ocurrida durante la Guerra Civil. Es una historia que sufrió mi propio padre, Julián Marías, y que él mismo ha contado en sus memorias. Al terminar la guerra, mi padre, que estaba en la retaguardia en el bando republicano, fue denunciado a la policía franquista por su mejor amigo. Por eso es tan importante saber cuál va a ser tu rostro mañana, y ésa es la referencia al título.

P. ¿Es difícil de adivinar la traición?

R. Lo importante es tener capacidad de ver y saber actuar a tiempo.

P. ¿Sobre cuántos personajes recae la novela?

R. El narrador y el profesor son muy importantes, pero hay unos cuantos más que aparecen aquí y reaparecerán en la siguiente

P. ¿Hay alguna situación de conflicto bélico de fondo?

R. No. Desde la caída del muro de Berlín, muchos de estos espías empezaron a ofrecer sus servicios a particulares. Este hombre empieza a trabajar observando a través de entrevistas o vídeos. Hace informes que no sabe para qué son. Al principio no está seguro. Pero se va forzando a ver, a ser capaz de responder si una persona es capaz de matar o no.

P. Una afirmacion siempre peligrosa.

R. Sí porque hay que ver más allá de las circunstancias personales de cada uno. Hay que tener en cuenta que nadie es de una sola pieza. He oído decir a mi propio padre que de no haber habido una guerra, muchos no se habrían convertido en delatores y hubieran llevado una vida decorosa. Hay una frase que dice uno de los personajes que es importante: 'La gente lleva sus probabilidades en el interior de sus venas'.

P. ¿Cuál es la trama?

R. La estructura temporal es compleja porque cosas que pasaron después se cuentan antes. Una buena parte del libro transcurre en un solo fin de semana. Hay una fiesta en la casa del viejo profesor, en Oxford, y el narrador se queda a dormir. El profesor le descubre su capacidad de ver. Hay muchos elementos en el libro. Tiene importancia la equiparación de la retaguardia del Madrid asediado con el Londres bombardeado. Se reflexiona sobre el estado de paz y el estado de guerra, dos situaciones irreconciliables. Puede que no sea una novela muy de trama, porque mis libros no son muy de argumento.

P. Parece una novela muy de Marías.

R. Estilísticamente es un libro muy mío, aunque la estructura no se parece mucho a otros. Aquí, el narrador escucha más que cuenta, al contrario de lo que he hecho otras veces. Creo que sí, que puede ser un libro mariesco, si se puede decir así. Trato de los temas que me interesan como persona, sobre todo de la búsqueda de la esencia de las personas, de cómo se descubre en el hablar y en el callar.

Javier Marías, en su casa de Madrid.
Javier Marías, en su casa de Madrid.LUIS MAGÁN

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