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La fuerte caída del real pone en jaque a las empresas brasileñas

El Gobierno espera obtener un crédito del FMI para el 12 de agosto

El real brasileño continuó ayer su caída frente al dólar hasta cotizarse a 3,50. La depreciación y la crisis, que se agrava a diario, ya han puesto en jaque a las empresas privadas brasileñas. El endeudamiento de las compañías se ha disparado con la depreciación del real, y no logran ni renegociar los plazos de pago ni atraer inversiones. La misión brasileña llegó ayer al FMI con la esperanza de anunciar en 12 días un crédito de 20.000 millones de dólares.

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Hubo un momento, en la mañana de ayer, en que el real alcanzó frente al dólar exactamente la misma cotización del peso argentino: 3,61. Con escasez absoluta de moneda estadounidense, el banco central vendió en el mercado 100 millones de dólares (el doble de lo anunciado), con lo que logró que el tipo de cambio bajara a 3,45 reales. En las últimas cuatro semanas, el dólar se ha revalorizado un 30% frente al real. En los últimos nueve días, la apreciación de la divisa estadounidense ha sido permanente.

No hubo un momento de tranquilidad en la jornada de ayer. A última hora, el dólar volvió a revalorizarse a 3,50 reales. Nada indica, y tampoco nadie espera, que la situación se calme a corto plazo. La misión enviada por el Gobierno brasileño a la sede del Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington espera sentar las bases para anunciar, el próximo 12 de agosto, un préstamo de 20.000 millones por parte del organismo multilateral de crédito.

Ha habido presiones de líderes políticos para que el presidente Fernando Henrique Cardoso haga un pronunciamiento a la nación, pero el problema radica en qué decir. A estas alturas, las autoridades económicas, incluyendo el ministro de Hacienda, Pedro Malan, ya dijeron a quien quisiera oírles que la situación de pánico que afecta al mercado no tiene mucho que ver con la realidad de la economía. Pero el esfuerzo ha sido en vano.

Por más que se admitan elementos puramente especulativos en la crisis, y por más que las incertidumbres provocadas por la realización afecten al mercado, ya no hay dudas de que los problemas son serios y concretos. El mayor problema ahora es la deuda de las empresas, que han aumentado con la depreciación del real.

Existe un claro consenso entre analistas y consultores de que Brasil necesita entre 5.000 y 10.000 millones de dólares, sólo para financiar a las empresas privadas que tienen que hacer frente al pago de sus deudas en dólares desde ahora hasta diciembre, y recomponer las reservas que vienen quemándose desde mediados de mayo para apuntalar el real.

Más problemas a la vista

Agosto tiene todo los ingredientes para ser un mes negro en el mercado financiero brasileño. El banco central anunció que podrá disponer de 'unos 1.800 millones' para frenar el alza del dólar y sostener el mercado. Pero esa cantidad es insuficiente si se tiene en cuenta a los que demandan dólares para cubrirse de un cataclismo económico y a las empresas que necesitan dólares para cubrir sus deudas.

Las autoridades monetarias esperaban que un 65% del total de las deudas de las empresa fuesen renegociadas con los bancos y las instituciones de crédito internacional, pero solamente un 22% del total pudo ser refinanciada. Las reservas que el banco central puede utilizar para defender el real desde ahora hasta diciembre ascienden a 5.000 millones, mientras que las obligaciones de las empresas se elevan al doble de esa cantidad. Por ello, si Brasil no quiere que esas compañías se declaren en suspensión de pagos, el Gobierno deberá obtener dólares como sea.

A esto hay que añadir que la fuerte retracción del crédito internacional agudiza aún más el problema de las empresas, puesto que además de no contar con dólares de nuevos créditos, tampoco los obtienen de los inversores externos. Desde finales de junio, buena parte de las grandes empresas dejaron de emitir deuda en el mercado internacional o no pudieron cancelar sus emisiones de bonos.

Petrobras, la gigante de petróleo, pretendía captar 500 millones de dólares del mercado internacional, pero bajó sus expectativas a 200 millones. El Grupo Votorantim, mayor consorcio privado de Brasil, bajó sus emisiones de deuda de 700 millones a 400 millones de dólares. Las multinacionales instaladas en el país también optaron por dejar de emitir deuda para atraer dinero fresco.

Las empresas españolas en Brasil ratificaron ayer su confianza en el país y aseguraron que la crisis interna apenas les afecta, a pesar de la caída que han sufrido sus acciones en las bolsas de valores por miedo a un efecto samba. El temor a que la crisis brasileña se extienda por el resto de América Latina ha llegado hasta la Bolsa de Madrid, donde las acciones de grandes compañías españolas han sufrido grandes pérdidas. Pero empresas e instituciones creen que no habrá cambios en sus estrategias.

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