La zafra cubana se convierte al capitalismo
Los bajos precios, el atraso tecnológico y la ineficiencia de las empresas estatales obligan al cierre de 70 fábricas azucareras
El Gobierno de Cuba se prepara meticulosamente para acometer la reconversión integral de la industria azucarera, que durante tres siglos ha sido la principal actividad económica, fuente de empleo y motor de las exportaciones de la isla. La reestructuración del sector, recibida por economistas y observadores extranjeros como una muestra de pragmatismo de las autoridades, supone el cierre de 70 de las 156 fábricas que producen azúcar en el país, la reducción en un 60% de los cultivos de caña y la 'reubicación' de 100.000 trabajadores. El proceso durará hasta el año 2004 e implica hacer funcionar esta industria con criterios de productividad y eficiencia similares a los de la economía de mercado. Para atenuar el impacto social, ya han comenzado a aplicarse las primeras medidas.
Cerca de un millón de personas, el 10% de la población de la isla, viven en los bateyes y comunidades rurales establecidas alrededor de los ingenios azucareros que cerrarán. El desmantelamiento de estas fábricas afectará directamente a una cuarta parte de los 400.000 cubanos que laboran en el sector, a quienes se pagará el salario íntegro mientras se reciclan o pasan a trabajar en otras actividades.
Esta medida de protección a los campesinos y obreros agroindustriales no es la única decretada por las autoridades para contrarrestar los efectos de la reconversión, que se había venido posponiendo por más de una década. En estos momentos, el Ministerio del Azúcar y el de Educación están creando las capacidades para que 60.000 trabajadores empiecen a estudiar en los próximos meses. La mayoría tiene el noveno grado y se pretende que cursen el bachillerato. Otros 15.000 profesionales con formación universitaria podrán superarse o estudiar una segunda carrera. A todos el Gobierno les pagará el salario promedio mensual devengado en el último año.
Las comunidades también serán protegidas por decisión estatal. El ministro del Azúcar, Ulises Rosales del Toro, declaró este mes que los poblados dependientes de los ingenios que cierren no desaparecerán ni serán trasladados, pues su Ministerio seguirá ocupándose de ellos.
'La transformación de la industria azucarera era una necesidad. Hasta ahora se había aplazado por su coste social, pero la situación era insostenible', dijo en una reciente entrevista con EL PAÍS Juan Triana, director del Centro de Estudios de la Economía Cubana, un organismo académico no oficial reconocido por la objetividad de sus informes.
El bajo precio del azúcar en los mercados internacionales, unido al atraso tecnológico de las centrales cubanas -la mayoría equipadas con maquinaria de los países socialistas- y a la propia ineficiencia de las empresas estatales, ha conducido a la isla a un callejón sin salida en el que producir grandes cantidades de azúcar provocaba gastos en vez de beneficios.
A partir de ahora se producirá anualmente una cantidad no mayor a cuatro millones de toneladas de azúcar. En la década de los ochenta las zafras eran de entre siete y ocho millones de toneladas. El objetivo es producir azúcar a costes bajos. Para ello, los 71 ingenios que seguirán moliendo azúcar y los 14 que se dedicarán ahora a procesar los derivados de la caña se regirán por las leyes del mercado.
Esto supone que la industria azucarera, como lo hacen ya desde hace años numerosas empresas del Ministerio de Industria Básica, comenzarán a funcionar como empresas capitalistas, a pesar de que se integren a un sistema de economía planificada y que se resguarde lo más posible a los trabajadores.
A juicio de Triana, la reconversión que se inicia 'es la medida más importante desde el punto de vista económico y productivo que se ha tomado en los últimos 40 años'. 'Significa una transformación productiva profunda que tendrá trascendencia en la estructura económica del país con repercusiones positivas a medio plazo', afirma Triana.
En 1894, el azúcar constituía el 71% de los valores exportados de la isla y el 85% de las ventas iba al mercado de Estados Unidos. Un siglo después, en 1985, el azúcar suponía las tres cuartas partes de las exportaciones y la mayor parte la compraba la Unión Soviética.
Ahora, Cuba se inclinará definitivamente por el turismo como principal industria del país. Los analistas consideran que la reconversión de la isla en un país de servicios, con empresas funcionando ajustadas a las normas del mercado, puede ser la semilla de un importante cambio.
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