Chávez arremete contra el Supremo y asegura que se 'tragará' el fallo
La sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela que eximió del delito de rebelión a cuatro jefes militares implicados en el golpe de Estado del 11 de abril fue calificada por el presidente Hugo Chávez de 'absurda, sin pies ni cabeza' y 'un pescado con espinas que nos tendremos que tragar'.
Difícilmente podrá ser recurrido el fallo. La fiscalía quiere hacerlo ante la Sala Constitucional del Supremo, pero el propio TSJ dictaminó, el 28 de junio de 2001: 'Contra las decisiones que dicte la Sala Plena no se oirán ni admitirán recursos'.
'Los Gobiernos del mundo y el pueblo reconocen que aquí hubo un golpe de Estado, salvo los 11 venezolanos que anteayer decidieron que no hubo golpe. Allá ellos', protestó Chávez en una concentración de simpatizantes. El fallo forma parte, agregó, de 'un plan macabro para tratar de quebrar la revolución'. Su ministro de Exteriores, Roy Chaderton, arrancará, mañana en Washington, una campaña en busca de 'comprensión y solidaridad'. Será recibido por la Organización de Estados Americanos (OEA) y funcionarios del Gobierno de Estados Unidos.
Magistrados politizados
Los 20 magistrados del TSJ, politizados a favor del Gobierno o de la oposición, según su comportamiento, nunca se mostraron dispuestos a ser corregidos por los cinco miembros de la Sala Constitucional. Para evitarlo dictaron la resolución del 28 de junio del año pasado. Contrariamente, el fiscal general, Isaías Rodríguez, faculta a la sala, citando la Constitución de 1999, para revisar las sentencias del pleno. El conflicto de competencias, uno más en la miríada de problemas existentes, está servido.
La mayoría oficialista en la Asamblea Nacional ha nombrado una comisión para investigar a los jueces del TSJ, 'el desempeño de cada uno de los magistrados, hombre a hombre, mujer a mujer, para ver si tienen los méritos para seguir siendo magistrados', advirtió Chávez. El Gobierno y su partido, el Movimiento Quinta República (MVR), los encontraron de sobra cuando el tribunal se constituyó, hace dos años, y le era proclive. No obstante, la fractura del MVR modificó la correlación de fuerzas y el TSJ se percibe ahora como escorado hacia la oposición.
Por su parte, la oposición persiste en nuevas estrategias para tumbar a Chávez. Una huelga cívico-castrense sería definitiva, según el diputado de Causa R Andrés Velásquez: 'Ésa es la vía, no hay otra; la posibilidad de establecer un llamado, prepararlo, y estamos trabajando para, en un momento determinando, convocar al paro cívico-militar nacional'.
Esa hipotética coalición impediría que 'unos bandoleros y unos zagaletones violentos puedan venir a agredir a la gente', agregó Velásquez en referencia a los simpatizantes de Chávez que protestaron, en violentas algaradas, la exoneración del Supremo. 'No estoy convocando a que los militares vengan a gobernar el país, ni cosas por el estilo', precisó, sino 'un apoyo institucional militar'.
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