El Papa pide paz, reconciliación, solidaridad y justicia para el pueblo de Guatemala
Media docena de altos cargos guatemaltecos acusados de corrupción han huido del país
La grave situación de Guatemala, que no acierta a consolidar la paz tras una guerra civil que ha durado 35 años y ha costado 120.000 muertos, iba a ser apenas aludida ayer por el Papa a su llegada al aeropuerto de la capital, prevista para las 23.00, hora peninsular española, en la segunda escala de su viaje a América. El Pontífice, que iba a ser recibido por el presidente de Guatemala, Alfonso Portillo, y por los de las restantes repúblicas centroamericanas, República Dominicana y Belice, pensaba referirse al guatemalteco como un pueblo 'ansioso de paz'.
Iba a ser una mención a la situación guatemalteca que los representantes de las organizaciones de derechos humanos esperan sea más explícita mañana, cuando el Papa canonice al misionero español Pedro de San José de Betancurt, nacido en Tenerife en el siglo XVII y emigrado a estas tierras con un propósito evangelizador. Después de Canadá, donde el balance de la visita de Juan Pablo II ha sido positivo, aunque no especialmente triunfal en términos de reunión de masas, el Papa se enfrenta ahora en Guatemala -donde apenas permanecerá un día- y en México -adonde llegará esta noche- con situaciones sociales, políticas y económicas diametralmente opuestas.
Los católicos canadienses se han contentado apenas con las disculpas que les ha ofrecido Karol Wojtyla en nombre de los curas pederastas, aunque no ha dicho una palabra de la responsabilidad de la jerarquía eclesiástica en un escándalo que durante años se mantuvo escondido.
Los problemas de Guatemala son incomparablemente mayores, y la situación no ha hecho más que agravarse en los últimos meses. Las denuncias de los defensores de los derechos humanos que piden 'luz y taquígrafos' sobre las responsabilidades gubernamentales en la dura represión contra la guerrilla izquierdista, de principios de los ochenta, han desatado una campaña de amenazas anónimas contra los principales activistas y contra médicos y científicos que trabajan en las tareas de exhumación e identificación de los cadáveres recuperados en cientos de fosas comunes descubiertas en los últimos tiempos. Un total de doce personas han optado por salir del país.
Acuerdos incumplidos
Los acuerdos de paz firmados entre el Gobierno y la guerrilla no se están cumpliendo, y ante la escalada de la corrupción pública, los organismos financieros internacionales que habían acordado una ayuda a Guatemala conocida como Plan Stand By han decidido extremar las medidas de control sobre los dólares que llegan al país. La corrupción es tal que en un plazo relativamente breve se ha producido la fuga de media docena de altos responsables del Gobierno del presidente Alfonso Portillo Cabrera implicados en asuntos turbios. Tres ministros, y tres viceministros, acusados de malversación de fondos, han huido a Panamá o a Estados Unidos, y el temor a una fuga en masa de sospechosos en asuntos financieros más que turbios ha decidido a los Estados Unidos a retirar las visas de entrada en el país a una docena de altos funcionarios civiles y militares.
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